¡corre, Conejo, Corre!

11. Dalias

"Porque ningún niño en nuestro cuidado va a llorar, a nuestros esposos vamos a venerar y a nuestros hogares cuidar" 

Lema de las DALIAS.

— Y cuando el hombre entre en ustedes no deben moverse ni decir palabra alguna, recuerden niñas, "Si callada siempre estas, ellos te amaran" .

Todas asentimos tomando notas en nuestro respectivo cuaderno. Estábamos sentadas en círculos con la maestra en el medio, revelando los conocimientos y consejos que se ocultan tras esas arrugas. 

Siendo sincera las clases de Buena Esposa se estaban volviendo algo repetitivas, no entendía el porque la maestra nos repetía lo mismo, a lo mejor quiere que lo tengamos grabado en la memoria por siempre, pero me parecía de lo mas tonto, una pérdida de tiempo, cualquier buena mujer lo ha de saber.

— ¿Y duele?  — preguntó Elisa con una mirada tímida.

Todas sonreímos y suspiramos aliviadas, era esa clase de preguntas que todas nos hacíamos, pero que ninguna poseía el valor necesario para hacerlo.

— ¿Y que mas da si duele? ¡El placer del hombre es primordial! No el suyo, niñas, no el suyo. 

Todas asentimos de acuerdo, escribiendo en nuestro cuaderno rojo especial.

— Claro que el asunto cambia cuando es otro hombre  — siguió diciendo la maestra —, veran niñas, hace mucho tiempo las relaciones entre hombres eran mal vistas, pero eso ha cambiado, las relaciones entre hombres son la forma de amor mas pura, porque todos los hombres son puros, cuando dos hombres tienen intimación el hombre predominante debe velar por la satisfacción, y el agrado del hombre dominado. 

Todas asentimos sonriendo, si de algo no me puedo quejar y jamas lo hare es sobre el trato de las relaciones entre hombres. Recuerdo específicamente una clase, donde se nos hablaba de los peligros del exterior, como ni siquiera deberíamos pensar en salir de nuestras respectivas ciudades.

<<— Allá afuera — la voz de la maestra temblaba con indignación, rabia, quizás —. Allá afuera existen personas que matan por el color de piel, por el género, por la raza o incluso por la sexualidad, — en ese punto ella nos revelaba una serie de diapositivas, de personas quemando banderas de colores, unas vestidas con un extraño traje blanco con un sombrero puntiagudo, que los hacia parecer demonios, tambien nos pasamos unas cajas entre nosotras con recortes de periódicos de personas que mataron, violaron o golpearon a otra por su color de piel. En ese punto todas estábamos llorando y sollozando, ¿Como podían ser tan crueles e ignorantes?  — Pero aquí no, mis niñas, aqui no, aqui estan a salvo de todo mal.>>

Debía aceptar que nuestra vida poseía unas costumbres relativamente estrictas, pero era un precio a pagar por no sufrir las atrocidades del más allá, del mundo fuera de la ciudad.

— Bien, cambiando de asunto, niñas, ¿Alguien quiere decirme que se debe hacer cuando es tocada de forma indebida? — todas nos quedamos en silencio e inconscientemente llevo mi mano a Livia que esta a mi lado — ¿Nadie? Vamos, niñas, no sean timidas.

Nadie habla, nadie dice nada, no siquiera el viento se atreve a soplar. La maestra suspira y se pone de pie.

— En la vida existen tres rangos para una mujer, el primero es Esposas y es aquel en el que aspiro que todas ustedes se conviertan, el segundo es Novias y es el rango de las mujeres que necesitan dueño, que son pecadoras e impuras y cuyo deber es satisfacer a sus amos masculinos respetando en todo momento a las Esposas de sus amos, y el tercero — la maestra vacila si en seguir hablando o no, pero le agradecemos cuando decide no decirlo, ese rango no se lo desearía ni a mi peor enemiga o enemigo —, bueno...ninguna desearía pertenecer a ese rango, ¿Verdad, mis dulces niñas? — todas asentimos rigurosamente, temiendo que si no respondemos acabaremos en aquel fatídico rango —. Asi me gusta. Como sabrán, niñas, las Novias no pueden ser violentadas de ninguna manera, al menos que tengan un dueño y este no desee compartirlas, una Novia sin dueño no puede ser violada, — a este punto la maestra estaba de pie y miraba fijamente a Livia — pero tu no eres una Novia, ¿O si querida? 

Livia negó, apretando mi mano, tronando los huesos de mis dedos y clavando sus uñas en mi carne hasta hacerla sangrar. Estaba aterrada. 

— Lo sospechaba  — la maestra le extendió la mano con delicadeza y con la voz más maternal que pudo dijo: —, ven, querida — Livia tomo su mano, soltando la mi mano dolorida, por un momento no quise soltarla, porque sentí que si lo hacia jamas la iba a recuperar  —. Siéntate aquí, linda, en el medio.

En ese momento la maestra usó su bastón de madera para golpear levemente el suelo, Livia estaba llorando a cantaros. Algo malo estaba por pasar. Fue entonces cuando dos hombres entraron con una bandeja de plata en las manos, con una tela blanca cubriendo su contenido, todas nos apartamos para que ellos pudieran pasar, pero algo, algo rojo, un líquido rojo descendía de la bandeja. Los hombres colocaron la bandeja frente a Livia y la maestra se inclinó ante ella.

— Abrela, querida, destapa su contenido, se que es algo que adorarás — todo se quedó en silencio y Livia temblando quito la tela que cubría la bandeja, revelando algo que la hizo llorar, esta vez de felicidad. La maestra sonrió orgullosa mientras Livia se cubría la boca para no reír —. Anda, linda, muestrale a tus compañeras que es este regalo, porque eso es, un magnífico regalo.

Algunas se pusieron de pie en un intento de ver que clase de regalo era, otras de rodillas, pero antes que pudiéramos ver Livia sujeto el regalo y lo alzó con orgullo: era una cabeza humana, todas jadeamos de la impresión, pero eso no era todo; unos genitales masculinos ensangrentados fueron lanzados por Livia al aire, Elisa los atrapo y rápidamente los empezamos a rotar entre nosotras, manchandonos de sangre y otros extraños fluidos. Observábamos maravilladas ese trozo de carne mientras lo lanzábamos de un lado a otro, la maestra sonrió orgullosa, con lágrimas en los ojos.




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