Esteban tenía la cabeza llena de dudas, aún se preguntaba como aquel que una vez llamó amigo lo miraba a los ojos sin pena y remordimiento de sus errores… era imposible para el creer todo lo que había descubierto de Camilo, era muy difícil entender. Respiró profundo y levantó la mirada mientras caminaba rumbo al colegio, de repente se encontró una vez más frente a frente con aquellos dos desconocidos para el de los que solo sabía su nombre… Gustavo y Richard. Esteban se extrañó y pensó que ya no era ninguna casualidad encontrar casi todos los días ese tipo de personas rondando el barrio, trato de disimular su extrañez y siguió caminando.
—Buen día Esteban… que coincidencia volver a encontrarlo. —Dijo Gustavo con un tono amigable.
Esteban se detuvo y por unos segundos analizo la doble jugada de ellos, una notable curiosidad por saber quiénes eran realmente y conocer sus verdaderas intenciones se había convertido en su plan. El disimulo y contesto también en tono amigable.
—Buenos días, supongo que se ha vuelto una coincidencia.
—Si, nos veremos con mucha frecuencia, vivimos cerca de aquí y nos gusta mucho estos alrededores.
—Claro, comprendo.
En ese momento Daniel que caminaba por una de las calles cercanas se percató de la conversación entre Esteban y Gustavo… justo ahí Daniel concluyó que ya era demasiado tarde, ambos estaban cerca de Esteban y nada bueno traería para el, rápidamente camino hasta donde se encontraban e interrumpió la conversación.
—Esteban… te estaba buscando.
—Valla, pero a quien tenemos aquí. Bienvenido primo Daniel un gusto verlo nuevamente. —Dijo Gustavo alegremente tratando de disimular su asombro.
Claramente existía un vínculo entre Daniel y aquellos dos que cada día más se iban acercando a Esteban, más que un vínculo familiar había algo más que a ninguno les convenía decir, pero Esteban ya estaba dentro de su juego y estaba decidido a descubrir la verdad.
—¿Primos.?.
—Así es Esteban, te presento a mi primo Daniel… también se mudó hace poco a este barrio.
—¿Ustedes se conocen.? —Pregunto Daniel.
—Así es, su primo también fue un buen amigo de Camilo. Supongo que el también sabe en la mierda que andaba metido. —Respondió Esteban.
La tensión se hizo mayor… que era lo que realmente sabía Esteban a cerca de Camilo y si tenía conocimiento del negocio era el gran interrogante que le rondaba la cabeza a Gustavo, nuevamente tratando de disimular su duda pregunto.
—¿A que se refiere, a que se dedicaba Camilo?.
—Esteban no es el momento. —Dijo Daniel tratando de ocultar su impaciencia.
Richard miró fijamente a Daniel con una mirada temeraria y sin que Esteban se diera cuenta le mostró el arma que llevaba en la pretina de su pantalón mientras con un gesto le recalco que hiciera silencio… ante la advertencia, Daniel se puso nervioso mientras Gustavo insistía a Esteban que le contara la verdad sobre Camilo. Su misión era aquella, averiguar que era lo que realmente Esteban sabía y si eso amenazaba con su negocio ilegal.
—No me deje con la duda, yo también era su amigo y me gustaría saber en que estaba metido.
Esteban giró la mirada hacia Daniel y lo notó claramente extraño, sin duda alguna le pregunto.
—¿Le sucede algo Daniel?. Esta pálido.
—El siempre es así. —Contesto Gustavo entre risas.
—Entiendo, bueno señores creo que tenemos una conversación pendiente pero por ahora debo irme, tengo un examen en el colegio y ya no tengo más tiempo. ¿Daniel que me iba a decir?.
—No es nada importante Esteban, hablamos después. —Contesto Daniel un poco más tranquilo.
—Bueno. Hasta luego. —Dijo Esteban y se marchó del lugar.
Gustavo y Richard observaron a Esteban mientras se alejaba consideradamente, segundos después tomaron a Daniel por la fuerza y mientras lo amenazaban con un arma se lo llevaron sin explicación alguna.
…
En un lugar desolado apartado de la ciudad, Gustavo en compañía de su amigo Richard llevaron a Daniel para el interrogatorio que le esperaba. En una bodega extensa que parecía no tener fin se encontraba la oficina de la cabeza mayor de la organización, Daniel caminaba al paso que los dos empleados lo llevaban ajustado sin que pudiera escapar. Cuando se encontraron frente aquella oficina Daniel dio un paso adelante, mientras el rostro del jefe se encontraba aún en la oscuridad.
