Creciendo entre demonios

Capítulo 18.

Después de clases, Injae había ido a casa de Melissa para ayudarla a planear su fiesta, pero más tarde ambas fueron a las entradas del bosque.

—Me explicas porque estamos en el bosque —se quejaba Melissa—, te recuerdo que casi mueres en uno, si yo fuera tu no volvería jamas a uno…

—Pero tenemos esto —alzó orgullosa su arco.

—Un arco… —no mostró entusiasmo— creí que ya no hacías tiro con arco.

—Es por eso que estamos aquí, para practicar —se puso en posición para disparar.

—Bien…pero no me apuntes a mí —pidió con miedo.

—Descuida, si mal no recuerdo mi puntería nunca falla —se distrajo por ver hacia la chica y accidentalmente soltó el disparo.

Un quejido las sorprendió a ambas, era Jace y Liam que estaban ahí tambien y al pasar la flecha le dio a Jace.

— ¿Estás bien? —preguntó Melissa alarmada.

—Estará bien —añadió Injae tratando de alejar a Melissa.

—Le clavaste una flecha ¿Cómo puedes decir eso? —la regañó Melissa.

—Está bien Melissa…la flecha no atravesó nada —agregó Liam.

—La flecha pegó con unas ramas asi que perdió fuerza…—añadió la castaña.

—Con unas puntadas bastaran —respondió Jace.

—Bien, entonces te llevaremos al hospital…

— ¡No! —Dijeron los tres— Mi primo está por aquí, él sabe cómo coser heridas —continuó el rubio.

—No se preocupen estará bien —Liam le hizo una pequeña seña a Injae para que se llevara a Melissa.

—Ok…Liam ten cuidado al sacar la flecha, no vayas… ¿estan seguros que no quieren que los llevemos?

—No, estamos bien linda —le sonrió Jace a la pelirroja—, ustedes deben irse antes de que oscurezca más.

Ambas se alejaron, pero Melissa seguía indecisa de dejarlos.

—…además ¿Qué estaban haciendo aquí? —cuestionó Melissa.

— ¿Paseando al perro?

—Injae, no traían perro —la vio seria.

—Oíste a Jace, su primo estaba cerca…quizas él traía al perro —encogió sus hombros.

—Claro… —siguió sin creerle, pero no dio más vueltas al asunto.

Después de que Melissa se quedara en su casa, Injae fue directamente al refugio para ver cómo estaba Jace.

—Trato de ayudarte investigando a ese vampiro casanova y asi me pagas —le reclamó Jace mientras se quejaba por el dolor de la herida.

—Ya dije que fue un accidente —replicó fastidiada—, además sanarás rapido.

—Ese es el problema ¡No estoy sanando! —la chica volteó a verlo preocupada.

—Tiene razón, saqué la flecha, pero sigue sangrando —comentó Liam.

—Déjame ver la herida —intervino John—, parece que te hubieran herido con plata esmaltada —abrió la herida para analizarla más—, la sangre se mezcla con la plata que se derrite con el calor y el esmalte, haciéndola pesada y evita que sane.

— ¡Me disparaste con plata esmaltada!

— ¡NO!

—Injae ¿tienes tus flechas? —preguntó John en una actitud calmada.

—Si, en mi mochila, iré por ellas —fue y volvió enseguida—, aquí estan.

—Liam dame la flecha que le quitaste a Jace por favor —empezó a analizarla—, en efecto, la flecha esta hecho de plata esmaltada…

—Son 11 flechas —susurró Injae confundida—, el arco trae 10…hay una de más.

—Significa que alguien la puso ahí —añadió John—, y lo tenía planeado…el diseño de la punta es similar pero no igual.

—Pero nadie sabía que iríamos por las armas, excepto nosotros —afirmó Jace mientras seguía quejándose de dolor.

—En realidad, Rebecca sabía —suspiró Injae—, debió decirle algo a Alistair.

—Ese desgraciado fue quien puso la flecha —protestó el rubio furioso—, John, dime cómo puedo sanar para ir a arrancarle el corazón del pecho.

—No creo que te agrade —apretó los labios—, ¿no tienes alguna idea para tatuarte? Porque es un buen momento —bromeó.

— ¿Qué tiene que ver un tatuaje con sanarlo? —le murmuró la chica al alfa.

—La única forma de curarlo es con fuego…

— ¡¿Vas a quemar su herida?! —protestó ella sorprendida.

— ¡¿QUÉ?! —gritó preocupado Jace.

—Iré por un encendedor, Injae y Liam sosténganlo —ordenó John.

—Preferiría no hacerlo —comentó nerviosa—, ¿y si me arranca la cabeza?

—No creo que eso pase, además Liam no lo dejaría —expresó para darle confianza a la castaña—, ahora toma su brazo.

Después de un rato, antes de que Liam fuera a dejar a Injae a su casa, esta buscó a Jace para disculparse y preguntarle si acaso investigó a Alistair en lugar de hacerlo Mason por lo que había ocurrido en Wisconsin, pero Jace lo negó diciendo que lo hizo porque Mason estaba ocupado, sin embargo, Injae había hablado con el otro chico y él le confirmo que Jace le pidió que le dejara la investigación.

En una casa lejos de donde se encontraban Liam y la manada, estaba llegando Alistair.

—Mi señor —hizo una reverencia—, todo salió con éxito, la flecha fue puesta como lo pidió.

—Muy bien hecho Alistair —habló Arkain—, esos perros pulgosos ya saben que tenemos como matarlos, espero hayas sido cuidadoso al ponerla —amenazó.

—Así fue —contestó muy confiado el chico manteniendo su mirada abajo.

Al instante el joven vampiro empezó a recordar lo que hizo aquella noche:

— ¿De fresa o de mango? —preguntó Alistair en el corredor de la casa de Injae.

—Cualquiera, pero no tardes —contestó Rebecca desde su cuarto.

—No lo haré —afirmó mientras cuidadosamente abría la puerta del cuarto de Injae.

Rápidamente buscó con la mirada el arco y las flechas, cuando vio estas últimas se apuró a sacar de su gabardina una flecha que contenía plata esmaltada y la colocó con las demás.

Un extraño olor llegó hasta Alistair desconcentrándolo y accidentalmente tiró algo del escritorio de la chica, luego cuando escuchó el cerrar de la regadera salió del cuarto con su increíble velocidad y bajó a la cocina para buscar el jugo de la rubia.

—Eso espero, sería una pena que te descubrieran, haciendo fallar mi plan —se levantó y caminó hacia él—, porque entonces tendría que considerar arrancarte la cabeza —apretó su cuello.




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