Corona De Lagrimas.

Capítulo 13.

Carolina al salir de la empresa respiró con tanta satisfacción que jamás había sentido en su vida, ya estaba dentro de la empresa, su primer propósito estaba cumplido. El segundo estaría por construirse poco a poco y cuando menos lo esperara estaría dentro de la vida de toda la familia de Ricardo, para ella ser la amante no era algo con lo que se debía conformar, Carolina deseaba más y más, no descansaría hasta encontrarlo todo… mientras pensaba en su siguiente paso, la voz de Ricardo notoriamente a la distancia vació las ideas que una a una habían estado llegando a su cabeza, el tono de voz completamente enfurecido la intimidaba un poco, pero no mostraría ante el ningún tipo de debilidad.  
—Que bueno que te encuentro, veo que lo lograste… al fin estás en mi empresa.  
—Es lo mínimo que me merezco después de tantos años de ser tu amante. —Contesto ella con antipatía.  
—Dime que quieres, por favor. Yo hago lo que sea por que vuelvas a la ciudad… iré a verte como siempre lo e echo, no es correcto que estés aquí. —Comento Ricardo manteniendo forzadamente la calma.  
—Solo quiero una cosa. —Admitió ella.  
—Lo que sea. —Respondió el.  
—Quiero que tomes una decisión de una maldita vez, tu esposa o yo… tu decides.  
Dicho esto, Carolina se dio media vuelta y se marchó. Ricardo apretó sus manos con fuerzas y arrugó el documento de las acciones que minutos antes ella había firmado, segundos después lo hizo pedazos y rechino los dientes de ira y desespero, estaba perdido en un túnel sin salida, había jugado con fuego y en cualquier momento se quemaría por completo. Era inevitable el destino que le tocaba.  
…  
Mariana había emprendido el camino hacia la dirección que Daniel le había indicado, para ella era de gran emoción una vez más después de un poco más de dos años volver a acercarse a su profesión como abogada, aunque solo estuviera como tutora de una estudiante de derecho la llenaba la vida de alegría. Al llegar divisó la dirección que estaba al lado derecho de la pared de una hermosa casa de tonos claros, la comparo con las indicaciones del papel que llevaba en sus manos, luego de confirmar que había llegado al lugar, se acercó y tocó el timbre en dos ocasiones.  
En ese instante Manuel abrió la puerta mientras con su mano derecha se retiraba el delantal de cocina con el que estaba cocinando, al levantar la mirada sus ojos se quedaron fijos al ver a Mariana, ella claramente también se sorprendió y de inmediato ambos se reconocieron.  
—¿Señorita Mariana?.  
—¿Doctor Manual?.  
—Así es, que grata sorpresa. —Contesto el, con una gran sonrisa de felicidad.  
Mariana sonrió.  
—¿Cómo esta su hijo?.  
—Bien doctor. 
—Por favor no estoy en el consultorio, me puede decir solo Manual.  
—Eh, bien si, mi pequeño niño ya tiene dos años.  
Para Mariana era extraño encontrarse con el doctor que la había atendido el día que dio a luz a su hijo, era demasiada casualidad encontrarlo y estar hablando como dos viejos amigos.  
—Que bien, de verdad que me alegro mucho. —Respondió Manuel.  
Después de unos segundos de completo silencio ella tratando de disimular lo extraña que se sentía bromeó un poco.  
—Creo que me equivoqué de dirección… que tonta.  
—¿Enserio?. Ven te ayudo.  
Manuel se acercó a Mariana y ella lo contemplo por unos segundos cerca a ella. Su olor era muy peculiar, era un aroma de vainilla y frutos rojos, por sus manos más blancas de lo normal suponía que preparaba algo en la cocina y al recordar el delantal que llevaba en su hombro afirmó que se encontraba cocinando antes que ella tocara a su puerta. Mientras el observaba el papel de la dirección, Mariana lo miró descuidadamente y detalló su rostro. Después de lo acontecido con el padre de su hijo ella no había estado y sentido la presencia tan cerca de otro hombre diferente, en parte sentía un poco de nerviosismo al estar ahí, todo el daño y sufrimiento que le había tocado vivir al lado de Lucas la hacía sentir así, pero trataba de disimular. Trago saliva y Manuel comento.  
—No hay ninguna equivocación… estoy seguro que esta es la dirección que estaba buscando.  
—¿Esta seguro?.  
—Así es.  
—Yo estoy aquí, por que venía por unas clases para una chica estudiante de derecho que las necesitaba. Pero veo que solo está usted.  
—¡Ah!. Entonces es aquí. —Exclamo Manuel.  
—Son para mí hermana. Ella se llama Marcela… pasa, ella está en la sala.  
—Esta bien, permiso. —Dijo Mariana un poco confundida e ingresó a la casa.  
…  
Luego de varios minutos después, en los que Mariana y Marcela se conocieron y entablaron una conversación agradable a cerca de la casualidad en la que se encontraron Mariana y su hermano.  
—Imagino que fue una gran sorpresa para ambos encontrarse después de tanto tiempo. —Comento Marcela con asombro.  
—La verdad si. —Contesto Mariana un poco apenada.  
—Para mi no tanto, casi nunca olvido la cara de mis pacientes. —Respondió Manuel tratando de disimular la sorpresa que se llevó al ver nuevamente a Mariana. Una de sus cualidades secretas era su buena memoria, sin embargo olvidar a una muchacha tan hermosa como Mariana era imposible.  
—¿Cómo es que conoces a Daniel?. —Pregunto Marcela con notable curiosidad. 
—Es amigo de mi hermano Esteban, gracias a el estoy aquí. —Respondió Mariana con plenitud.  
