Después de tantas caídas, el amor parece algo casi intangible, como una promesa rota que nunca llega a cumplirse. Cuando el dolor se convierte en compañero constante, aprender a creer en él otra vez puede parecer imposible.
Sin embargo, incluso cuando el corazón se cierra, existe una fuerza invisible que nos empuja a seguir adelante, a creer que, en algún lugar, puede haber una segunda oportunidad.
El amor verdadero no siempre llega como lo imaginamos. A veces aparece en los momentos más inesperados, cuando dejamos de buscarlo y nos permitimos ser vulnerables.
No es un amor de grandes gestos, sino de pequeños actos de comprensión, de aprender a sanar juntos, a crecer a través de lo que nos duele.
Dos almas que, aunque marcadas por el pasado, descubren que es posible empezar de nuevo, que el amor puede ser la fuerza que nos devuelva la esperanza, mostrándonos que, a pesar de todo lo perdido, siempre hay algo por lo que luchar.
Editado: 07.11.2025