TABITAH.
ACTUALIDAD.
Observé fijamente a las dos chicas inconscientes en la parte trasera del auto. Gyula observaba fijamente el camino, sin prestar atención alguna a nuestras pasajeras. Las heridas de Raquel afortunadamente no eran muy graves, de hecho eran superficiales, con excepción de su intimidad, que sí estaba relativamente herida, se notaba que quien la penetró lo hizo con brusquedad, ocasionando que sangrara.
— Estoy confundida — dije, volviendo a sentarme con la vista al frente, Gyula alzó sus cejas dándome a entender que me escuchaba — ¿Acaso Afrodita no era el lugar donde educaban a las Novias y Novios para su deber conyugal?
Gyula sonrió, negando, aún me sorprendía con la frialdad y naturalidad con la cual actuaba.
— Es una especie de Grimore menos retorcido, venden a las mujeres y hombres allí, únicamente como un juguete sexual o algo similar, claro que algunas se quedan para siempre en Afrodita, también Afrodita es una especie de prostíbulo. Pero, sin duda, las personas en Afrodita son más afortunadas que las de Grimore.
Asentí, observando como poco a poco la nieve caía. Era curioso como un par de kilómetros podía traer la nieve o desaparecerla. Un par de kilómetros hacía la diferencia, entre la libertad y la esclavitud. Gyula parecía concentrado, me sorprendía lo habilidoso que es, no pensé que fuera una máquina de matar, pero al parecer lo juzgue mal.
— ¿Ahora qué?
Gyula parpadeó algo cansado, no físicamente, pero sí mentalmente, conocía esa sensación, esa mirada de querer apagar el cerebro y simplemente no pensar nada más, descansar de las propias voces en tú cabeza que no dejaban de dañar.
— Ahora vamos a encontrarnos con el cuarto testigo, de allí iremos a un hotel en una zona boscosa, allí nos estará esperando quien tiene el poder de acabar con Un Mundo Libre.
Una mirada y sonrisa singular aparecieron en el rostro de Gyula, quien sea que fuera esa persona sin duda alguna tenía el aprecio y admiración de Gyula.
— ¿Y quién es esa persona?
— Su nombre es Allegra.
Respondió, entonando un tono casi músical cuando pronuncio "Allegra".
— ¿Y cómo es tan poderosa?
— ¿Sabes qué, Tabitah? ¿Por qué no cierras la boca un rato? Ya me tienes harto.
Él tenía razón, estaba causando problemas, cuando él era mí salvador y protector.
De repente un movimiento en la parte trasera del auto captó mí atención, me giré y vi a Raquel abriendo lentamente los ojos, parecía aturdida, cansada, el viento helado de la ventana pareció despertarla del todo, mis ojos se llenaron de lágrimas cuando abrió sus ojos por completo, parecía aterrada pero luego sus expresiones faciales cambiaron por una de dolor y consolación. Su mirada lo decía todo, sus enormes ojos me decían lo mucho que estaba agradecida, la chispa de la esperanza era gratificante en sus ojos. Raquel volvía a estar viva.
— Viniste por mí — pronunció en un susurro.
Acaricié su mano con delicadeza.
— Prometí que te sacaría de allí.
— ¡Viniste por mí!
Grito saltando a mis brazos, la abracé con fuerza, era una niña, después de todo, una niña atrapada en el infierno. Besé su mejilla, era tan pequeña, una niñita que no sabía nada ni siquiera de sí misma, no merecía lo que le estaba pasando, pero eso ya no sería necesario, rayos, no, Raquel jamás volvería a sufrir algo así, no lo iba a permitir.
Debido al movimiento de Raquel, la otra chica, Chloë, según me dijo Gyula, también despertó, estaba igual de desconcertada que Raquel, pero pronto pareció entender lo que sucedía, me pareció extraño que Chloë observará de tal manera su cuerpo, específicamente su ropa, como si no estuviera segura de que eso fuera real.
— ¿Ella quién es?
Pregunto Raquel separándose de mí.
— Ella es Chloë Schilling, una chica secuestrada para servir como esclava sexual en Afrodita — dijo Gyula golpeando con sus dedos el volante, de una forma músical.
— ¿Quiénes son ustedes? — pregunto Chloë apartándose en una esquina, luciendo aterrada.
— Yo soy tu salvador, Gyula y las dos chicas a tú lado son de Villanelle, Raquel, la pequeña, también fue una esclava sexual — a pesar de la presentación poco ortodoxa nada parecía quitarle la sonrisa del rostro a Raquel, después de todo estaba a salvo, ya nadie le haría daño y el tener de vuelta esa sensación de seguridad era abrumadoramente feliz, incluso para una pequeña —. Y ella, es Tabitah, creía que Villanelle era perfecto, pero ahora sabe la verdad y...
— ¿A dónde me llevan? — interrumpió Chloë con brusquedad, provocando en Gyula una mueca de disgusto.
— Sí, ¿A dónde? — pregunto Raquel sin perder la sonrisa.
— Vamos a testificar en la corte suprema humanitaria, para poder darle a una persona de gran poder la capacidad de acabar con todas las ciudades libres del mundo y con Un Mundo Libre — respondí, causando una enorme sonrisa en el rostro de Raquel y un brillo confuso de esperanza en el rostro de Chloë.
— ¿Enserio? ¿Vamos a acabar con Un Mundo Libre? — preguntó Raquel esperanzada.
— Sí, su testimonio será más que suficiente para acabar con la secta — respondió Gyula sin observar nada más que la carretera.
A pesar de las explicaciones la angustia en el rostro de Chloë no desaparecía.
— Un Mundo Libre tiene muchísimo poder, ¿Cómo van a acabar con ellos?
Gyula sonrió, esa sonrisa torcida que había aprendido a amar.
— La persona de la cual hablo es increíblemente poderosa, tiene a los dos ejércitos más poderosos de todo el planeta bajo su poder, además, técnicamente es una reina, Zarina, para ser exactos.
— Pero...muchos miembros del gobierno son de Un Mundo Libre, ¿Ella acabará con todos?
Gyula sonrió.
— Chloë, oh, Chloë, mujer de poca fé — se burló Gyula con crudeza —. ¿Saben que sucedió hace cinco años el 21 de noviembre?