Como todo nuevo comienzo, el primer día de clases fue de mucho nerviosismo y miedo. Uno siempre tiende a sentirse inseguro y con miedo para enfrentar nuevos desafíos. El viajar en ómnibus, conocer nuevas personas, nuevos lugares me crearon mucha inseguridad.
Mi madre me acompañó el primer día al liceo, fue conmigo en el ómnibus en el que iba a viajar todos los días y allí fui conociendo a los chicos/as que formarían parte de mis viajes. A medida que iban subiendo, pensaba si alguno de ellos estarían en mi clase.
Sólo conocí a cinco de los chicos que subieron, porque habían ido a la misma escuela que yo iba. Los demás eran todos nuevos. Ese primer día de viaje se me hizo una eternidad, pues deseaba llegar al liceo, para conocerlo y ver qué tal era.
Al llegar a Tarariras, mi madre me dijo que prestara atención a los lugares y al recorrido qué debía hacer para llegar al liceo, para que no me fuera a perder de regreso a la agencia. Cuando llegamos al liceo, había varias madres acompañando a sus hijos en ese primer día. Ahí me sentí más tranquila, porque entendí que no era la única chica que había ido acompañada por su madre.
De inmediato, sonó el timbre y la directora nos recibió junto a algunos profesores, los que fueron nombrando a los alumnos de su clase. Yo formaba parte de 1° 4 y no tenía ningún compañero conocido, eran todos nuevos compañeros a conocer. Indudablemente esto me provocó más nervios aún porque me seguía sintiendo sola.
Al ingresar al salón de clases, nos comenzaron a sentar por orden de lista, hicieron que nos presentáramos:nombre, lugar de dónde veniamos , edad y por qué habíamos elegido ese liceo. Al escuchar a mis compañeros, comprendí que casi no había compañeros que se conocieran entre sí, sólo un grupo que venía de la localidad de Semillero eran conocidos entre ellos, los demás éramos todos nuevos. Eso me dio mucha tranquilidad, pues estaba la posibilidad de formar nuevas amistades.
Ese primer día conocimos a varios de nuestros profesores, y la modalidad de trabajo de cada uno de ellos. Al llegar las 17 hs sonó el timbre de salida, y al salir estaba mi madre esperándome para ir a tomar nuevamente el ómnibus para volver a casa. Mientras esperamos la salida del ómnibus, le conté entusiasmada todo lo que habíamos hecho y que estaba contenta de poder estudiar en ese liceo.