Una tarde a la salida de la escuela, después de las 17 hs me dispuse a "hacer dedo" como todos los dias. A lo lejos se podía divisar una tormenta. Observando el cielo, comencé a pensar que debía conseguir viaje directo a mi casa porque de lo contrario, era probable que me agarrara la lluvia.
Pasaban los minutos y ningún vehículo pasaba frente a la escuela, por lo que me empezó a preocupar que no sería fácil volver a mi casa. Fue así, como se hizo las 18 hs y yo seguía parada frente a la escuela. La tormenta se acercaba cada vez ´más, relampagueando cada vez más seguido. Comenzaron a sentirse el sonido de unos truenos. Era obvio que la lluvia se acercaba, también la noche.
Todavía faltaba una hora para que pasara el ómnibus frente a la escuela, que me llevaría a mi casa. De tanta tormenta que había, se hizo la noche de improviso y comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia. Así que tuve que volver a entrar al patio de la escuela, para resguardarme bajo el techo de la galería.
La lluvia era intensa y se hacía difícil divisar la proximidad del ómnibus, por lo que a la hora aproximada me acerqué al portón de la escuela para no perder el único ómnibus que me llevaría de regreso a mi casa. Me mojé toda, en especial los pies pues llovía con mucha intensidad.
De pronto, veo que el ómnibus se aproximaba. ¡Qué emoción sentí al subirme al bus!, pues luego de la jornada de trabajo, tener que esperar 2 hs para tomar el ómnibusy mojarme, el hecho de saber que faltaba menos para llegar a mi casa me causaba alegría, a pesar de haberme mojado y sentir frío.
Esa fue una larga jornada, complicada por el escaso tránsito, la lluvia y la llegada rápida de la noche, causado por la tormenta. Pero, al llegar a mi casa e ingresar en ella, me sentí tranquila, pues ya estaba lista para descansar.