Capítulo 40

Algo en Ti Cambia
Alaric

Últimamente, no duermo bien.

No por la amenaza de Varya. No por las reuniones, ni por los informes cada vez más alarmantes sobre el movimiento de clanes antiguos.

Es Jessed.

Algo en ella ha cambiado, y aunque no lo dice, su cuerpo lo grita en silencio.
La siento distinta. Más sensible a la luz, más reactiva al tacto, más... envuelta en una calma tensa, como si su interior danzara al borde de un precipicio.

El vínculo no miente.

En las madrugadas, cuando duerme profundamente, me despierto con el pecho apretado. A veces, con el corazón latiendo como si respondiera a otro pulso, uno pequeño, lejano, casi imperceptible… pero constante.

Y cuando la abrazo, hay momentos en que su aroma cambia sutilmente.
Ya no es solo luna y savia, es algo más suave, más cálido, más instintivo.
Me recuerda al inicio de las estaciones…
A lo que crece sin ser visto.

Anoche, mientras hablaba con Kael sobre una nueva ronda de patrullas, me sorprendí mirando la ventana. Buscando su presencia sin saber por qué.
Como si algo me dijera que debía verla.
Tocarla.
Asegurarme de que estaba bien.

La necesidad era irracional.
Animal.
Como si mi lobo supiera lo que mi mente aún no entiende.

Cuando regresé a nuestros aposentos, la encontré sentada frente al fuego, peinando su cabello de plata, con los ojos perdidos en la llama.
Hermosa.
Silenciosa.
Inaccesible.

Me acerqué y me arrodillé frente a ella.

—Estás distante —dije suavemente, rozando su rodilla—. Siento que algo te pesa.

Sus labios se curvaron apenas.
Ni negación, ni afirmación.

—Estoy bien. Solo… cansada. —Sus dedos tocaron mi mejilla—. El lazo entre nosotros es fuerte. A veces, simplemente… resuena más de lo normal.

La respuesta me supo a verdad… pero no a toda.

La tomé de las manos, llevándolas a mi pecho.
—No tienes que decírmelo ahora —susurré—. Pero lo sabré. Nuestro vínculo… no se puede disfrazar.

Ella cerró los ojos por un momento. Y juro que sentí una punzada de emoción tan pura, tan temblorosa, que me dolió.

Y aun así… no dije lo que mi lobo gritaba desde lo más profundo:

Algo está creciendo en ti. Algo nuestro.