¡creando mi destino!

Parte I.

Fui a buscarlo a su trabajo.

Tal vez, debí llamarlo para preguntarle si estaba libre.

Cuando llegué, su secretaria, Lucy, me dijo que acababa de entrar a una reunión.

¡Tuve que esperar por una hora y media!

- ¿De verdad no quiere que le avise al jefe que está esperando por él, Srta.? – era la tercera vez que Lucy me hacía la misma pregunta, le di la misma respuesta “No, gracias” – Pero, Srta., el presidente nos tiene dicho que no importa lo que esté haciendo, le avisemos de inmediato si se trata de usted – continuó ante mi negativa.

Eso también lo dijo las dos veces anteriores.

Suspiré.

No es que dude que esas hayan sido sus órdenes, de alguna forma, es parte de la razón por la que estoy aquí.

- Realmente estoy bien – le sonreí, otra vez – solo dime, ¿crees que vaya a tardar mucho más? ¿Es una reunión muy importante? – miré mi reloj – Estaba emocionada por comer con él, pero ahora no sé si eso sea posible -.

No hizo falta que me contestará.

En cuanto abrió la boca para decir algo, detrás suyo, unas puertas más allá, ¡por fin!, lo vi salir junto a un hombre mayor que gesticulaba exageradamente con las manos. Malcolm solo asentía con la cabeza o negaba a lo que fuera que decía con expresión neutral.

Parecía ser la mayor emoción de la que era capaz últimamente.

Fue fácil darse cuenta del momento en el que notó mi presencia. Se detuvo bruscamente a mitad de un paso, provocando que las personas que venían detrás suyo, tropezaran en un intento por no chocar con él.

Solté una pequeña risita cuando el hombre mayor siguió caminando y gesticulando sin darse cuenta que había perdido a su reticente oyente. Luego, al darse cuenta, miró a todos lados buscándolo con expresión confusa.

- Sr. Terrance – lo llamó Lucy antes de que el hombre mayor pudiera volver a entretenerlo – la Srta. Mallory ha estado esperándolo desde hace hora y media -.

Malcolm clavó sus ojos fijamente en mí al escucharla.

Yo la miré triste.

De verdad no había necesidad que le dijera eso.

Es más, ni siquiera había necesidad de que hablara, era obvio que Malcolm ya había notado mi presencia, sin embargo, no dije nada porque era la única que se había portado amable conmigo en toda la empresa.

- ¿presidente? –.

Mi atención regresó a él cuando escuché que lo llamaban un par de veces.

Seguía congelado a mitad del pasillo parpadeando como búho hacia mí.

Bueno, no diría como búho, tal vez… ¿acechando a su presa?

Aunque sea difícil conciliar la imagen de Malcolm acechando algo.

Volví a sonreír.

- Sorpresa – dije algo vacilante cuando solo continuó viéndome en silencio con la misma expresión que le dio al hombre mayor.

¿De verdad le gustaba? A veces, era difícil de decir, incluso habiendo crecido con él.  

Pareció salir de su congelamiento al escuchar mi voz y, en tres abruptos pasos, se detuvo frente a mí.

- … ¿Natalie? ¿Qué haces aquí? – preguntó con voz adusta.

¿Esta feliz? ¿Enojado? Es difícil de decir.

- ¿Estas libre? – pregunté en lugar de responderle directamente.

Tomé su mano más cercana y la enlace con la mía mientras esperaba su respuesta.

Malcolm se concentró en nuestras manos unidas con una leve expresión de desconcierto.

¿Qué estará pensando?

¿Tal vez fue demasiado para él aquí frente a todos?

- ¿Malcolm? – sacudí levemente nuestras manos llamando su atención.

Estuve tentada de soltarlo, pero a intentarlo se aferró con más fuerza a mi mano.

- Tengo tiempo – murmuró aun sin verme - ¿Pasa algo? -.

Deje escapar un suspiro silencioso.

Bien, por lo menos, está dispuesto a verme.

- Vamos, primero salgamos de aquí – tiré de él hacia el ascensor.

Malcolm me dejó guiarlo en silencio.

- ¿presidente? ¿Qué pasa con el proyecto? – protestó un hombre detrás.  

- No puede solo irse así – murmuró alguien más.

- Tenemos un tiempo límite, no es un buen momento – susurró otro.

- ¿Quién es ella? – preguntó una chica en “voz baja”.

- Es la novia – le contestó otra.

- ¡¿Qué?! – casi gritó.

Las miré y se escondieron detrás de sus escritorios.

- ¡Pensé que salía con la Srta. Trisha! – reanudaron su platica una vez ocultas detrás de sus computadoras - ¡Se ven tan bien juntos! -.

Me tensé sin poder evitarlo al escuchar el comentario.

Malcolm lo notó y rompió su silencio apretando mi mano antes de girarse hacía todos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.