Se puede vivir del amor

Hay una canción muy conocida que dice “No se puede vivir del amor” y yo cambio por “Se puede vivir del amor”. Quizás quién esté leyendo esta página, esté pensando qué equivocación. Pero lo cierto es que conocí a una persona que pudo vivir del amor.

Cuando era niña, se fue de su hogar porque sus padres la castigaban mucho. En aquellos tiempos no existían instituciones que se ocupaban de estos casos de violencia y un tema así pasaba desapercibido.

Fue así como ingresó a un Colegio de Hermanas donde estuvo hasta la mayoría de edad. Allí, si bien compartía actividades y vivía junto a otras personas, también sufrió violencia psicológica. Se llevaba mal con las niñas que allí vivían porque no la querían, por ser de cutis morocho. Lo rescatable es que aprendió diversos oficios, que le permitieron tener oportunidades laborales al salir de allí.

Cuando cumplió los dieciocho años, se fue a vivir sola, buscando trabajo para sustentarse. Encontró trabajo con una señora mayor, la cual le trataba mal. Pero, como tenía techo y comida, aceptó el trabajo hasta tanto pudiera conseguir algo mejor.

Al poco tiempo, la señora enfermó y ella la cuidó con mucho esmero, con la finalidad de que se pudiera recuperar. Pasaba día y noche con ella, a su lado buscando revertir los problemas de la enfermedad.
Fue así como la señora se dio cuenta que era una buena chica y que no podía dejarla desamparada cuando ella no estuviese. Llamó a su abogado y le pidió que cambiara las escrituras de la casa a nombre de la chica que la estaba cuidando.

“Se puede vivir del amor”, cuando es correspondido. Para que nos amen debemos ayudar y amar para poder ser correspondidos.