—Mi apreciado Daniel. Me han contado que has estado conspirando y haciendo algunas cosas que no están bien. —Comento aquel misterioso hombre, mientras encendía un cigarrillo.
—No se que te han dicho este par de idiotas, estoy cumpliendo con mi trabajo de mantener los barrios vigilados. —Respondió Daniel en su defensa.
—Bien dicho, vigilar los barrios.. no ser amigo del amigo del hijueputa que estuvo apunto de jodernos el negocio. —Respondió Guillermo, el jefe de la organización que por primera vez había mostrado su rostro a dos de sus empleados.
—Esteban no tiene que ver nada en todo esto… así que.
—¡Cállate carajo!. —Lo interrumpió Guillermo perdiendo la cordura, haciéndose frente a Daniel le transmitió miedo que este no lo pudo ni mirar a los ojos. Segundos después, luego de recomponerse de la ira, levantando la mirada de su hijo le dijo.
—No te aproveches que eres mi hijo, Daniel. No puedo tener preferencia en este negocio.
—Yo estoy completamente seguro que Esteban no sabe nada de lo que hacía Camilo.
—Ni mencione ese cabron traicionero de mierda, se le olvido todo lo que hizo. Casi nos tumba el negocio, nos robó y más encima nos echó la policía… le parece poco. Ese tal Esteban puede ser peor algo le tuvo que aprender a Camilo, cualquier cosa puede tener entre manos para jodernos como lo hizo Camilo. Que te quede claro, usted se encarga de los barrios, Gustavo y Richard se encargan de el.
—¿Qué piensas hacer con el. Lo vas a mandar a matar como hizo con Camilo?. —Pregunto Daniel con notable duda.
—Eso depende. —Contesto Guillermo sarcásticamente.
—Por favor, papá. No le hagas daño, está guerra que el tiene no es con usted es con el que disparó el gatillo contra Camilo. Eso es lo único que el está buscando nada más.
—Es la mierda hijo, el que mató a Camilo es uno de mis empleados.
—Dígame solo un nombre, si el asesino de Camilo esta en la cárcel, Esteban va a estar tranquilo y no va a meter las narices en nada de esto. —Propuso Daniel, buscando una solución al problema.
—No sea ingenuo Daniel. —Contesto Guillermo.
—Si cae uno de esta organización nos toca eliminarlo… ahora entiendes por que no puedo correr riesgo. Los dos que se encargaron de Camilo son los mejores para ese tipo de trabajo así que es imposible. Aquí si tenemos que eliminar a alguien es a ese tal Esteban, así acabamos con todo lo que halla conocido a Camilo.
—¡Carajo..! El no es igual a nosotros papá. Entienda.
—¿Quién lo asegura, usted..? —Pregunto Guillermo con frialdad.
Daniel se encontraba entre la espada y la pared. Desconocía a aquel hombre, eran tan diferentes que a veces dudaba que en realidad fuera su padre. Era momento de hacer algo para que más inocentes no derramaran sangre por culpa de Guillermo su padre, su corazón estaba negro de ambición y maldad… pero solo tenía esa oportunidad de evitar que atentaran contra Esteban.
—Si papá, yo lo puedo asegurar.
—¿Qué propones entonces?. Te escucho, sabes que algún día también vas a hacer el heredero de todo este negocio así que debes tomar decisiones. —Dijo Guillermo, tomando nuevamente asiento mientras servía dos copas de whisky.
—Yo te propongo que hagas con el lo que quieras, pero no acabes con su vida. Por favor. —Dijo Daniel.
—¿Lo que quiera..?. —Pregunto Guillermo mostrándose creativo a la propuesta y continuo diciendo.
—Sabes bien que si ese pelado se pone rebelde, nos toca encerrarlo, torturarlo, incluso extraer algunas partes. Eso es peor que la muerte, lo sabes hijo.
—Si señor. —Contesto Daniel.
—Entonces tenemos un trato. Bien hijo, tomaste una buena decisión de una u otra manera nos beneficia. —Comento el jefe completamente contento y abrazo a su hijo Daniel.
—Ya te puedes ir. Vete con tus amigos.
