Cortos sin Sentido

Cap 1. QUE LOS LOCOS SOMOS POCOS

Érase una vez una pequeña niña gritaba a todo pulmón, diciendo que vio un fantasma en su habitación, tanta era la algarabía que hasta el párroco de la iglesia fue a ver lo que sucedía.

- buenas, se escuchó en unísono, mientras cortésmente era recibido.

- con mi escapulario en mano y regando esta agua bendita te espanto demonio del mal de la habitación de esa niña.

No había terminado de pronunciar estas palabras cuando un estruendo se escuchó en la habitación; era un gato negro que saltaba de un lado al otro sin parar, buscando una pelota de hilo que estaba escondida en el interior del lugar.

La niña empezó a reír sin parar, y la familia entera se burló del señor en aquel lugar, el párroco salió echando chispas por haber caído en su juego.

Y pronunciando unas palabras que fueron incomprendidas por ellos, se fue con su sotana, escapulario y agua, hasta que se encontró con una anciana que lo saludo con gran euforia, aquella era considerada una loca. De sus labios salieron palabras incongruentes, y los pocos transeúntes se sorprendieron al escucharla tan de repente, pues había sido declarada como muda y en ese instante se le escuchó como nunca.

Esa noche la pequeña niña recibió una visita, pero nadie le creyó, sus familiares también fueron visitados y ningún párroco los escucho.

Ahora eran la burla de un barrio, que decían que ese era el gato negro quien les estaba hablando, nadie nunca les creyó hasta el punto que ellos mismos dejaron de creer, poco a poco fueron dejando de hablar y comer, solo el aspecto de una anciana los hizo convencer, el burlarse de los celestiales es un error y ahora son más locos que yo.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.