Todos los domingos, al fútbol...

Mi padre jugaba al fútbol desde joven. Cuando se hizo más grande, dejó de jugar. Él fue presidente de un club, Club Lito. Allí estuvo ocupando la presidencia durante muchos años.

Todos los domingos había fútbol, por lo que íbamos todos a la cancha. A mi me gustaba cobrar entradas, entonces iba temprano con papá para poder ayudarle. A veces, papá me mandaba a alguien para que me ayudara a cobrar, pero muchas veces, me tocaba sola. Pero, lo importante para mi era poder ayudarlo a él.

Más tarde iba mamá con mis hermanos a la cancha. Así que ese día, era día en que pasábamos la tarde y a veces, parte de la noche. Era prácticamente la única salida que teníamos en familia, porque durante la semana yo estudiaba y no estaba en casa durante el día. Así que aprovechaba ese día para ayudar y acompañar a mi padre.

¡Qué tiempos lindos! Siempre pienso que la vida fue muy buena conmigo por haberme dado el padre que tuve, pero también fue muy cruel conmigo, por no haberme dado la posibilidad de tenerlo más tiempo conmigo.