Cosas que pasan...

Y llegué a 5° año de liceo...

Como quién quiera la cosa, llegué a 5° año de liceo, En realidad, aún no tenía decidido qué iba a seguir estudiando pero por lo pronto, me inscribí en 5° año orientación humanística. Pero tuve un problema que me provocó un cambio en mi vida.

Cuando llegó el primer día de clases, mi clase era en el turno de la mañana y no tenía ómnibus para ir al liceo. Luego de mucho pensar, mis padres decidieron cambiarme a otro liceo, al cual ellos tendrían que llevarme todos los días 9 kilómetros para poder tomar el ómnibus. Pero, era la única posibilidad que tenía de poder hacer 5° año Humanístico.

Así fue como mis padres pidieron el pase para el Liceo de Cardona. Mi madre me acompañó el primer día de clases, pero cuando llegué a la puerta del liceo no me quise bajar del ómnibus. Ese liceo no me gustaba, y definitivamente no iría allí. Al regresar a casa, mis padres dialogaron conmigo acerca de lo que iba a seguir estudiando.

Yo les dije que quería seguir asistiendo al Liceo de Tarariras y que haría cualquier 5° que estuviera en el turno de la tarde, asi podía seguir viajando todos los días. Asi fue como mis padres, al día siguiente llamaron por teléfono al liceo y le preguntaron qué 5° había en la tarde. Le respondieron que había 5° Biológico y 5° Científico. Por lo tanto, decidí hacer 5° Biológico.

¡Qué alegría sentí porque podía seguir estudiando y en mi querido liceo! Al regresar a clases, sentí que me iba a esmerar para que me fuera bien, porque sabía que las materias eran más difíciles pero yo había optado por ellas. Tambien me encontré con varios compañeros conocidos de otros años, por lo que no me fue difícil adaptarme al grupo.

Reconozco que tuve mucho para estudiar, pero así lo había decidido y tenía que demostrar a todos que lo iba a lograr. Había materias que tenían parte teórica y parte práctica, y había que elaborar informes de ambas para llevar una buena nota. Tuve que estudiar muchísimo, incluso los fines de semana para poder tener buenas calificaciones.

Pero, me sentí reconfortada cuando llegó fin de año y me había quedado a dos materias a examen, que tenía que dar en febrero. Para poder darlas, fuimos a clases particulares junto con otra compañera a uan muchacha que se llamaba Mónica. Ella nos explicó muy bien química y física, y gracias a ella pudimos salvar las materias con facilidad.

De esa manera, 5° año estaba aprobada. Ahora faltaba elegir qué 6° haría para culminar mis estudios liceales. Por lo tanto, ese verano sería definitorio para ver qué haría ya pensando en cuál carrera seguiría estudiando. Pero, en esa definición también tenía que tener en cuenta la parte económica pues mis padres no podrían pagar mis estudios en Montevideo. 

Nuevamente, la parte económica familiar se hacía notar. Además yo debía tener en cuenta que mis gastos no eran los únicos de la casa, que se debía destinar parte del dinero del trabajo de mis padres para otros menesteres. Menuda decisión tendría ese verano para razonar teniendo en cuenta todos los aspectos.




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