Correo equivocado, corazón correcto.

Capítulo 15

El café queda a una cuadra de la oficina. Uno de esos lugares pequeños con luces cálidas y olor a vainilla que se cuela por la puerta apenas la abrís. Tomás camina a mi lado, hablando sobre lo confuso que fue su primer día.
—Me asignaron tres contraseñas distintas y ninguna funciona —dice, riendo.
—Bienvenido al sistema —le respondo, sonriendo por primera vez desde hace días.

Nos sentamos junto a la ventana. Afuera, las luces del atardecer tiñen todo de dorado y la gente pasa apurada, sin mirar. Tomás pide un espresso doble; yo, un milkshake de frutilla con crema, porque después de la semana que tuve, creo que me lo merezco.

—¿Así que sos del área de diseño? —le pregunto mientras revuelvo la pajita en el vaso.
—Sí. Bueno, hace poco. Antes trabajaba en una agencia más chica, pero quería algo más estable.
—Elegiste bien —le digo con una media sonrisa—. O al menos, lo suficientemente estable para que el café se vuelva tu mejor amigo.

Ríe otra vez, con esa naturalidad que aligera el ambiente. Me hace bien. No hay tensión, ni malentendidos, ni silencios incómodos. Solo una charla normal.

—Vivo algo cerca, en realidad —comenta de repente—. Mi novia también trabaja por esta zona, así que solemos encontrarnos acá cuando salgo antes.
Lo dice con tanta naturalidad que me relajo de inmediato.
—Ah, con razón conocías el lugar.
—Sí, casi todos los jueves terminamos acá —sonríe, mirando hacia la puerta como si esperara verla entrar en cualquier momento.

Y como si el universo hubiera decidido darle la razón, una chica entra justo en ese instante. Cabello castaño, sonrisa amplia, ojos claros. Se le ilumina la cara apenas ve a Tomás.
—¡Amor! —dice ella, acercándose.
—Mirá, justo hablábamos de vos —responde él, levantándose para abrazarla.

Luego se gira hacia mí.
—Camila, te presento a Luján. Luján, ella es Camila, mi compañera de trabajo.
—¡Ay, qué gusto conocerte! —dice ella, extendiéndome la mano, aunque enseguida me abraza—. Tomás ya me habló de lo amable que fuiste hoy, gracias por ayudarlo.
—No fue nada, en serio —respondo, un poco sorprendida por su energía, pero encantada.

Luján es de esas personas que irradian simpatía sin esfuerzo. En menos de diez minutos ya estamos riéndonos los tres, hablando de trabajo, de cafés, de lo caótico que puede ser sobrevivir a una primera semana laboral.
Me cuenta que estudia arquitectura, que ama el té verde y que viven en el mismo barrio que yo.

—¿En serio? —le digo, sorprendida.
—Sí, a tres cuadras del supermercado grande. ¿Vos?
—A dos —respondo riendo—. No puedo creer que nunca nos hayamos cruzado.
—Ahora ya no se me escapás —dice ella, divertida—. Te paso mi número, así mañana te paso a buscar con Tomi.

“Con Tomi.” Me hace gracia lo natural que suena. Mientras anota su número en mi celular, Tomás pide la cuenta.
—¿Querés que te acerquemos? —me pregunta cuando salimos.
Dudo un segundo, pero Luján se adelanta.
—¡Dale! Vamos todos para el mismo lado.

Acepto. Caminamos despacio, riéndonos de cosas sin importancia, como el semáforo que tarda una eternidad o el perro que ladra como si estuviera indignado con el mundo. Todo se siente… liviano.

Cuando llegamos frente a mi edificio, Luján me da un abrazo cálido, de esos que no esperás pero te alegran el día.
—Mañana paso a buscarte temprano, ¿sí? Así vamos juntas y no tenés que ir sola.
—Perfecto —le digo, sonriendo.
—Y traé café, que Tomi nunca tiene —agrega, haciendo reír a los dos.

Nos despedimos, y los miro alejarse, riendo entre ellos. Por primera vez en mucho tiempo, no siento ese vacío o esa duda constante. Solo una paz rara, tranquila.

Subo a mi departamento con una sonrisa que no esperaba tener hoy.
Y mientras dejo el bolso en el sillón y miro por la ventana, pienso en lo irónico que puede ser todo: a veces, lo que parece complicar las cosas… es justo lo que empieza a ponerlas en orden.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.