Creciendo entre demonios

Capítulo 3.

Habían pasado un par de días desde que Liam Hale se había vuelto un hombre lobo.

Ambos se encontraban recargados en el muro de la entrada de su escuela antes de iniciar sus clases.

— ¿Estás seguro que no mataste a nadie? ¿Ni por accidente? —Lo miró confundido.

—Muy seguro, ¿aún no sabes por qué soy un lobo?

—No, pero pronto lo haremos.

— ¿Haremos? ¿Quién más sabe?

—Otros lobos, son de confianza así que no te alteres ¿quieres? —Le dio una palmada en la espalda.

— ¿Esa es una cicatriz? —Señaló Liam el brazo de Jace— Creí que los lobos sanaban rápido.

—Y así es, pero esta… —se descubrió más su brazo izquierdo—, fue antes de activar la maldición —parecía incomodarle el tema.

— ¿Cómo ocurrió?

—Un incendio —la expresión de su cara se volvió seria—. Por cierto —le sonrió picaro—, ya que tu noviecita Lydia Wilson se mudó hace un mes —se rio al ver como se sonrojó Liam—, es hora de que aprendas a hablar con chicas.

—No era mi novia —habló cabizbajo—, solo me gustaba…además yo se hablar con chicas.

—Tu mamá no cuenta —se burló—, así que no mientas, de saber hacerlo le hubieses dicho a la Lydia que te gustaba hace mucho tiempo —se encogió de hombros.

—No lo hice porque solo me veía como su amigo de la infancia, además no era su tipo —se sintió apenado.

—Ya veo… ¿Por qué no vas y hablas con la rubia linda de ahí? —Indicó con la mirada la mesa donde estaba la chica.

—No haré eso, quizás tenga novio —se puso nervioso.

—No lo sabrás sino le preguntas genio —lo empujó para que fuera.

» Bien, aquí voy…no debe ser tan dificil ¿verdad? «

De pronto un chico alto con uniforme deportivo se acercó a ella y la besó.

» Ah…si tiene novio« Pensó e inmediatamente se dio la vuelta.

— ¡Ay! —Se quejó suavemente una chica al chocarse con Liam.

—Lo siento, fue mi culpa —dijo él para luego agacharse y ayudarla a recoger sus cosas.

—Descuida, no te vi —alzó su mirada y unos ojos marrones claro miraron al chico con nervios y curiosidad.

Liam pudo sentir la mirada de la chica así que levantó la vista y la miró como si nunca hubiese visto algo tan asombroso en su vida, tanto era su deslumbro que pudo sentir como se quedó sin aliento.

—Toma —le entregó sus libros cuando se levantaron.

—Gracias —lo miró con timidez mientras se lleva un mechón de cabello hacia atrás de su oreja.

El timbre sonó y la chica se iba a su clase cuando volteó hacia atrás donde seguía Liam viéndola, al chocar sus miradas la chica se giró rápido.

—Te dije que hablaras con la rubia ¿Qué pasó? —se acercó Jace y parecía decepcionado.

—Tenía novio —contestó desinteresado.

— ¿Y cómo sabes que la castaña no? —frunció el ceño.

—No lo sé —habló confiado—, pero…tenía mejillas rosadas y unos lindos ojos marrones que brillaban —habló absorto.

—Brillaban por el sol, no es gran cosa —murmuró con molestia.

Pasaron las horas y era el almuerzo, para entonces aquella chica castaña con mejillas rosadas se encontraba frente a su casillero cuando una chica pelirroja se acercó.

—Hey —saludó la pelirroja causando un susto a la castaña—, lo siento ¿te asusté?

—No, está bien —se sonrió para disimular el susto.

—Me gustó tu sueter, el color morado te queda bien —le sonrió—, soy Melissa, por cierto.

—Injae —se presentó—, y lo sé…estamos en la misma clase de cálculo —se puso nerviosa.

—Imagino que te mudaste, es que nunca te había visto —se acercó con más confianza a Injae.

—Ah…si, a la casa que está al final de la calle principal.

— ¿La de dos pisos con rosales a la entrada? —Se sorprendió y la castaña asintió— Que casualidad ahí vivía una amiga mía que se mudó hace un mes.

— ¿Ah sí? —Parecía apenada— Yo me mudé hace una semana.

—Vaya —la miró pensativa—, algo me dice que seremos muy buenas amigas —sonrió emocionada y la tomó del brazo.

La pelirroja se llevó a Injae a la cafetería, y pronto se pudo sentir el cambio de emoción de la castaña que finalmente entró en confianza.

Ambas se encontraban haciendo fila para comprar su almuerzo, cuando Injae miró de reojo que Liam estaba sentado en una mesa al fondo.

— ¿Puedo preguntar algo? —Le dijo timida a Melissa y esta asintió— ¿Conoces al chico que está sentado al fondo?

— ¿El de camisa de cuadros o el de sudadera gris? —Frunció el ceño con desagrado al ver a uno de ellos.

—El castaño —no quiso voltear de nuevo.

—Ah —respondió con desdén—, Liam Hale, va en nuestra clase de historia ¿Por qué?

—No por nada —se puso nerviosa y volteó a verlo, pero ya no estaba.

Jackson se había llevado a Liam con él a los vestidores del equipo de Fútbol americano a pesar de no estar en él.

— ¿Qué estamos haciendo aquí? —Preguntó temeroso Liam.

—Divertirnos —abrió la llave del lavabo hasta llenarse—, ¿no sientes calor? A mí me parece sí —metió la cabeza del chico al lavabo y lo sacó enseguida.

El pelinegro se quejaba y tosía por el agua que entró por su boca y nariz.

—Creo que necesitas refrescarte más —lo llevó a la regadera para que se mojara con el agua helada— ¿Qué dices Liam? ¿Está muy fría? —se rio.

—Déjalo idiota —le gritó alguien para luego jalarlo y darle un puñetazo— ¿Estás bien? —Miró a Liam después de dejar noqueado a Jackson.

— ¿Qué haces aquí? Tenía todo bajo control —le reprochó.

—Si se nota —contestó sarcástico Jace—, siempre lo tienes bajo control.

—No necesito que me defiendas —salió molesto del lugar.

Jace fue tras de él.

—No entiendo por qué dejas que te golpee —lo miró molesto—, hace unos días los vi ¿Qué fue ese asunto de “tu amiguito”?

—Oliver —apretó sus labios con molestia—, es mi mejor amigo…y primo de Jackson, o algo así —se dejó recargar en la pared—, dejó de molestarme por él, pero ahora que se mudó…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.