10/12/2007
Hay sangre por todos lados. Oscuras manchas que se alargan por el suelo, cubriéndolo todo a la vista. Mis manos están repletas de ella también, puedo notar que mi respiración está algo más lenta, se vuelve más duro poder sostener aire con el tiempo.
Aprieto mis puños, endurezco mi rostro con rabia, levanto la mirada a mi enemigo. Todo mientras siento mi sangre salir de mi cuerpo, de aquella gran herida.
— ¡Maldito! —Cómo ya es costumbre, las terribles pesadillas degeneran más y más conforme pasa el tiempo. Ya despertar bruscamente no es nada nuevo para mí. Es algo común cuando esto pasa, ya sólo me queda comenzar mi día una vez que me levanto. Aunque esta vez, un terrible dolor en el abdomen me acompaña esta mañana.
Después de esta semana, comienza la de exámenes finales. No tengo idea de cómo me va a ir este semestre, honestamente no he puesto mucha atención a las clases. Cada día me importa menos y es por el coraje que tengo por dentro de lo que me hizo Gin. Me abandonó ahí, hizo una promesa que no cumplió y yo soy suficientemente estúpido para creer que él en verdad se comprometió a algo así conmigo. No es el hecho de que me haya dicho que volvería, sino que le diera «esa» importancia a regresar para verme.
Una vez lo creí, que me tiene puesto en un lugar privilegiado; pero con el tiempo me di cuenta de que no es así… claro que no. Yo sólo soy un «amiguito», nada más. ¿Por qué debería él tener algún tipo de preferencia por mí? ¿Por qué soy yo especial para él?
Es claro ver lo que sucede. Como siempre, el de problema soy yo. Bueno, si me lo preguntaran, es porque yo lo amo, porque lo quiero como algo más que un amigo, que un hermano, que cualquier otra cosa. Es raro, pues básicamente no lo conozco, pero así me siento. Estoy seguro que es amor, no por lo que los demás experimentan como tal, sino porque no importa qué haga, no puedo terminar de enojarme con él. No importa qué tan breve sea el momento que me dedique, me enamora y me hace feliz. Y no importa cuánto tiempo pase, sigo amándolo con la misma intensidad que el primer día, posiblemente más.
Lo que sí, es que a veces me da miedo de que todo esto que siento degenere en algo malo, no en lo que es hoy.
Olvidándome un poco de ese tema, ya una vez que terminé de escribir la parte de mi «fanfic» que toca hoy, decidí darme una vuelta por internet para ver si encontraba algo para leer. Siempre me la pasó leyendo algunos libros que tengo en casa, además de mangas. Hoy quisiera ver algo que una persona anónima o no popular haya escrito. Me gusta darles oportunidad a los nuevos talentos, muchas veces sus historias son mucho mejores que las de los famosos y desgraciadamente no tienen el reconocimiento que merecen.
Me encontré con varias. Entre ellas hay una en especial que me llamó la atención: «The Great War». Escrita por: «The Cid, Gabie & Agis Poire». Parecía ser un «fanfic» bastante largo, con muchos personajes de demasiadas historias que no tienen nada que ver las unas con las otras. Me dispuse a leer y me di cuenta que la mayoría del contenido era muy interesante, en realidad me gustaba cómo estos chicos se habían unido para escribir por medio de «posts» su increíble fantasía.
«Me pregunto si “Agis Poire” será el mismo que yo conozco. Dudo que haya muchos con un nombre así en el mundo», pensé a la par que leía aquella increíble historia que relata inauditos hechos de guerra, batallas asombrosas entre poderosos rivales, historias de inagotable amor y fuerte esperanza en tiempos bélicos.
Ya después de un rato, bajé a comer con Sarah y Josue, quienes habían preparado juntos un delicioso caldo de pescado para estos días terriblemente fríos. Los tres estábamos sentados en la mesa, disfrutando de la riquísima comida, cuando Sarah interrumpió su ingestión para hacerme una pregunta.
— ¿Aún «Jay Jay» está dando clases en la preparatoria?
—Efectivamente hermana.
— ¿Y aún da «Lengua Extranjera»?
—Sí, supongo que antes también lo hacía.
—Efectivamente. Ya casi acaba el semestre, ¿Cuándo tienes clase con él?
—Justamente hoy, ese profesor dijo que tenía planeado algo especial para esta semana.
—Sí que lo tendrá. Cada año Jay Jay cancela el examen final y pone un trabajo especial relacionado con la lengua extranjera. Seguramente eso hará también este año. No sé qué te encargará, pero prepárate para vivir la semana de exámenes más frustrante de tu vida en la educación media superior.
—Genial… ¿ya qué? —Respondí, al mismo tiempo que veía mi comida algo nervioso y pensativo. Sarah ya me ha hecho advertencias de este tipo con los profesores y las he ignorado conforme pasa el tiempo, pero ya no más. Como cuando me dijo que comprara quinientas fichas bibliográficas, porque las iba a ocupar. Me burlé de ella hasta que la profesora Altagracea nos encargó leer cinco libros de un tema y hacer fichas bibliográficas a lo tonto de cada libro. Casi repruebo por no escuchar a Sarah, esta vez le haré caso y me prepararé.
Me despedí de mi hermana y de Josue para ir a la preparatoria, donde me encontré con la mayoría de mi grupo afuera del salón, platicando cómodamente. Yo tan sólo entré al aula y me senté para escuchar música pacíficamente, intentando ya no pensar en lo que el chaparro me había hecho la semana pasada.
Pasaron las clases e incluso el receso, todo parecía ir normal, hasta que la profecía de Sarah se cumplió en la última clase del día, «Lengua Extranjera».
—Bueno, cómo ya todos sabrán, el tercer semestre está a punto de acabar. Y para finalizarlo, voy a cancelar el examen final —todos comenzaron a gritar de la emoción. Aplaudieron, alabaron al profesor, yo creo que si pudieran lo besaban; pero yo sabía lo que pasaba.
— ¡Oh, oh! Aquí vamos… —dije en voz muy baja, cruzando los brazos y encogiéndome en mi asiento. Como si las palabras de Sarah hubieran sido las de una poderosa chaman pitonisa, Jay Jay comenzó a dictar nuestra sentencia de muerte.