Aun no entiendo porque hace esto. Mis parpados pesan. Con cada suspiro y respiración siento que me debilito más y en cualquier momento me desmayare. Mis heridas, rasguños y moretones arden y duelen. Y no puedo ver absolutamente nada, aunque también debe ser que me encuentro vendada y atada de manos y pies.
Solo quiero que no les haga daño. No más... Necesito levantarme... Necesito salvarlos.
Se escucha que abren la puerta y entra alguien; ruego con todas mis fuerzas que sea alguien más y no esa persona que me ha estado haciendo daño.
Con mi garganta raspando como mil demonios y con todas las fuerzas que tengo logro preguntar con un hilo de voz.
— ¿Quién eres?
Se oye una risa malévola que causa cierto temor, y lo más extraño es como si ya hubiese escuchado esa risa.
— ¿Tan rápido te olvidas de mí?
¿Qué? No puede ser. Es...