Cosas que pensé antes de sanar

Capítulo 5 – Fragmentos invisibles

Capítulo 5 – Fragmentos invisibles

En este capítulo, no hay un relato lineal. Hay destellos, momentos atrapados en la memoria, pensamientos que vienen y van, escenas pequeñas que a veces parecen invisibles para el mundo, pero que en realidad sostienen el peso de una vida entera. Todo esto visto desde los ojos de alguien que observa, siente y calla.

Fragmento 1
El frío de la madrugada se filtra entre los dedos, agarrando el teléfono que no deja de estar en silencio. Cada minuto sin un mensaje es una eternidad que pesa en el pecho, aunque no hay certeza de qué se espera ni por qué. Solo queda la sensación del vacío que duele, el ruido sordo de la ausencia que no se explica.

Fragmento 2
Caminar sola por calles desiertas, bajo la luz amarillenta de faroles que apenas rozan la oscuridad. El eco de los pasos es la única compañía, y en ese sonido se mezclan la nostalgia por lo que fue y la paz que surge de estar con uno mismo. En la soledad de la noche, cada pensamiento parece más claro, aunque a veces duele.

Fragmento 3
El aroma del café recién hecho invade la cocina silenciosa de la mañana. Mientras la taza tibia calienta las manos, la mente se dispersa en pensamientos sin forma ni destino, como nubes que flotan sin rumbo. Es en esos momentos que el tiempo parece detenerse y uno se encuentra a sí mismo, aunque solo sea por un instante.

Fragmento 4
Sentada frente a la ventana, la lluvia dibuja mapas efímeros en el vidrio. Cada gota se desliza lentamente, borrando a su paso las huellas del recuerdo, que vuelven y desaparecen como esas pequeñas corrientes de agua. La melancolía se mezcla con la calma, un duelo silencioso entre lo que fue y lo que se pierde.

Fragmento 5
Después de una conversación importante, llega el silencio que pesa más que las palabras. Es ese espacio entre lo dicho y lo callado, donde los pensamientos se enredan y el pecho se aprieta sin razón visible. El no haber dicho todo queda suspendido, como una sombra que no se puede evitar, y que acompaña incluso cuando todo parece terminado.

Fragmento 6
Desde la ventana del auto se ven las luces lejanas de la ciudad, titilando como estrellas que parecen al alcance de la mano, pero que nunca se logran tocar. Son como sueños que se persiguen en la oscuridad, a veces cercanos, otras inalcanzables. En esa distancia, el corazón se agita con esperanza y miedo al mismo tiempo.

Fragmento 7
Estar rodeado de gente y sentirse solo, como si un cristal invisible te separara del mundo. Las voces y risas llegan apagadas, como si vinieran de otra dimensión. La desconexión duele, aunque nadie la note. En medio del bullicio, el silencio interior grita por ser visto, pero queda oculto tras una sonrisa que oculta el cansancio.

Fragmento 8
El roce del viento en la piel que entra por la persiana abierta y agita las cortinas ferozmente, frío pero tranquilizador. Ese instante donde el mundo parece pausarse y las preocupaciones quedan suspendidas en el aire, aunque por dentro siguen ardiendo silenciosamente.

Fragmento 9
La música que se escapa de los auriculares, como un refugio privado que nadie puede tocar. Cada nota despierta emociones dormidas, recuerdos que laten bajo la superficie, y esa sensación de que, aunque estés solo, no estás completamente solo.

Fragmento 10
La mirada fugaz de un extraño en la calle que por un segundo parece entender, sin palabras, sin explicaciones. Ese breve contacto invisible que a veces salva un día, que devuelve la esperanza en la conexión humana que tantas veces parece perdida.

Fragmento 11
El peso de las palabras no pronunciadas en una llamada que nunca llega. El deseo de escuchar una voz conocida, el silencio del teléfono que pesa como una ausencia tangible y la certeza amarga de que algunas distancias no se pueden acortar.

Fragmento 12
La sensación de despertar sin ganas, atrapada entre el sueño y la realidad, donde el cuerpo quiere quedarse quieto y la mente no sabe qué hacer con tanto ruido interno. Ese instante frágil en que todo parece detenido, pero la vida sigue exigiendo movimiento.

Fragmento 13

Sus ojos profundos que al mirarme queman como un trago de vodka puro, su sonrisa fresca que me ilumina como una noche de luna llena. Al final solo soy yo, víctima de mis recuerdos, con la botella y la luna frente a mi ventana.




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