¡Qué lindo fue ese lunes volver a casa! Ese viaje de regreso fue muy lento, pues yo deseaba llegar a mi casa para estar con mi familia tomando unos ricos mates al lado de la estufa, entre charla y charla.
Les conté la pregunta del profesor acerca de qué era la felicidad, para que ellos me dieran su opinión. Mi papá me contó que él cuando niño no era feliz, pues eran muchos hermanos y la comida para todos no alcanzaba. Entonces, él fue llevado por una familia a vivir con ellos, donde lo criaron y lo alimentaron. También me dijo que por eso fue hasta 4° año de escuela, y nunca la terminó.
Ahora soy feliz me dijo, porque tengo trabajo, una familia y quiero que ustedes, mis hijos, estudien. Eso me puso un poco triste, porque mi hermana mayor no quiso ir al liceo. Y yo sentí que tenía que aprovechar la posibilidad que me estaban dando mis padres para poder estudiar, cosa que ellos no habían podido realizar.
Luego de tomar unos mates, me puse inmediatamente a hacer los deberes acerca del tema el debate, buscando información en los libros de español que tenía. En esa época no existía el internet y toda la información debía buscarse en libros, enciclopedias, revistas, etc.
Cené y me acosté, quedando largo pensando en la vida difícil que había tenido de niño mi padre y cómo había podido salir adelante por su trabajo. Ahora había formado su propia familia y se preocupaba porque nada nos faltara.
Como niña, lo único que podía hacer para retribuirle, era estudiar para que se sintiera orgulloso de mi. Ojalá que todos los hijos elijan este camino como forma de agradecimiento a su familia.