Coronavirus una vida nace después de la muerte

EL LLAMADO DE LA SANGRE

Amanecía con un intenso sol, eran las 7:00 am del 3 de Abril, cuando recibimos la llamada de Aidee que llorando nos decía que tenía contracciones y había llamado a la ambulancia porque el parto se le había adelantado y que se iría sola al hospital la familia del esposo se encontraba aislada.

Recuerdo que mi mami le dijo que ella la acompañaría al hospital e inmediatamente colgó el teléfono y empezó a planchar su ropa, yo me molesté y le dije que ella no podía ir, que en tal caso yo acompaño a mi hermana, mi mamá y papá en un inicio se reusaron, mi papi me dijo ¡es una enfermedad muy peligrosa y que yo aún soy una mujer joven sin hijos yo ya he vivido bastante!, por esa razón mi papá quería ir con ella, inmediatamente Carlos y yo nos negamos a la idea, lo más prudente era que yo acompañe no es porque me crea “invencible”  pues tenía mucho pero mucho miedo pero era el pedido de David que cuide de Juanita y su esposa.

Manifesté a mi familia, ¡Mamá usted no puede ir porque es asmática al igual que mi hermano, Papá usted es hipertenso y yo hasta el momento soy la única que no ha presentado problemas respiratorios y con una alimentación saludable!, así que me pues mi blusa manga larga, un pantalón jean cómodo y unos zapatos deportivos, una mascarilla N95 y mis gafas cogí una moto que en ese momento eran las únicas que estaban transportando a las personas, cuando llame a mi hermana me informo que ya estaba en el hospital, conforme llegue recuerdo que estaba por otra área habilitada para pacientes sospechosos de COVID, eran exactamente las 8:15 am y cuando me acerqué a la ambulancia vi a mi hermana llorando del dolor, y los doctores de la ambulancia no permitieron que me acerque porque era sospechosa y no tenía la protección, en ese momento me compre una bata quirúrgica, un gorro y fundas para guardar sus cosas y proteger mi teléfono.

Paso aproximadamente una hora y el personal de la ambulancia me permitió guardar sus cosas y a ella la ingresaron, mientras esperaba le pregunte a uno de los médicos encargados a qué hora le realizarían la cesárea, ella le tenía desde el día anterior con labor de parto,  y le manifesté que se le adelantó 3 semanas me informaron que tenía que esperar que cualquier información me avisaban por nuestro apellido.

Pasaron 2 horas y lo que me manifestaron que no tenían personal que le realice la cesárea, que estaban tratando de conseguir un hospital, llame inmediatamente al Dr Rogelio que hermano de David y que también se encontraba aislado por estar expuesto ayudando a su familia de esta dura enfermedad y él me dijo que un hospital en otra ciudad ya la estaba esperando desde las 11:00 am, empecé a desesperarme y le pedí al doctor que me informe pero no recibía respuesta, le pedí que me entregue a mi hermana que yo buscaría los medios para llevarla al hospital donde le practicarían la cesárea pero por ser una sospechosa de COVID, no me permitían y seguía pasando el tiempo, esperé cerca de 6 horas y les dije que ya que mi hermana se me moría que tenía que llevarla y me dijeron que debía esperar, desesperada le pregunté el nombre al doctor pero no me quiso dar su nombre, recuerdo que le dije mi hermana se me muere y no se quien la está dejando morir.

En ese momento tome mi celular y empecé a transmitir en vivo lo que sucedía que alguien me ayude con una ambulancia o que un doctor me ayude con su cesárea que era sospechosa de covid y donde vivíamos no estaban atendiendo a sospechosas de la enfermedad, que ella no tenía síntomas y necesitaba una solución.

Terminaba de transmitir y la ambulancia estaba parqueada y mi hermana la sacaban en una silla de ruedas para dirigirnos a otra ciudad, yo reconozco la labor de los médicos porque David fue uno de ellos, pero la vida de dos personas estaban en juego y yo quería que mis sobrinas disfruten de su mamá y su hermanita.

Recuerdo que mi celular no paraba de sonar, mi hermana estaba con lágrimas en los ojos y decía que la tenían en una habitación encerrada  y sola.

Cuando llegamos al hospital donde le harían la cesárea el trato fue muy distinto, firme algunos documentos, inmediatamente ingresaron Aidee como sospechosa de Covid y tomando las medidas de precaución le realizaron la cesárea y me informaron que estaba fuera de peligro, pero la bebé fue trasladada a otro hospital inmediatamente para darle los cuidados necesarios por ser una prematura.

Cuando hable con el Gerente del Hospital me tranquilizó al decirme que mi sobrina no tenía COVID porque tomaron todas las medidas de precaución en su nacimiento y mi hermana fuera de peligro, al no tener aún los resultados la trasladaron donde no había peligro de contagio, pues el hospital estaba atendiendo únicamente a enfermos de covid.

Ese día fue muy cansado, estaba quemada del sol, cansada sin desayunar, almorzar y eran casi las 18:00 y sin merendar, recuerdo que mientras chateaba con una de las personas que fue un ángel ese día y nos ayudó con mi hermana y también era doctora y amiga de David, le dije que no había merendado y no dudó en enviarme un plato de comida, estaba en una ciudad donde no tenía familiares, en toque de queda y se me ocurrió llamar a una amiga que me ayude con un lugar para dormir y ella otro de mis ángeles me permitió dormir en su hogar y toda su familia fue muy atenta conmigo.

Al siguiente día muy temprano fui hasta el hospital y compre lo solicitado para mi hermana, eran muy tristes las imágenes de dolor que se Vivian, recuerdo claramente a un señor de unos 65 años llorando abrazado de un poste de luz, yo estaba muy triste y preocupada por mi sobrina que se encontraba en otra ciudad, recuerdo que llame a una amiga de la Universidad que no había visto aproximadamente un año me ayudó comprando la medicina que necesita mi sobrinita, ella nació con una infección ultra uterina y necesitaba antibiótico urgente.




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