Coure di Fiuri

Cap 9: riesgo

- eso estuvo increíble Jimin - dijo Jin abrazando a su hermanito, fue una gran competencia.

- no sabía que podías moverte así - halago Yoongi tambaleándose un poco por el alcohol - me enorgullece tenerte como hermano.

- ya hyung's vamos abajo que debemos irnos siento que los drogue de más - y con dificultad bajo del escenario junto a sus mayores quienes solo reían de cualquier cosa.

Justo en ese momento es cuando se arrepiente de haberlos drogado mucho.
Ya en su mesa ve como las otras 2 parejas están tomando.

- nos vamos, E'dawn y Chanyeol ayúdenme con estos dos - dijo señalando a sus hermanos, cuando los hombres pudieron sostenerlos Jimin se estiró en su lugar y miro a Hyuna y a Baekhyun - vámonos, mucho público por hoy.

Querían salir del lugar rápido al menos Jimin quien no dejaba de tener un mal presentimiento en su pecho, aunque a su cuerpo llego un gran alivio cuando al fin se subieron a los autos.

Los hombres conducían ya que todos los demás estaban más borrachos y por precaución no querían manejar.

El pelirosa miraba por la ventana del copiloto como varios hombres uniformados salían, seguramente protegiendo aun hombre importante que visito el bar y sin terminar de ver el auto arrancó con dirección a su casa.

Tenían trabajo en unos días y si querían hacerlo bien debían quitarse la posible resaca de mañana.

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Uno... Dos... Tres... Cuatro...

Eso se escuchaba por todo el campo de entrenamiento, Jimin era quien gritaba a todo pulmón mientras sus menores con arma en mano practicando sus tiros en unos blancos que tenían forma humana a varios metros de donde ellos estaban parados.

Con el tiempo aquellos chiquillos habían mejorado su puntería, el veía en primera fila como florecían en todo su esplendor, como siempre debió de ser. Ellos no tuvieron la mejor de las infancias, siempre tuvieron muchas limitaciones; ahora él y sus hermanos se encargarian de darles a elegir pero solo sera cuando ellos crean que estan listos.

En estos momentos sus hermanos estaban en una junta con el nuevo contratista.

Un Italiano que tenía grandes influencias desde Savoya hasta Sicilia; toda Italia a sus pies. Pero con defectos como muchas organizaciones, necesitaban armas para un posible enfrentamiento con otra mafia de Suiza. Según su pedido "conflicto entre fronteras" debido al mal manejo de blancas entre ambos países, solo faltaba saber de quien tenían que robar el armamento, ya que si se trataba de robar al menos daban el nombre de alguna mafia o persona.

Lindo sería tener su propia mercancía pero era un trabajo muy pesado y era de quedarse establecidos en un solo lado, algo que ellos no harían, algo que no esta en sus planes, al menos no ahora.

Pero como siempre, su trabajo debía ser mínimo en 2 semanas, para ser ladrones la rapidez era un requisito, mientras más tiempo tardaran, más huellas y pistas dejaban y eso era algo que no se podían permitir.

- ¡descansen! - ordenó y todos sus aprendices desarmaron las armas para dejarlos en la mesa, donde aparte de haber las pistolas también había balas - vayan a cambiarse.

Y dando una reverencia los 5 muchachos salieron caminando del campo de entrenamiento.

Tomando su botella de agua del suelo, comenzó a caminar hacía la gran casa, agitando sus cabellos para en ligera frustración.

Fue un día muy cansador.

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- estas demente - el castaño se cruzo de brazos aun incrédulo por lo que había dicho ese hombre de ojos claros.

- no, hablo muy enserio - viendo a ambos donceles con insistencia, volvió a tomar de su copa, aquella que contenía un delicioso vino de los viñedos Italianos - se que consiguieron droga para Robinson.

- no es lo mismo robar del transbordador a robar a la sede - Suga estaba molesto, literalmente era arriesgar su propia vida con tal de conseguir mercancía, y para colmo eran armas; eran el doble de pesadas que unos cuantos paquetes de droga.

- pero se que son los únicos que podrían con el trabajo - apoyo sus codos en sus rodillas inclinando su cuerpo mirando atentamente a sus invitados - solo 2 cajas de armamento, no importa cual sea, solo los necesito.

- hablemos de números, y de ahí veremos si vale la pena arriesgar nuestros traseros - y sacó un cigarrillo de su chaqueta para pronto encenderlo en medio de aquella sala.

- un millón de dólares - su voz firme delataba que hablaba enserio.

- consigue a otros que hagan tu trabajo que nosotros no lo haremos - mirándose ambos hermanos estaban por levantarse de sus respectivos asientos pero el hombre fue más rápido y tomo ambas muñecas.

- no, por favor - asiendo caso ambos volvieron a sentarse aun con sus miradas frías e imperturbables - que sea un millón de euros - castaño y peli azul se vieron cómplices para luego sonreír levemente.

- trato hecho - dijeron al unísono, el otro asintió aliviado - y ¿de quién debe ser la mercancía? - pregunto el peli azul.

- de Magari Morte - sonrió el Italiano, realmente necesitaba aquellas armas si es que no quería perder territorio, pronto tendría una guerra y no estaba con recursos suficientes como para pagar armas de aquel nivel. Era mejor contratar ladrones que hicieran el trabajo sucio.

Los muchachos de finos rasgos solo miraron al hombre en silencio, con la mente fría y sentimientos revolviendo sus entrañas, ¿tan pronto se encontrarían con los lideres de aquella mafia?, el destino decía que sí.

Pero ahora Seokjin no se creía capaz de ir y encontrarse con aquella persona que se adueñó de su corazón hacía ya tantos años, realmente se sentía inútil en este momento. Quería seguir recordando aquellos momentos; sacudió su cabeza en negación, ahora no era momento de lamentarse. Así que mirando al frente, encontrándose con los ojos de Italiano afirmó.




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