Hay días en que la melancolía ataca lentamente y te trae recuerdos de muchas cosas vividas: buenas y malas. Siempre dicen los que saben que todo lo malo sirve para experiencia, pero no siempre es así. Incluso hay veces que lo tienes guardado en el subconsciente porque no quieres recordarlo.
Hoy es uno de esos días en que la melancolía está presente y he recordado algo. Cuando yo empecé a estudiar magisterio, primero mis padres me consiguieron unas piezas donde quedarme en la casa de mis tíos mas allegados. Allí se iba a quedar conmigo, mi amiga Marcela, aquella compañera que había conocido en 6° año de liceo.
Ella iba a cursar algunas materias que le habían quedado de liceo, y yo comenzaba a estudiar magisterio. La primera noche que nos quedamos fue un domingo. AL otro día, lunes yo me levanté temprano y me fui para Rosario. Cuando volví me resultó extraño que Marcela no estuviera en la casa, pero pensé que estaría visitando a su tía.
Pasaron las horas y decidí ir a la casa de su tía a preguntar por ella. Allí no había nadie, y el comercio que ella tenía decía en un letrero "Cerrado por duelo". Seguí caminando y me encontré con un ex compañero del liceo que luego de saludarnos, me preguntó qué andaba haciendo. Cuando le comenté que andaba buscando a Marcela me contó lo que había sucedido: "Esa noche, el padre de Marcela había fallecido, se había suicidado"
Esa noticia fue tremenda para mi, pensaba en la tristeza que tendría mi amiga, pues su padre era lo más importante que ella tenía. Rápidamente me fui hasta el lugar donde estaban velando a su padre, y allí estaba mi amiga, triste muy triste. Con un gran abrazo, pude transmitir mi sentimiento de lamento y decirle que todo estaría bien.
Pero, todos sabemos que cuando perdemos a un ser querido no hay palabras de consuelo. Todo lo que te dicen no nos importa, porque el dolor es nuestro, es único. Sólo el paso del tiempo, atenúa el dolor pero siempre está ahí latente.
Marcela se volvió al campo a vivir con su madre y sus hermanos; yo me tuve que mudar a la casa de la señora Nelly, adónde fui a vivir allí por tres años mientras estudiaba.