Cosas que pasan...

Recreo largo...

Ese día tuvimos clase a primer hora de 45 minutos y luego teníamos 90 minutos libres. No sabíamos qué hacer. El día otoñal estaba muy lindo y no daba para quedar encerrados dentro del salón.

Una de las compañeras, que vivía en la ciudad, manifestó que estaría bueno aprovechar ese rato e ir todos al parque que había cerca del puente de ingreso a la ciudad. Ni bien terminó de decirlo, la respuesta de todos fue unánime: -"Vamos".

Así fue como todos charlando por las calles y con la emoción de conocer un nuevo lugar, salimos rápidamente del instituto, avisando previamente que volveríamos a la hora de las clases siguientes.

Al llegar al lugar, los que no conocíamos, quedamos asombrados de la belleza del lugar: por el arroyo corría suavemente el agua, pasando por una especie de catarata que la naturaleza había formado. Estaba todo rodeado de árboles, en la que se sentía el canto de los pájaros. Sobre la orilla podían apreciarse algunas plantas acuáticas, a las que no les llegaba la corriente de agua y por eso habían podido acumularse allí.

Completando la belleza del lugar, se habían construido parrilleros y mesadas para la gente que quisiera ir a pasar un buen rato. Pasamos un rato agradables toda la clase, lo que fue positivo para conocernos más y distendernos un poco de la rutina.

Al volver a clases, los ánimos de todos había cambiado: estamos contentos y con ganas de estudiar y terminar la jornada rápido para volver a nuestros hogares. De vez en cuando sirve cambiar la rutina de todos los días y permitirnos, darnos un momento para nosotros.




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