Corrompido

14

Sentí como alguien picó mis costillas, solté un quejido de molestia, solo quería seguir durmiendo, seguía estando cansado. Aquella persona volvió a picarme más fuerte, me volteé al otro lado tapándome el rostro con la cobija.

—Andrei, despierta el desayuno está listo —escuché decir a Nelly, mientras me jalaba la cobija.

El brillo del sol hizo que cerrara los ojos con más fuerza, los abrí poco a poco, vi a la chica mirándome, me enderece y me pase las manos por la cara intentando despertar por completo.

—Cuando estés listo baja a desayunar —ordenó Nelly antes de salir de la habitación.

Me quité la cobija encima, y me senté en la orilla de la cama. Después de un mes, por primera vez pude dormir bien, no tuve ninguna pesadilla, ni siquiera sentí que me asfixiaran, miré mis brazos en búsqueda de algún rasguño reciente, pero no encontré nada, al igual que en el abdomen.

Después de cambiarme de ropa y ponerme las botas, bajé a la cocina.

—Buenos días —saludé al entrar.

—¿Cómo dormiste? —Preguntó la mujer desde la estufa, me volteo a ver con una sonrisa.

—Bien, como no le he hecho en el último mes —contesté con una sonrisa sincera.

—Me alegra escuchar eso, siéntate —dijo apuntando a la mesa—. Ya está listo el desayuno.

Hice caso y me senté, Nelly se acercó con una canasta con pan, poniéndolo en medio de la mesa, posterior un plato de chilaquiles enfrente de mí, al igual que en otros dos lugares. Al dar el primer bocado, algunos recuerdos regresaron como una película a mi memoria.

Todas esas veces que comía en la casa de Neydi, su abuela era la responsable de cocinar, porque su madre y su padre trabajaban. La mayoría de las veces iba cuando no quería estar en casa, era para mí una especie de escapatoria, aunque en ocasiones también me iba con Jesús, pero él vivía más alejado, así que era más fácil ir con ella.

—¿Te gustaron Andrei? —Me preguntó la mujer, con una sonrisa.

—Si —contesté devolviéndole la sonrisa—, están deliciosos.

—Me alegra, disfrútenlo, es posible que no coman algo así por mucho tiempo.

El comentario de la mujer hizo que su nieta abriera los ojos lo más que pudo, como si le hubieran dicho que era su última comida. Antes de que protestará, la anciana continuó hablando.

—¿Saben que es lo que se tiene que hacer? —asentí con la cabeza, en la noche anterior hablamos sobre ello—. Recuerden de no separarse, no pierdan el cristal, y algo muy importante, tengan cuidado con los cazadores.

Nelly y yo movimos la cabeza hacia arriba y abajo, por dentro el miedo crecía por todo lo malo que nos pudiera pasar. No quería toparme con un Cazador, así eran conocidos a las personas que buscaban las rocas, para poder tener algún tipo de poder, no les importaba matar a alguien para poderlo conseguir, en este caso, serían capaz de matarme para obtener la obsidiana.

Lo que resto del desayuno nos quedamos en silencio, nadie pronunció ni una sola palabra, los nervios y la ansiedad se estaban haciendo presente. Todavía no procesaba lo que había sucedido en mi línea, la muerte de Neydi, y ahora saber que me encontraba en un lugar parecido al mío, en donde Neydi estaba viva, pero no era ella.

Al terminar el desayuno nos preparamos para salir, subí a la habitación que me prestaron para pasar la noche, me aseguré que llevara lo que necesitábamos, en la habitación de al lado se encontraba Nelly con su abuela, estaban conversando, aunque hablaban en voz baja, se podía escuchar lo que decían.

—Abuela, ¿Por qué soy yo quien lo tenga que acompañar? —Preguntó Nelly un poco molesta.

—Ya lo dije, tú eres una protectora —contestó la mujer tranquilamente.

—Si es por el cristal, se lo puedo entregar a otra persona y problema resuelto.

—No funciona de esa manera.

—Y si me pasa algo malo.

—No sucederá.

—¿Por qué estás confiada? —Preguntó la chica, era notable su molestia—. Y si él me hace algo, no lo conocemos lo suficiente, sólo estuvo con nosotras un día. Aparte las clases inician el lunes.

—Lo de las clases no te preocupes, me encargare de ello, Andrei no te hará daño, es hora de que se vayan.

Me levanté de la cama y me puse la mochila, salí de la habitación, aparentando que no había escuchado nada, Nelly me volteó a ver, bajé la mirada al momento de verla a los ojos.

—¿Listo? —Pregunto la mujer a voltearme a ver.

—Sí.

Bajamos las escaleras, estando en la salida Nelly se despidió de su abuela, no estábamos seguros de cuánto tiempo estaríamos fuera, yo solo me encontraba en el marco de la puerta viendo la emotiva escena familiar, cuando por fin se separaron pude notar un poco de tristeza en sus rostros.

—Cuídense, y recuerden, no se separen y no confíen ciegamente de nadie.

Nos despedimos de la mujer, teníamos que ir a la puerta de Alquimia, para poder ir a un nuevo lugar en donde tenemos que conseguir ceniza de Fénix.

No sé por cuánto tiempo estuvimos caminando por el túnel, hasta que llegamos a una puerta de madera, parecida a la que me había encontrado el día anterior. Por todo el camino permanecimos en silencio, durante el trayecto hacia la puerta de Alquimia como el recorrido del túnel.




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