Paseíto al campo

¡Cómo me gustaba salir al campo a acompañar a mi padre!

Mi padre siempre tenía tareas para hacer en el campo: pastorear a los animales, vigilar el estado de  los alambrados, etc. Cuando no tenía clases, iba siempre con él a acompañarlo. A veces íbamos a caballo, otras caminando. 

Cierto día, salimos en caballo en la búsqueda de una vaca que no había aparecido para el ordeñe. -"Algo le pasó, dijo mi padre".-Voy a ir a buscarla. Y allá salimos de recorrida hacia los campos.

Pasamos por el lugar donde habían pasado la noche las vacas, y observamos que allí no estaba. Así que debíamos seguir buscando, ahora hasta los campos del fondo, esos que no se estaban usando ahora.

Mientras íbamos, vimos volar varias perdices porque en aquella época había más especies de aves y animales. De pronto, luego de atravesar unos pastizales y a la orilla de una cañada, pudimos ver echada a la  vaca perdida, que estaba acompañada. Allí estaba junto a su ternero, por eso no había ido al tambo. Había dado cría seguramente esa noche, y quedó allí porque su hijo era pequeño para llevarlo caminando tan lejos.

Fue así como mi padre subió al ternero al caballo, ubicándolo en la parte de adelante, después él y atrás sentada iba yo. Por supuesto, que mamá vaca acompañó nuestro viaje de regreso a casa.

Al llegar, me bajé gritando que la familia se había agrandado, pues había un nuevo integrante. Ese fue un paseíto al campo inolvidable.