Capitulo 11
“La noche del cielo rojo”
Clara, se lanza con su katana hacia los mutados cortándolos uno por uno. Víctor, controla las gotas de la lluvia a su voluntad, y las usa como si fueran balas con las que acribilla a los experimentos. Rosa, con simples movimientos de sus manos, hace flotar a los mutados en el aire y los enrosca terminando con ellos. Zeo, corre sobre lo que queda del cementerio evadiendo los ataques enemigos, y aprovechando el agua de la lluvia para electrocutar con más facilidad a sus contrarios mientras se aproxima con rapidez hacia el ciempiés. El monstruo, al ver a su retador acercársele, sonríe con sorna, se levanta, dejando ver su torso abierto con sus cientos de costillas moviéndose y rozándose las unas a las otras. Cuando repentinamente, una llamarada hace ignición justo bajo los pies de Zeo….
En otro lado de la ciudad. En una gran mansión. Un hombre de aspecto importante se sienta relajado en su escritorio, mientras bebe una bebida alcohólica de un tono marrón y de un valor demasiado alto. Cuando de repente, suena su teléfono, y el hombre atiende:
-Señor…tenemos un problema.- Le dice la persona del otro lado del teléfono.
-¡Oh, maravilloso! ¡No me dejan ni un momento en paz!… ¿Qué ocurre ahora?
-Señor. Los experimentos…han escapado. Están en la ciudad, entrando a las casas, matando y comiendo a los civiles y a mis hombres…el centro es un desastre.
-¡¿Y para qué les pago?! ¡Encárguense y ya!-Responde el hombre con arrogancia e indiferencia.
-Señor…estos soldados son nuevos, no tienen experiencia todavía…envíe refuerzos.-Le ruega el agente.
-Si tan fea es la situación…de acuerdo. Enviare gente para que los ayude.
-Gracias, señor.
El hombre cuelga el teléfono. Marca un número, y espera a que contesten. Después de unos repiques, la voz de Billy se escucha:
-Aquí Castillos.
-¿¡Qué crees que estas haciendo!?-pregunta con ira.
-Señor…estoy en camino al centro…allí se encuentran los novatos.
-¡No vas a ningún lado! Toma a tus mejores hombres y ven a mi domicilio…mi familia y yo necesitamos protección de esas cosas. Otro grupo que vaya y cubra las residencias de los otros miembros de la corte.-Da la orden, con egoísmo e inconciencia humana.
-Pero, señor-
-¡Pero nada!...obedezca, soldado.
Billy se molesta, y le replica:
-¡No me hable cómo si fuera mi superior! ¡Usted sólo nos da órdenes nada más por que es uno de los que fundaron el plan “anti-dotados”!
-¿¡Qué!?...¿¡COMO TE ATREVES A HABLARME ASI!?
-Yo me e ganado mis méritos y mis medallas, usted no…usted lo que hace es ir y mentirle a la gente para quedarse en su cargo…quédese sentado en su silla. Yo voy a ayudar a mis compañeros.
Al decir lo que pensaba, el orgulloso soldado cuelga el teléfono. Al escuchar el tono de marcado, el hombre de gran influencia se queda atónito. Y lleno de ira, comenta:
-…Te metiste con la persona equivocada….
En el cementerio. Los adeptos continuaban combatiendo contra los mutados, pero sin ningún logro numérico, ya que continuaban apareciendo de la tierra uno tras otro. El ciempiés, sin importar cuantas veces lo atacaran, no caía muerto. Con cansancio, Clara, pregunta al aire:
-¡¿Estas cosas no se acaban nunca?!
Un mutado: de grandes garras y piel oscura-verdosa. Se lanza contra ella para cortarla con sus filosas zarpas. Pero su ataque pasa sobre su cuerpo como si nada. Clara lo apunta con su arma en la cabeza, y le dispara a quema ropa volando en pedazos el cráneo de la criatura. Ella, al tener mentalmente contada sus balas, y al haber desperdiciado la última, bota su arma de fuego, y continúa con su arma blanca.
Zeo, a pasar de la pequeña explosión, sobrevivió, y continúa combatiendo contra el ciempiés. Ataque tras ataque pero sin ningún resultado, sólo heridas que se regeneran al instante. La criatura, de sus manos principales, crea una esfera de luz que sale disparada. Sin darle tiempo de evadirlo, el ataque impacta al joven justo en el estomago, desplazándolo sobre el suelo lodoso por varios metros hasta detenerse. Encorvado, y con un fuerte dolor en su estomago, dice con una voz seria y molesta:
-Muy bien…a ver que haces contra esto.
Dicho eso, levanta la mano derecha apuntando hacia el cielo. Las Nubes relampagueantes comienzan a tomar una forma circular, y un rayo, cae justo en la mano del dotado. Con el relámpago que va desde el cielo hasta su mano, lo lanza al suelo como si se tratase de un objeto. La “descarga celestial”, avanza rápidamente sobre la corteza terrestre como si tuviera voluntad propia, acabando y quemando vivo todo lo que tocara, debido al alto voltaje que poseía. El letal rayo continúa con su trayecto exterminando a todos los mutados a su paso, mientras se acerca hacia al temible ciempiés. Al ver la oportunidad, Carlos, exclama:
-¡Este es el momento! ¡Usen lo mejor que tengan!
Rápidamente, los jóvenes obedecen la orden atacando con sus mejores habilidades. Las gotas de lluvia dejan de caer, quedándose inmóviles en el aire, y comienzan a unirse formando un torbellino, cuyas gotas se separan nuevamente y salen disparas como una verdadera “lluvia de balas.” cientos y cientos de proyectiles de agua acribillan y mutilan poco a poco al ciempiés. Sin perder tiempo, Rosa, usa su extraña habilidad y saca de la tierra grandes rocas y escombros, y las usa para aplastar al mutado. La descarga celestial, se abre paso entre las piedras y ruinas, alcanzando al ciempiés, electrocutándolo y calcinándolo vivo poco a poco. Su carne comienza a cocinarse, y los órganos comienzan a explotar por consecuencia del poderoso rayo.
Editado: 10.10.2018