Antes de que Nalu viniese debía de cantarle a los guardias que protegían la ventana de mi habitación y parte trasera del castillo para dormirlos por un momento, así mi amiga podía venir tranquilamente por atrás del palacio sin que la atrapasen.
Abrí la ventana para dormir a los primeros dos guardias que cuidaban que nadie entrase por allí. Empecé a cantar una melodía, los guardias empezaron a cerrar lo ojos, hasta que empezaron a bajar, y bajar, y bajar y se quedaron dormidos en el camino de rocas brillantes que rodeaba al palacio. Mi habitación estaba en el tercer piso del castillo, por lo que debía de bajar para dormir a los soldados restantes y tenía que hacerlo sin que mi padre se enterara de todo esto. Aunque eso muy difícil no sería, ya que mi padre estaba muy ocupado siendo rey...
Me escabulle por la ventana abierta de mi recamara con cautela, ya que algún sirviente podría oír un ruido extraño proveniente de mi habitación y tal vez querrían investigar al respecto. Lo que los llevaría a descubrirme y arruinar mi encuentro con Nalu. Eso me deprimiría ya que yo en realidad... No tengo muchas amigas que digamos. Hice la escuela en casa desde pequeña, no tengo idea de como es una institución pública. Aunque por lo que mi amiga me ha contado, me ha dado a entender que nunca hay papel en los baños. Eso es sumamente inaudito. ¿Cómo es que mi padre no ha mejorado ese aspecto? Hay tantas cosas que hay que reparar en el reino y nunca me había enterado. Si no hubiera sido porque conocí a Nalu, yo no sabría nada al respecto.
Bajé hasta llegar al suelo y me escondí detrás de un enorme coral verde agua que se encontraba cerca del camino de rocas. Ahí mismo detrás de la planta, empecé a cantar y así fui durmiendo a cada guardia que vigilaba la parte trasera, o la mayoría de ellos. Tenía unas cuántas horas para disfrutar la visita sin que nos molestaran, aunque no sé cuánto se quedaría ella.
Luego de terminar mi labor subí nuevamente a mi recamara y dejé entreabiertas las ventanas para que entrara algo de corriente marina. Cogí un libro de mi pequeña biblioteca. Frankenstein, un clásico literario, y me recosté en mi cama para leerlo más cómodamente. También para hacer algo productivo mientras esperaba, claro está.
Me había adentrado tanto en la lectura que no me había percatado de que mi invitada especial ya estaba en la misma habitación que yo. Apareció de la nada delante mío presentándose con un "Holuu" silencioso. Inmediatamente reaccioné soltando un grito por el susto.
—¡Cállate boluda!
Nalu me había tapado la boca con la mano para no alertar a nadie y que no siguiera gritando, pero a los segundos oímos pasos fuera de mi dormitorio. Ambas miramos como el picaporte de la puerta se movía.
—Princesa, ¿está todo bien?
—Eh...—Umiko miró por todos lados. No había rastro de la otra muchacha—Yo... Me emocioné porque estaba leyendo y por eso he gritado. Discúlpadme por alertarla.
—Oh... Está bien—Respondió algo confundida—. Buenas noches princesa Umiko, disfrute de su lectura—La mucama cerró lentamente la puerta.
Cuando los pasos desaparecieron Nalu salió del clóset conteniendo la risa para no provocar escandalo.
—Así que gritaste porque te emocionaste. ¿Te emocionó verme? JAJAJA.
—¿Qué va?—Umiko puso los ojos en blanco—¿Cómo estás Lucita? ¿Le has contado a tus tíos sobre el exilio?
Cerré el libro y lo dejé en mi mesita de noche para que no estorbara. Me acomodé y arreglé mis prendas para estar más cómoda y presentable. La otra chica se sentó en la esquina de mi cama y se pasó una mano por el cabello para acomodárselo. Con una sonrisa amable me miró y respondió las preguntas que le hice.
—Todo bien, princesa. Y si, les conté. Les dije que no cometería más delitos.
—¿Entonces prometes no robar más?
—Sep, excepto robar miradas, eso siempre.
—¿Robar miradas?
—Sep, todos me miran siempre. Seguro les gusto, deah... En realidad es todo lo contrario...
—¿Por qué dices eso Lucita?:La princesa se acercó un poco a la chica para escuchar mejor.
—Dale, no te hagas. Ya sabes el porqué o ¿acaso no viste como luzco?
Me señaló sus brazos y su rostro, refiriéndose claramente a sus escamas azules claro. Me mostró sus colmillos filosos, sus aletas extras y sus ojos con pupilas "raras". Aunque yo seguía sin ver el problema, para mí todo eso que me había mostrado la hacía única, la hacía ella misma. No podía creer como las personas la juzgaban por ser diferente, cuando todos en este reino tenemos distintas formas de pensar, de vestir, de amar, de ser.
Mi mamá estaba en contra de la desigualdad... Nunca la conocí, pero los sirvientes me hablaban de ella cuando el rey no estaba presente. A mi padre no le gustaba tocar el tema, así que todo lo que sé es gracias al personal del palacio.
Me acerqué a mi amiga para abrazarla, pero esta rechazó el gesto.
—Perdón, es que yo... No soy muy fan de los abrazos.
—Tranquila, no os preocupéis—Tomó el hombro de Nalu y le dije un par de palabras—. Por lo que me has dado a entender, no estáis conforme con tu cuerpo ¿verdad?—Suspiró antes de hablar, levantó el mentón de la chica y le sonrío— ¿Sabíais que tus pupilas hacen recordar a los ojos de un felino terrestre o que tus escamas reflejan luz cuando están bajo el sol?
—¿Felino terrestre?
—Si, he visto imágenes de ellos en libros, te mostraré.
Cerré mis ojos un momento para visualizar lo que iba a hacer, realicé unos movimientos con mis manos y de estas salieron brillos morados con los que creé un gato que estaba jugando con unas flores.
—Wow... Que hermosa... Digo- hermoso—Nalu se acercó al gato hecho de brillos para observarlo mejor—Mira esos ojos, y los colmillitos que tiene ¡Se parecen a los míos!
Segundos después el gato se desvaneció a causa de que aún no sé usar mis poderes del todo. Mi padre tendría que enseñarme a controlarlos, pero está ocupado con las cosas del reino y haciendo preparativos para el día en que me case. No entiendo porqué está preparando cosas tan pronto, si yo apenas tengo 13 años y a los 16 me podré casar... Bueno, solo me quedan tres años de libertad, pero aún así es demasiado temprano. La verdad es que tengo miedo, ya que cuando me casé tendré que gobernar... Lo peor es que no tengo la menor idea de que si será este reino u el de mi futuro esposo. Espero que al menos él sea educado, bueno conmigo y que las decisiones que aparezcan las tomemos juntos. Solo pido eso querido Dios Poseidon, alguien que me ame y me respete... Creo que charlo mucho tiempo sola, en fin, la costumbre.