Cosas que pasan...

Tarde de lluvia...

Esa tarde se presentaba lluviosa. Al salir de las clases de magisterio, debíamos tomar el ómnibus para poder ir a la práctica de la escuela durante toda la tarde. Al salir del instituto, debimos correr para poder llegar a la agencia del ómnibus y tratar de mojarnos lo menos posible. Pero, al realizar esa corrida no pudimos evitar el hecho de pisar charcos provocados por las baldosas rotas lo que hizo que nuestros calzados se humedecieran.

Al llegar directamente  a la escuela no tuvimos la posibilidad de cambiarnos el calzado y la ropa que se había humedecido. Al entrar al salón de clases, allí estaba la maestra Beatriz con su  rostro absorto al verme llegar tan mojada. Más absorto quedó mi rostro, al ver que sólo habían ido cuatro niños a clases.

-Llovió toda la mañana-me dijo Beatriz. Y agregó: - La tarea que tenías para hacer hoy, no la vamos a hacer con tan pocos niños. Así, que ve a tu casa tranquila, porque no van a venir más niños y el tiempo no va a dar tregua.

Así fue como me fui a mi casa a darme una ducha calentita, almorcé y me acosté a realizar algunas deberes pendientes que tenía para hacer. Esa tarde continuó lloviendo torrencialmente, así que no dio para hacer otra cosa. Pero, a mi me gusta ver llover siempre, pues me recuerda a cuándo vivía en el campo, cuando chapoteaba en los charcos, cuando me mojaba sólo por el placer de disfrutar el agua de lluvia. Ese olor a tierra mojada es inconfundible, cuando caen las primeras gotas de lluvia. 

¡Ojalá todas las personas aprendieran a disfrutar de la lluvia! a no quejarse siempre porque llueve. La lluvia es parte de la naturaleza y debemos valorarla como tal, a pesar que hay ocasiones en que su fuerza provoca inundaciones. 

 




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