Bajo la piel del protocolo
Alaric
El rey se retiró primero, lo hizo en silencio como si diera por hecho que el juego ya estaba en marcha, los consejeros lo siguieron tras una reverencia mecánica, dejando solo a mi Beta y a uno de los suyos junto a la puerta, dos sombras armadas con paciencia y deber.
Ahora éramos ella y yo, sin público, sin protocolo solo la tensión en el aire y la promesa de algo que aún no sabíamos si era alianza… o guerra.
—¿Esto es lo que llaman negociación en Starlight? —pregunté, cruzando una pierna con calma—. Silencio elegante, respuestas envenenadas y amenazas disfrazadas de cortesía.
—¿Y en la manada Healer? —respondió sin perder la postura—. ¿Usan siempre la arrogancia como carta de presentación?
—Solo cuando hay que probar que no me doblo con palabras.
Ella me miró con detenimiento no por provocación, sino como quien examina una grieta en una pared que lleva años viendo una grieta que tal vez ahora empieza a expandirse.
—No me interesa quebrarte, Alaric no soy una amenaza —dijo, pero su tono decía lo contrario.
—Entonces di lo que realmente quieres.
Guardó silencio por unos segundos su mirada bajó apenas hacia la mesa entre nosotros, luego volvió a subir directa y sin pestañear.
—Quiero saber con quién me están obligando a compartir un futuro.
—Obligar no es la palabra adecuada —repliqué—. Nadie me arrastró hasta este castillo yo vine porque elegí venir.
—Entonces dime, ¿a qué has venido realmente?
Me incliné ligeramente hacia el frente y el aire entre nosotros pareció tensarse.
—A ver si hay algo en ti que yo no pueda controlar.
Una pausa.
Un latido.
El fuego en sus ojos lilas se encendió de nuevo.
—Y yo quiero saber —dijo muy despacio— si hay algo en ti que no necesite ser controlado para volverse peligroso.
Hubo un silencio espeso, pero no vacío era el tipo de silencio que precede al primer mordisco, al primer error, al primer paso fuera del camino previsto.
No sé cuánto tiempo pasó, pero supe dos cosas con certeza
Una, esta alianza estaba construida sobre hielo fino.
Y dos, yo estaba dispuesto a ver cuánto peso podía soportar antes de romperse.