(Antes de abrir una puerta, el umbral debe elegir a quién deja pasar.)
Kael despertó bruscamente, como si hubiera salido de un mar frío. La respiración le ardía, sus costillas se contraían con espasmos violentos, y el fragmento dentro de su pecho brillaba como un corazón vivo a punto de estallar. Lyra estaba sobre él, sosteniéndolo con una fuerza que ni ella sabía que tenía.
—Kael —susurró—, mírame. Estás aquí. Estás conmigo.
Kael abrió los ojos.
Y la vio.
Pero no solo con sus ojos.
La vio con sus recuerdos.
Con sus emociones.
Con su miedo.
Y con algo más, algo que no era suyo.
Lyra apartó la mirada, como si la intensidad la hubiera quemado.
—La conexión sigue —dijo, tragando saliva—. No terminó cuando despertamos. Ahora está… viva.
Kael quiso responder, pero una punzada lo atravesó como un rayo. Se dobló hacia adelante, apretando el pecho. Lyra lo sujetó para que no se golpeara contra el suelo.
—Kael, ¿qué está pasando?
Él respiró entrecortado.
—No… soy yo.
Es el fragmento.
Está intentando estabilizar el vínculo. Quiere que… estemos sincronizados.
Lyra lo miró con horror.
—¿Para qué?
Kael la miró con una verdad insoportable:
—Para abrir algo.
El aire se congeló.
Lyra tensó la mandíbula.
—No vamos a abrir nada. No vamos a dejar que esa cosa nos use. Ni a ti, ni a mí.
Kael quería creerlo.
Pero el latido dentro de su pecho vibraba con un ritmo nuevo, más fuerte, más exigente.
Y entonces la tierra debajo de ellos tembló.
No como un temblor natural.
No como un latido del Corazón.
Este temblor tenía intención.
Curiosidad.
Hambre.
Lyra levantó la lanza.
Kael se puso de pie tambaleándose.
La grieta frente a ellos se abrió lentamente, como un párpado que llevaba milenios dormido y por fin despertaba.
Del interior surgió un vapor oscuro, denso, pesado, que no se comportaba como gas ni como sombra. Se movía con inteligencia. Observaba.
El Primer Latido.
Lyra retrocedió un paso, pero la niebla la siguió como si fuera atraída por su respiración.
—Kael… no me está mirando a mí —susurró ella—.
Está… mirándonos a ambos.
Kael sintió la misma presión mental que dentro de la mente compartida.
La voz.
La presencia.
La voluntad.
“Uno es llave.
Una es puerta.
Juntos… abren.”
Lyra apretó la lanza.
—No.
No vamos a abrir nada.
La sombra avanzó.
Una forma sin forma surgió del vapor:
una masa de fracturas oscuras, cambiantes, con líneas que parecían cicatrices en el espacio mismo.
No era cuerpo.
No era criatura.
Era concepto intentando ser físico.
Y fallando.
Y volviendo a intentar.
Kael sintió cómo su mente era empujada hacia adelante, como si el fragmento quisiera lanzarlo hacia la entidad. Lyra lo agarró del brazo y lo jaló hacia atrás.
—Kael, no lo escuches. ¡Resiste!
Él tembló.
—Lyra… no puedo…
Está… usando lo que siento por ti.
La sombra vibró.
“Sentimiento…
Conexión…
Entrada.”
Lyra sintió el corazón apretarse.
No por miedo.
Por furia.
—¡No vas a usar lo que sentimos para despertar!
La entidad retrocedió ligeramente.
No por debilidad.
Por sorpresa.
Como si no esperara resistencia emocional.
Kael respiró hondo.
Por primera vez, lucía decidido.
—Lyra tiene razón.
No somos herramientas.
Y no eres un dios.
El Primer Latido se estremeció violentamente.
Un sonido sin sonido llenó el aire, como un grito que no podía existir en ningún idioma humano.
La niebla retrocedió…
pero no huyó.
Solo observó.
Analizando.
Aprendiendo.
Esperando.
“Aún no están listos.
Pero estarán.”
Y la grieta se cerró.
El temblor paró.
El aire se calmó.
El mundo volvió a ser mundo.
Kael cayó de rodillas, agotado.
Lyra se arrodilló con él y le sostuvo la espalda.
—¿Estás… conmigo? —preguntó ella, con un miedo sincero.
Kael apoyó la frente contra su hombro.
—Siempre lo estoy.
Aunque algo dentro de mí… quiera otra cosa.
Lyra cerró los ojos.
—No lo dejaremos ganar.
Kael levantó la vista.
Sus ojos seguían brillando.
Pero esta vez, el brillo no era dominación.
Era lucha.
—No —dijo él—.
No lo dejaremos.
Y mientras recuperaban el aliento, ambos sintieron lo mismo:
El Primer Latido no había atacado.
No había forzado nada.
Solo había probado.
Como un depredador que encuentra a sus presas más interesantes de lo esperado.