Daniel dio media vuelta y se marchó del lugar, sentía que el aire no podía llegar completamente a su pecho, se estaba ahogando en aquella bodega, oscura con pasillos que parecían no tener fin. Dos minutos después salió de aquel lugar y pudo contemplar la luz del sol una vez más, se dejó caer de rodillas mientras respiraba precipitadamente… a pesar de haber tomado una decisión no había sido a favor de Esteban, de igual manera irían contra el, el único consuelo que tenía era que su padre no atentaría contra su vida, pero aún se sentía como una mierda, al final la vida que le había tocado era una completa basura.
…
Luego de haberse tranquilizado, Daniel pensó mejor la situación que enfrentaba. Ser el hijo del mafioso más peligro que se escondía en la oscuridad era uno de sus peores secretos. Nuevamente retomo su camino y sin pensarlo dos veces fue en busca de Esteban para tratar de advertirle lo sucedido, a las afueras del colegio mientras esperaba la impaciencia lo iba invadiendo poco a poco, luego de unos cuantos minutos después todos los alumnos del respetado y emblemático colegio salían de clase, entre la multitud de alumnos Daniel logró encontrar a Esteban, se acercó a él e iniciaron una conversación.
—Esteban, tenemos que hablar, es algo importante.
—Eso mismo dijiste hace unas horas.
—Yo sé, pero la circunstancias en las que estábamos no podía hablar.
—Cuales circunstancia, acaso lo dice por su primo, al fin y al cabo son familia no se deben ocultar nada. —Respondió Esteban deteniéndose por un momento y mirando fijamente a los ojos a Daniel, después de unos segundos prosiguió diciendo.
—Sabe algo, yo no confió en usted. No se por que, pero pienso que usted es peor que Camilo.
—En esos dos hijueputas son en los que no debe confiar, yo solo estoy tratando que usted no esté metido en esta mierda que a camilo y a mi nos tocó. Esteban…
—Hable, dígame algo haber si puedo creer sus intenciones. —Dijo Esteban con antipatía.
Daniel, no le quedaba más remedio que confesar la verdad.
—Yo soy hijo de alias sin rostro, es uno de los tres mafiosos que tienen la ciudad y el país vuelto mierda. Nadie los ve, solo dan órdenes y tienen enferma toda la sociedad.
—¿Su papá es un mafioso?.
—Ahora entiende por que estoy tratando de que se aleje de todo esto.
—Entonces su papá era el jefe de Camilo. —Analizo Esteban dicha posibilidad.
La idea de que aquel misterioso hombre acabó con la vida de Camilo invadió nuevamente la mente de Esteban, segundos después recalcó en dos ocasiones la frase que le confirmo a Daniel haber cometido el peor error de su vida.
—Entonces su papá es un asesino, el mató a Camilo.
—El no lo hizo Esteban. —Contesto Daniel de inmediato.
—Pero dio la puta orden, eso lo convierte en un asesino. Ahora mismo voy a ir con la policía y voy a hacer que ese desgraciado pague, no solo por la muerte de mi amigo si no por la de su familia también.
Esteban dio media vuelta y al dar dos pasos Daniel lo tomó por el hombro y cuando lo vio nuevamente a los ojos le dio un fuerte golpe en la cara que lo hizo perder el equilibrio y caer al piso, inmediatamente Daniel tomó a Esteban de su camisa y lo sacudió fuertemente mientras lo gritaba.
—¡Carajo! usted no entiende. Mi papá le puso una trampa y no va a descansar hasta acabar con usted. Entienda Esteban.
Daniel trató de controlar sus impulsos y regular su respiración, lentamente se levantó y empezó a llorar con tanta tristeza que Esteban se sorprendió al ver el desespero e impotencia que lo invadía, Esteban se levantó y se acercó a él.
—Tranquilo, no se preocupe. —Dijo Esteban mostrándose un poco apenado.
—Como carajos quiere que esté tranquilo, usted cree que para mi es fácil ser el hijo de un asesino. Lo único que quiero es que nadie más sea víctima de esta mierda. Esto nos supera a nosotros Esteban, nadie puede contra el ni el mismísimo estado sabe quien es, si hacemos algo nos va a desaparecer y ni cuenta nos vamos a dar. Ahora si entiende las cosas. —Aclaro Daniel con la voz afligida.
—Vamos hombre. Hablemos en otro lugar.
Esteban y Daniel se marcharon de donde se encontraban, era difícil entender la magnitud de poder que tenía una persona para transmitir temor, silencio y daño a muchas personas. Esteban nunca se imaginó la profundidad de las cosas, de aquella oscuridad que se acercaba lentamente sigilosamente asecharía con todo a su paso.