Cosas que pasan...

Coco

Mi padre falleció hace veinticuatro años de cáncer. Mi madre rehizo su vida a los años, estando en pareja con Coco, un hombre que no valoramos como lo que fue.

Coco estuvo dieciséis años con mi madre; fue como el abuelo que tuvieron mis hijos, porque fue el referente que tuvieron. Él siempre me valoró como una buena persona, sabía que era una persona directa y que no me gustaba depender de nadie. SIempre me estaba ofreciendo ayuda por si necesitaba alguna cosa, porque sabía que yo me valía sola con mis hijos. 

De a poco sin querer, lo fuimos incorporando a la familia. Si bien él tenía un hijo, hacía varios años que no tenía relación con él. Por lo que nosotros sin darnos cuenta, pasamos a ser sus hijos adoptivos y por lo tanto, nietos adoptivos. 

Hace un año y medio, Coco enfermó. Le dio un ACV que le quitó movilidad y su mente quedó perdida. Había días que conocía y otros que no; días tranquilos y otros donde estaba agresivo. Los médicos no dieron muchas esperanzas de recuperación, por lo que fue internado en un Hogar de Ancianos. 

Esos hechos fueron causando un dolor angustiante : el ACV, su internación en un hogar de ancianos y su posterior aumento en el deterioro de la salud. La última vez que me conoció fue muy certero con sus palabras: "Vos sos la única hija de tu madre que no jode, que no molesta". Y agregó: "Dieciséis años estuve aguantando las locuras de tu madre, y mirá como me deja tirado en este hospital".

Sinceramente esas palabras quedaron grabadas en mi mente, tenía toda la razón. Esa tarde le di un gran abrazo y le dije que se cuidara mucho, que se iba a recuperar de a poco. Cuando me iba de la sala, se despidió con su brazo levantado, diciéndome que volviera.

Al otro día, se lo llevaron al hogar de ancianos. Cuando fuimos a visitarlo con mis hijos, no nos conoció Su mente y su mirada estaba muy perdida. No pronunciaba palabras. 
A las dos semanas, una madrugada nos llamaron para decirnos que estaba grave; los médicos habían comenzado a pasarle morfina para calmar su dolor. Y a las diez de la mañana, cuando escribo para preguntar por él, justo en ese momento, terminaba de fallecer. 

Así fue como Coco ocupó el vacío dejado por papá durante algunos años. Recién ese día comprendimos qué fue Coco para nosotros, siento que no lo valoramos como lo que realmente fue. Por eso, pido a quién está leyendo este capítulo, que valoren a todos los "Coco" que aparecen en sus vidas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.