Corrupcion

capitulo 6

Capitulo 6

“Laboratorio”

Dos días pasaron…. La noche del ataque llegó….

Una noche lluviosa. Los dos adeptos estaban encerrados en la cabina de un camión de contención, en camino al laboratorio justo como indicaba el plan… Con curiosidad, y para hacer conversación durante el camino, Zeo le pregunta a Víctor:

-Oye. Tú estuviste en laboratorio antes. ¿Cierto?

-Pues…sí….-Afirma su compañero, con pocas palabras ante la repentina duda.

-Tú me habías dicho que hubo una fuga cuando te diste cuenta de tu poder…dime, ¿Por qué fue la fuga?

-Por algunos sin ley atrapados que querían salir. No te preocupes por eso.-Le vuelve a responder sin mucho palabrerío.

-Tienes que decirme. Además de los dotados, los mutados, y los soldados. Algo me dice que hay algo más ahí…tienes que decírmelo. -Comenta el adepto de trueno, preocupado.

Víctor, se queda en silencio un instante, y le pide:

-Cuando estemos haya abajo. Tú concéntrate en tu deber. Y por favor, también has mi parte del plan.

Zeo se queda totalmente sorprendido ante la petición, y le cuestiona asombrado:

-¡¿Y por qué?! ¡¿Qué harás tú?!

-Tengo que asegurarme que un ser devastador no se escape.

-¡¿Qué?! ¡¿A qué te refieres?!

-Sólo concéntrate en lo tuyo y hazme ese favor.-Responde el adepto de agua, pensativo y reservado mirando fijamente hacia el suelo.

En sus preguntas, el vehículo en el que se encontraban se detiene. En la parte de afuera, pudieron escuchar una fuerte lluvia y múltiples voces. En ese momento, la puerta de seguridad se abre de manera electrónica. Cuando la puerta se abre totalmente, una gran luz de faro ilumina a los dos jóvenes dejándolos encandilados. Dos soldados los toman por la yugular, y los bajan del vehículo bruscamente. Totalmente rodeados, bajo la fuerte lluvia, en medio de un cementerio a mitad de la noche. Cuando creyeron que seria el fin, una figura aparece de entre los soldados.

Un hombre de veinticinco años, de cabello castaño largo que llegaba hasta los hombros, de contextura alta y delgada, con una sonrisa siniestra de oreja a oreja, utilizando lentes spectacles de cristal muy pequeño, con una bata de laboratorio blanca con múltiples salpicaduras de sangre. Se acerca a donde están los jóvenes dotados, y dice de una manera burlista y expresiva:

-¡Oh!…. ¡¿Estos son?!...que bien, los e estado esperando. Díganme ¿quienes fueron los que los atraparon?

Carlos, Nicol y otros cinco comunes que se encontraban disfrazados de miembros de la FAAD. Ven al siniestro hombre con una extraña esencia psicópata. Con gran disimulo, Carlos, le responde de manera convincente:

-Vimos a estos dos que se estaban escondiendo en un viejo edificio. Los atacamos por sorpresa y logramos capturarlos.

El extraño científico escucha atentamente cada palabra que le dice el soldado. Se queda reflexivo unos segundos, y le comenta:

-¿Y los atraparon ustedes solos?... ¡Guao! es algo increíble de verdad…cuéntenme con más detalle exactamente como fue.

Los nerviosos de los Comunarios disfrazados comienzan a aumentar, debido a las persistentes preguntas. Pero lo que más los asustaba, era en la forma en como el científico se expresaba. Manteniendo la calma, Carlos le responde:

-Es todo…los tomamos con la guardia baja. Logramos dormirlos, y pudimos traerlos.

El joven científico se queda absorto unos segundos, y de manera normal, les dice:

-Oh bueno…esta bien. Lo que importa es que están aquí. Dróguenlos y llévenlos a los cuartos. Yo mismo haré la autopsia.

Al recibir la orden, los soldados de elite, inyectan en los cuellos de los dos adeptos una anestesia que los deja dormidos. En el momento en el que el líquido entra en el sistema sanguíneo de Zeo, un pensamiento pasa por su mente, mientras que poco a poco cerraba los ojos:

-Esto no estaba en el plan……maldición…..no quiero morir así…

Zeo queda totalmente dormido, al igual que Víctor. Siguiendo su ordenanza, los agentes de la elite se los llevan. El joven y brillante científico les dice a los agentes.

-Por favor, pasen…muchas gracias por traerme estos juguetes. Me divertiré mucho.

El doctor, bajo la fuerte lluvia. Se acerca a la puerta de una cripta, mete su mano derecha en su bolsillo izquierdo, y saca una tarjeta. La desliza sobre la entrada de la cripta. Y dicha puerta se abre. Al abrirse, pudieron notar un camino de escaleras echas de piedra que iba a lo más profundo del cementerio. El científico, comienza a bajar las escaleras, seguido de los soldados de elite. Después de un rato, terminan de bajar las escaleras y se encuentran en unas catacumbas.

Las catacumbas, fueron remodeladas y estructuradas: Las paredes estaban echas de un duro y resistente metal al igual que el suelo. El aire del lugar, era frio y sumamente limpio, sin ningún tipo del olor desagradable. Estaba muy bien iluminado y amplio, con varios pasillos a lo lejos que parecía hacer del lugar un verdadero laberinto. Al encontrarse andando por los pasajes, el científico, les ordena repentinamente a los soldados:



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En el texto hay: sangre, accion, balas

Editado: 10.10.2018

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