Corrompido

19

Después de la comida, Michelle volvió a la casa para decirnos a qué hora nos iríamos para buscar la flor de loto, nos dijo que teníamos que salir a las cinco de la mañana, al parecer el lugar se encontraba lejos.

Como Michelle y Ramsés eran primos, la chica decidió quedarse con nosotros, toda la tarde nos quedamos jugando videojuegos y viendo películas. Era algo que me hizo recordar cuando estaba con mis amigos, Jesús, Saraí y sobre todo a Neydi. Era más que seguro extrañaría esos momentos.

Sabía perfectamente que, si me deshiciera de Yoali, y no me culparan por la muerte de Neydi, todo iba a ser diferente entre Jesús y Saraí, me deprimía, habían sido mis únicos y mejores amigos que tenía.

Dando las once de la noche, decidimos irnos a acostar, teníamos que despertarnos temprano e iba ser un día muy agotador.

Después de no dormir bien durante mucho tiempo, era raro no amanecer sobresaltado o con rasguños, se debía por el cristal que tenía Nelly. Hubiera deseado encontrarme con aquella chica mucho antes.

Al sonar el despertado de Ramsés todos en la casa nos levantamos, nos vestimos y empacamos lo que necesitaríamos. Según lo que nos había comentado Michelle y Ramsés, era que para llegar al estanque en donde se encuentran las flores, teníamos que ir por carretera por más de cuatro horas, eso dependía del tráfico, y de ahí caminar como una hora más.

Era mejor irnos temprano para no preocuparnos por si anocheciera.

—¿Por qué tan temprano tenemos que ir? —Preguntó Ramsés.

Él estaba sentado en el asiento del copiloto, yo me encontraba detrás de él, Michelle detrás de su padre que iba conduciendo, y Nelly en medio de nosotros dos, en ocasiones podía sentir que se encontraba incomoda.

Al principio nos quedamos dormidos, aprovechamos que el sol todavía no salía del horizonte. Eran las ocho de la mañana cuando decidimos detenernos para desayunar algo, nos estacionamos en un restaurante a un costado de la carretera.

—¿Se les ha hecho complicado reunir todo? —Preguntó el hombre.

—Sólo hemos ido a conseguir la ceniza del Fénix —contestó Nelly—, aparte de la flor nos falta ir por otras dos cosas.

Yo solo comía, había pedido una hamburguesa con papas fritas, no era muy bueno hablando con personas que apenas iba conociendo, lo bueno que ha Nelly le salía con naturalidad.

—¿Qué les hace falta? —Volvió a preguntar el hombre.

—¿Qué falta conseguir Andrei? —Preguntó Nelly volteándome a ver.

—Agua de manantial, y una escama de dragón —eso último sonó un poco estúpido después de que lo dijera. Me preguntaba si en realidad existían. Leí una y otra vez esa parte, pensaba que era una broma, o un mal entendido.

—Cuando vayan con el dragón tengan cuidado —dijo Ramsés.

—¿En realidad existen? —Pregunté un poco sorprendido.

—Claro que existen, todo lo que te imaginas existe —dijo Ramsés con seguridad—. Bueno, como las sirenas, duendes, minotauros, todo lo que tenga que ver con la mitología.

Tenía que ser algo cierto, ya habíamos visto un Fénix, así que tendría que existir los dragones, pero era algo que nunca pensé llegar a ver, pensé que solo eran cuentos de niños. Lo malo que no lo podía decir cuando regresaría a casa, era probable que me juzgaran como un loco y estaba seguro que me mandarían a un manicomio.

—No he sentido al cazador —dijo de repente el hombre, mientras tomaba café—, es posible que no los haya seguido hasta aquí, pero no hay que bajar la guardia.

Asentimos. Empezamos hablar acerca de diferentes temas, hasta que terminamos de comer. Todavía faltaba como dos horas para llegar al lugar, en ocasiones pasábamos por pueblos, pero la mayoría del trayecto solo se podía ver desolado, era un hermoso paisaje con cerros al fondo.

Nelly en una ocasión puso su cabeza sobre mi hombro, si eso hubiera sucedido cuando apenas nos estábamos conociendo habría sido más incómodo para mí. Deje que estuviera así hasta que llegamos al lugar.

—Llegamos —anunció el hombre deteniendo el auto.

El lugar está un poco lejos de la carretera principal, el hombre se había desviado por un camino de tierra, hasta llegar ahí.

—Nelly —empecé a llamar a la chica para que se levantara.

Enderezó la cabeza, al darse cuenta que había estado en mi hombro me volteo a ver, sus ojos se abrieron lo más que pudo, estaba sorprendida y se alejó de mí rápidamente.

—Perdón —se disculpó, era evidente que estaba avergonzada.

—No te preocupes —dije tranquilo.

Nos bajamos del auto, y pude notar mejor el lugar, a diferencia de todo el camino del trayecto, estaba más verde, habían un poco más de árboles y maleza, era muy agradable estar ahí, se sentía muy refrescante y tranquilo.

—Los esperare en la cascada —dijo el hombre, era el único que no había bajado del auto.

—Bien —dijo Michelle de forma de despedida.

El auto se puso en marcha, cada segundo que se alejaba, hasta que se perdió de nuestra vista.

—Creí que también nos iba acompañar —dijo Nelly.




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