Observar el recreo de una clase de alumnos es algo muy particular: es el recreo de los docentes, pero se debe observar con mucho cuidado los niños. Los niños aprovechan esa media hora para merendar, jugar con sus compañeros ó simplemente charlar con chicos de otras clases.
En una clase dónde hay muchos grupos, el recreo es un tema complicado pues son muchas personas las que están allí disfrutando de esos minutos de ocio. En esta escuela, el recreo se dividía por sectores: las clases de 1° a 3° año iban en el patio del frente, y los de 4° a 6° año inclusive en el patio de atrás. Obviamente que había diferencias entre ambos patios, pues las clases chicas disponían de juegos de patios y las clases grandes, de la cancha de fútbol. Pero, había que adaptarse al reglamento de la escuela.
Esa tarde, había comenzado complicada desde el ingreso a clases. Andrea, uno de los alumnas de la escuela había llegado al salón unos minutos tardes y con los ojos llorosos. La madre la acompañó a la puerta del salón y le manifestó a la maestra Beatriz, que disculpara pero que hoy andaba brava. Todos quedamos en silencio y esperamos a que Andrea se sentara en su lugar.
Inmediatamente, la maestra Beatriz dio la orden al "secretario" de la clase de ese día, que juntara los cuadernos de deberes de todos y que luego, repartiera a cada uno los cuadernos de clases. Todos entregaron los deberes, incluso Andrea, que entre lágrimas abrió su mochila y sacó su cuaderno. Beatriz escribió la fecha en el pizarrón y allí escribió la primer actividad del día: "Cómo me siento hoy... por qué".
Enseguida comprendí cuál era la intención de Beatriz, quería que Andrea contara qué le pasaba, que a través de sus propias palabras pudiera manifestar ese dolor que estaba sintiendo. Luego de escribir, la idea era que cada uno leyera en voz alta lo escrito. Todos comenzaron a leer lo escrito, hasta que llegó el turno de Andrea y manifestó que no quería leer en voz alta lo escrito. Pidió para hablar a la hora del recreo, con la maestra Beatriz y conmigo.
Todos quedamos en silencio, pero la maestra Beatriz le asintió a través de un gesto que así sería. Cuando sonó el timbre del recreo, Andrea se quedó en el salón mientras sus compañeros salieron rápidamente al patio del recreo. Entre sollozos, comenzó a contar lo que le sucedía. "Yo no pude hacer los deberes, porque mi madre ayer nos llevó a mi hermana y a mi a visitar a los abuelos del campo. Allí nos enteramos que mis padres van a separarse, porque papá no nos quiere más"-
-No, dijo la maestra Beatriz. Si tus papis tienen problemas y van a separarse, no significa que no los quiera. A veces los grandes no nos llevamos bien, y lo mejor para todos es separarse. Pero no quiere decir, que los hijos no nos importen. Al contrario, muchas veces lo hacemos para que ustedes no presencien las discusiones.
Entre sollozos, Andrea respondió que su madre le había dicho eso. -Debes hablar con tu papá y preguntarle le respondió la maestra Beatriz. Pide a tus padres para sentarse los cuatro y dialogar, porque las discusiones no son buenas para nadie y quizás, sea un mal entendido.
-Vamos al baño, te acompaño para lavarte la cara le dije. Y luego, sales al recreo a juntar con tus compañeros. Andrea asintió . Mientras observábamos el recreo, la maestra Beatriz me comentó que los papás de Andrea habían tenido varias veces, y que posiblemente el tema de la separación sea cierto. Agregó que a la salida hablaría con la madre para explicaarle la situación de angustia por la que estaba atravesando la niña, para que en casa dialogaran con ella.