Coronavirus una vida nace después de la muerte

UNA VIDA SE APAGA

Pasaron las horas y en la oscura noche recibimos una llamada de mi hermana destrozada porque a su esposo lo trasladaban a otra ciudad porque necesitaba estar en Cuidados Intensivos, era necesario entubarlo para tratar de salvarle la vida.

El nerviosismo se apoderaba de todos nosotros, eran exactamente las 23:45 del 30 de Marzo del 2020 cuando suena mi celular, era David que escribía a mi WhatsApp, ya estaba por dormir cuando leí el mensaje más triste dentro de mis 28 años.

“Jasmín este posiblemente es mi último mensaje. Ya casi no puedo respirar ni con oxígeno me van a entubar, cuida de mis hijas, Y si no regreso tú la madrina de Juanita”

Mis ojos se llenaron de lágrimas aún era joven y sus hijas lo necesitaban esperaban en casa el día que él regrese por ellas.

Sequé con lo que pude mis lágrimas en ese momento y escribí tratando de darle fortaleza y que luche por su vida y avance a escribir.

“No digas eso David, tranquilo que saldrás victorioso tienes que mantenerte fuerte”

Mi corazón estaba aún más triste cuando recibo un nuevo mensaje de David que me decía “Si salgo será en no sé qué tiempo me tengan conectado, dile a todos que los amo”  y seguido otro mensaje que decía “No hables solo déjame ver a las nenas en video”.

En ese momento fui donde mis sobrinas que descansaban y las vio por última vez mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas.

Esa noche escribí 2 últimos mensajes que David ya no respondió, al siguiente día nos comunicamos con Aidee y ella decía que se encontraba estable y no tenía más noticias, esos momentos fueron muy tristes mi hermana se comunicaba llorando y nosotros no podíamos estar con ella porque el esposo era un posible COVID y ella al encontrarse en contacto directamente con él era sospechosa, se había realizado la prueba del COVID y estaba esperando los resultados, pero en la casa de los padres de David, su papá, mamá y su hermana ya empezaron a sentir síntomas.

Estábamos un poco tranquilos porque mi hermana no presentaba sintomatología y teníamos la esperanza que sea una neumonía, todas las noches mi familia conformada por mi papá Pedro, mi mami Olga, mi hermano, Carlos, mis sobrinas Dayra y Olguita, inclinábamos nuestras rodillas y pedíamos a Dios por la salud de David y todas las personas que atravesaban esta dura enfermedad.

El 1 de Abril les informamos a mis sobrinas que su papá estaba hospitalizado que estaba enfermito, ese día mi hermana en la mañana nos llamaba feliz que David estaba mejor, que estaba respondiendo al tratamiento, todos nos alegramos por la noticia.

Llego la noche y eran las 20:30 cuando le llegaba el primer mensaje a mi mami dándole el sentido pésame por el fallecimiento de David.

¡Oh no David!, no puede ser verdad, luego los celulares de toda mi familia incluido el mío empezó a sonar preguntando por la salud de David, parece algo ilógico pero la prensa ya publicaba su fallecimiento mientras el todavía agonizaba en la sala de UCI de un Hospital.

Inmediatamente llamamos al hospital y nos dijeron que debíamos ser fuertes que él estaba agonizando, y después de 10 minutos nos comunicaron que falleció.

El teléfono de mamá sonaba, era mi hermana Aidee que llamaba a mi mamá con coraje porque decían que su esposo falleció mi mami le dijo que ya no vea las redes sociales y descanse porque todo afectaba a la bebita.

Luego solo escuchamos que lloraba desesperadamente y decía: “Mami se murió”, “Mami es verdad, David murió”. Desde nuestra casa y a través del celular tratábamos de calmarla pero era imposible, le faltaban 3 semanas para la cesárea que habían programado para el nacimiento de la pequeña Juanita.

La noche más larga y triste pasaba lentamente, tratamos de ser fuertes para que mis sobrinas no se enteren que su papito había fallecido y puedan conciliar el sueño.

Llegaba el 2 de Abril y por las medidas de seguridad el cuerpo de David tenía que llegar con todas las medidas de seguridad y pasaría directamente al cementerio a darle cristiana sepultura, era un médico reconocido en su ciudad, se había contagiado en su labor de salvar vidas, pero las autoridades no permitían el arribo de su cuerpo, fue tanta la insistencia y la presión que ejercieron los hermanos de David que permitieron que su cuerpo arribe a su ciudad natal y sepultarlo.

Ese día ninguno de nosotros fuimos a darle el último Adiós, ni sus hijas porque solo permitían 10 personas y la familia de David estaban con sospechas de David, únicamente observamos a mi hermana muy frágil y destrozada por redes sociales donde subieron un video del entierro de David, 3 metros bajo tierra con 10 personas a su alrededor y mucha gente llorando desde sus casas por no darle el último adiós al que sus pacientes lo llamaban el Doctor del pueblo.

Por todo el problema y la ignorancia de las personas que era el primer fallecido en nuestra ciudad con Covid hicieron que su sepelio que estaba programado para el medio día se realice a las 16:00 horas.

Cuando llegó a casa mi hermana nos llamaba diciendo que se sentía mal que estaba con dolores de parto y era algo preocupante Aidee tenía que dar a luz después de 3 semanas, le sugerimos que vaya al hospital, pero sus palabras fueron que no, que si seguía mal ella visitaría al doctor al siguiente día.

Eran las 21:00 y nos informaba Aidee que tenía taquicardia pero que los latidos del bebé estaban bien y mi mamá nuevamente le insistió que vaya al Dr. Y sus palabras entre sollozos fueron “Mamá no quiero que mi hija nazca el mismo día que enterramos a su papá”, nuestro corazón estaba muy destrozado, eran muchos sentimientos encontrados para Aidee que ese día presenció el dolor de ver como la tierra sepultaba a su esposo y padre de sus hijas y luego el dolor de la vida que llevaba en su vientre por las contracciones de la nueva vida que pedía venir a este mundo.




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