—Que gran casualidad. Entonces eres abogada. —Pregunto Marcela nuevamente con toda la atención puesta a su tutora, algo que la caracterizaba era ser muy sociable con las personas.   
—Hermanita, no crees que estás preguntando mucho… es hora de estudiar. —Intervino diciendo Manuel.  
—No se preocupe. —Repuso Mariana y contestó.  
—Si soy abogada, pero hace dos años que no ejerzo la profesión… me dedico a cuidar de mi hijo. Creo que tengo una fotografía de el en este momento.  
Mariana reviso sus libros y de uno de ellos sacó la fotografía y la mostró a Marcela. Ella llena de ternura comento.  
—Dios, pero que niño más hermoso.  
Manuel se acercó a ver la fotografía y sonrió, Mariana sintió aquel momento tan especial al ver a ambos hermanos con los ojos rebozados de ternura hacia su hijo.  
—Es todo un galán. —Añadió Manuel y seguidamente comentó.  
—Bueno, las dejo estudiar muchachas. En un rato paso nuevamente con una pequeña sorpresa para las dos.  
Marcela y Mariana se miraron a los ojos y luego de una pequeña risita, empezaron a estudiar. La tarde transcurría con tranquilidad, al paso de las horas Manuel le llevó a su hermana e invitada, dos hotcakes a cada una con una taza de café, Mariana comprobó el aroma que percibió de el al entrar y también de su talento en la cocina. Los tres disfrutaron de la comida y del atardecer en el balcón luego de terminar la tarea.  
…  
Daniel camino rápidamente por el pasillo que lo dirigía al lugar secreto en donde se escondía su padre, antes de abrir la puerta del lugar, sin mencionar palabra alguna Gustavo su primo se hizo frente a el interrumpiendo su paso, a Daniel se le reboso la paciencia y lo tomó por el cuello de la camisa y lo empujó contra la puerta, el fuerte estruendo de inmediato puso en alerta a los empleados de su padre que no se esperaron segundo alguno para empuñar sus armas y apuntar hacia Daniel.  
Guillermo reaccionó de inmediato y al ver a su hijo completamente enfurecido ordenó bajar las armas y lo dejaran solamente con el.  
—No sabía que tenía un hijo tan impulsivo. —Comento Guillermo mientras encendía un cigarrillo.  
—Que mierda crees que estás haciendo. —Se dirigió Daniel a su padre tratando de controlar su ira.  
—¿Y ahora con que disparate vas a salir hijo?.  
—No sea sínico papá. Por que carajos enviaste dos de tus lava perros a que me golpearan.  
—No me digas que te dolió… últimamente te has puesto muy sensible hijo.  
Ante la respuesta, Daniel no pudo contenerse, empuñó su mano y le dio un golpe en la cara a su padre, este retomando nuevamente su postura y sin previo aviso le devolvió el golpe a Daniel en la cara que lo hizo perder el equilibrio, seguidamente lo tomó del cuello y lo empujó contra la pared y mientras lo sostenía con fuerza le dijo con tanto odio.  
—No me provoque más, maldita sea. Esto que te pasó es para que te acuerdes quien soy y que no lo voy a pensar dos veces que eres mi hijo y te voy a sacar del camino como lo hice con tu puta madre.  
El monstruo de su infancia estaba de vuelta, mirándolo fijamente con la intención de desaparecerlo como lo hizo con su madre, que lamentablemente hace más de 15 años había desaparecido en circunstancias desconocidas.  
—Que le hiciste a mi mamá, maldita basura.  
—Seguro no lo vas a querer saber.  
Guillermo tomó a Daniel por la camisa, lo tiró a suelo y con un tono de voz amenazante le dijo.  
—La próxima vez que vengas aquí espero hallas recapacitado tus acciones. No voy a tolerar ninguna cosa que venga en mi contra... entendiste.  
Daniel se levantó del suelo dando tumbos mientras caminaba, completamente adolorido por los golpes salió del lugar con la tristeza y la impotencia que le invadían el corazón. Era débil, estaba solo y sin futuro. Lo único que pasó por su mente en ese instante, solo fue desaparecer… era imposible vencer a su padre, no podía el solo evitar el daño que le estaba haciendo a las personas, lo mejor para el era alejarse y tratar de olvidarse de todo lo que había vivido mientras observaba el río de sangre, lagrimas y dolor que su padre seguía inundando.  
…  
Los días continuaron su curso, la vida y pequeños momentos felices eran los más invaluables en aquel tiempo, a pesar de también estar rodeados de situaciones no tan gratas cada uno trataba de sobrevivir, sobre todo llevando los demonios que les  atormentaban en algunos ratos la vida. Daniel había desaparecido, necesitaba tiempo y espacio para comprender su destino, Esteban luchaba por entender la aparición de Lucas y saber que contraería en la vida de su hermana Mariana, mientras ella pasaba las tardes en casa de Marcela que mientras estudiaba no paraba de extrañar a Daniel, sin embargo su hermano Manuel estaba con ella para hacerla sonreír y junto con ello lograba la atención de Mariana. Anna María en ocasiones recordaba aquel lamentable momento que vivió cerca a Emanuel y aunque era para ella difícil de reconocerlo, lo extrañaba sin motivo alguno. Eduard mientras tanto cada día tomaba más poder en la empresa familiar, Carolina había resultado ser una buena asistente la cual mantenía sus verdaderas intenciones bajo perfil… todo transcurría en calma, pero después de la calma se acercaba la tormenta.  
 




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