RAQUEL
Puedo sentir la humedad en mí frente y el sabor salado del sudor en mis labios.
Es irónico, ¿No? Odió pensar, pero en medio de esta soledad es lo único que puedo hacer, pensar, constantemente despierto y estoy allí, en la cueva en el bosque, sola, con las arañas corriendo bajo mi piel, con el agua filtrándose por los parches de granito, con los sonidos desconocidos. A veces escuchó las risas de quien me hizo eso, de quien me abandonó sola.
¿Cuál fue mí pecado?
¿Cuál fue mí error?
La única razón por la cual me trataron así es por mi cuerpo, ¿Acaso es mí culpa ser así? Simplemente me desarrollé más rápido que las demás chicas de mí edad, yo no lo escogí, solo pasó, entonces...¿Por qué me hicieron eso? Para ellos solo fue una broma, algo que olvidarán, siempre podrán excusarse con el "Sólo éramos niños", si, pero yo también soy una niña.
Y heme aquí.
A veces pienso en mamá y en Ellie, ¿Me extrañan? ¿Me buscan? Posiblemente no, lo dudó, Gerald me dijo que colocó una nota falsa de mí, diciendo que escapé, espero que no le hayan creído, pero sé que él es muy bueno manipulando.
También sé y con mucha certeza de que nada de esto es mí culpa, no lo es, sólo soy una niña que fue dañada, abusada y secuestrada. Yo no pedí que me abandonarán sola en un bosque, yo no pedí que Gerald se "enamorará" (porque eso no es amor) de mí, yo no pedí ser secuestrada, tampoco ser abusada, no soy culpable soy inocente, solo una niña, una víctima.
Últimamente también he estado pensando mucho en Mer.
Ella siempre fue una chica explosiva e ingenua, pero jamás pensé que me haría algo así. Mer ya tenía una larga lista de relaciones tóxicas, nunca tuvo una buena figura paterna, si quiera una decente, sus padres gastaban cada centavo en ellos mismos, prácticamente la echaron de la casa cuando ella se negó a darles más dinero de su trabajo, pero yo siempre estuve allí con ella. Limpie sus lágrimas, le dí mi habitación durante la temporada que vivió en mi casa, incluso dejé de comer algunas cosas para que ella pudiera hacerlo, viví casi un año en la cocina, durmiendo en una vieja colchoneta en el suelo, mí primer periodo lo tuve en el suelo de la cocina, fue muy vergonzoso.
Ciertamente amaba a Mer, pero debí imaginarlo, todo el mundo tiene un lado oscuro, el de Mer era crear amar y buscar aprobación, ella se aferraba a los hombres con muchísima pasión y fervor, tanto que adaptaba su personalidad a ellos, todo con tal de ser aceptada.
Y curiosamente su amor por Gerald me destruyó.
Mer siempre amo las bromas, mantengo la esperanza de que ella pensara que todo era falso, que al darse cuenta de que era una secta llamaría a la policía. Sigo siendo una niña, una niña que mantiene las esperanzas.
Pero en el fondo sé que no es así, Mer siempre fue vengativa y al dañar la reputación de Gerald me volví en su enemiga, ella amaba las bromas, así que supongo que demostrarme que Gerald en realidad si era un pedazo de mierda fue la broma perfecta.
Mi piel se eriza al escuchar el ruido de la puerta principal abriéndose, luego el sonido de las escaleras siendo bajadas, con lentitud, una por una, se notaba que la persona que estuviera bajando no tenía prisa, ¿Por qué la tendría? De todas formas no podría escaparme. La puerta rechino y poco a poco se abrió. Era el mismo tipo de la vez pasada.
William, creó que se llamaba.
En una mano tiene un cigarrillo encendido y en la otra un encendedor. Mí corazón se acelera, sé que algo malo va a pasar. El hombre se relamío los labios al verme tirada en el suelo, sobre la colchoneta con el tobillo unido a la pared con una cadena que él mismo me puso, después de que intente escapar por primera vez.
— Por favor, Raquel — su voz no es de súplica, por el contrario, es de una orden —, no te atrevas a gritar — su voz áspera me ordena
Pone el cigarrillo en sus labios y juega con el encendedor. Su aliento apesta a tabaco, pero el olor fuerte de su colonia lo opaca un poco.
Con lentitud, como si fuera un león cazando a su presa, se sube lentamente al colchón e intenta acercarse a mí, empiezo a retroceder cuando él me sujeta del tobillo y me jala hacía él.
— ¡SUÉLTAME! — gritó alterada, intentando liberarme.
— ¡Vamos, Raquel! ¡Aún soy joven! ¡Cuarenta y dos años no es mucho! ¡Las chicas de hoy en día quieren a hombres maduros que las mantengan! — seguí resistiéndome mientras él metía más sus dedos entre mis piernas.
Me importaba un bledo que fuera guapo, ¡Yo soy una niña, carajo!
— ¡No! — grité pegándole una patada.
Me detuve en seco al ver como se enojaba.
Y sin decir ni una palabra me golpea en la cara, y caigo sobre la almohada, encojo mis pies para quedar en posición fetal. El calor del encendedor se siente en mi piel, demasiado cerca para sentir el ardor quemar mis bellos. Con la llama de fuego encendida acerca el encendedor a mi brazo quemándome la piel. Gritó el hombre toma su cinturón de cuero y lo envuelve en mí boca, atandolo de forma en que se convierte en una mordaza.
Cuando él aleja el encendedor mí piel está empieza a arder, notó como empieza a hincharse. Luego, pone el encendedor en mi pierna, pero por el calor la alejo rápidamente. Lo vuelve encender y acerca el fuego otra vez a mí brazo. El ardor recorre mí piel, el dolor mis venas. Pone el cigarrillo en su boca y da una bocanada, toma mi muslo para quemarlo con el encendedor. Mí grito ahogado retumba por toda la habitación. Avienta el esendedor al piso cuando se quema por el calor del mismo y toma su cigarro.
Alza mi blusa y apaga el cigarro en mi vientre, para luego repetir la acción arriba de mis pechos y en el centro de ellos. Mí cuerpo arde de calor, sufre de dolor.
No puedo gritar.
No puedo suplicar.
Siento que me voy a asfixiar, la mordaza no me deja respirar, mis ojos van a salir de sus cuencas, no puedo respirar, mí cabeza va a explotar.