Coreus siguió con su proyecto de convertirse en un Cyborg algún día, y estuvo completamente enfocado en eso durante dos años, ya que no tenía prisa alguna. Pero todo cambió una noche, y no solo cambió para la historia de los dos amigos, sino para la historia de la existencia misma.
Era la gran final de la copa, se enfrentaban los Dragones contra los Rayos. Esto decidía quién iría al mundial Sub-17, era un partido sumamente importante. Ambos equipos eran de diferentes ligas, y cuando pasaron a saludarse, se oyeron dos manos chocando de manera prolongada mientras se miraban a los ojos. Coreus y Max se dieron cuenta de que iban a jugar entre ellos.
Max también soñaba con ser futbolista profesional, incluso más que ser policía, pero a sus familiares no les agradaba para nada esa idea. Por lo tanto, él ocultaba su verdadera pasión. Iba a sus partidos diciendo que tomaba lecciones con los policías sobre cómo ser uno. Claro, sus padres, siendo bastante ingenuos, creían las mentiras que su hijo les contaba, y Max finalmente iba a poder cumplir su sueño. Estaba a nada, solo tenía que ganar esta final.
El árbitro pitó el inicio de los primeros 45 minutos y Coreus comenzó con una jugada letal, la cual Max no tuvo otra opción más que frenar con una falta, lo que resultó en un tiro libre. Lo tomaron como amigos, pero en el campo, las cosas iban a ser diferentes. Coreus nunca fallaba y anotó el primer gol, colocando el balón en el ángulo. Max, frustrado, ya no quería jugar de amigos; intentó hacerle el partido imposible. Pero Coreus tenía un talento inigualable, anotó el segundo, llevándose a uno, a otro, al siguiente, y al que le sigue. Le hizo caño a Max y anotó otro.
Terminaron la primera mitad con un 2 a 0, pero Max no perdió la esperanza de remontar el marcador.
Hizo todo lo posible para sacar a su equipo adelante, pero Coreus anotó cinco goles más, llevando el marcador a un humillante 7 a 0. Max lo iba a recordar para siempre: su oportunidad, su sueño, arruinado por su mejor amigo.
Coreus regresó a casa cansado y con sueño, pero tenía que seguir trabajando en su Cyborg. Mientras soldaba las piezas, su vista comenzó a nublarse y escuchó un sonido desgarrador en sus oídos. Escuchó un "to", tal cual, como un eco. No entendía nada, hasta que escuchó otro sonido detrás de él. Al voltear, vio un cristal azul muy brillante sobre su escritorio, un simple cristal que cambiaría todo.
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Editado: 01.04.2025