Creciendo sin querer

CAPITULO 03

15 de marzo, 2015

 

Yo tenía ideas tontas, una de ellas fue venir a la fiesta de Cathlyn Bell donde ,como lo pensé, nos hicieron sentir como popó de perro, excluidas. O eso, hasta que a Madelyn le diera por jugar a la seductora y empezara a pasar sus manos por ciertas partes del cuerpo que hizo que la temperatura corporal de muchos hombres aumentara, entonces los chicos empezaron a llovernos y los tragos a no faltar.

La cena de ayer con mis padres fue un completo desastre; mi madre empezó a decirme lo que esperaba de mi, que aumentara mis notas, que debía entrar a la facultad de medicina y... Me sentí tan presionada que terminé por explotar y decirle que ni siquiera sabía si quería ir a la universidad, así que terminé siendo castigada y me mandaron a meditar a mi habitación sobre mi futuro. Vaya mierda.

No estaba entre mis planes salir pero me sentía ofuscada y como el sueño no llegaba a mi decidí enviarle un mensaje a Madelyn para venir a la fiesta y no pasó ni un minuto cuando ella había aceptado y me exigía apurarme si queríamos llegar temprano; hice un revuelo en mi armario todo para escoger a la final la primera muda de ropa que había sacado, un simple jeans corto con una camisa holgada color fucsia que combiné con unos converse blancos, simple pero me sentía cómoda y eso era lo importante.

Después tuve que esperar a que mis padres se durmieran para poder salir y como hoy no era mi día de suerte al estar saliendo de la casa me descubrieron y si es cierto que pedí permiso también se me fue negado, razón por la que tuve que escaparme por la ventana al percatarme de que mi madre le había pasado pestillo a la puerta. Y así fue como me tuve que tragar mis palabras con Casper ya que a la final si había venido a la grandiosa fiesta de su hermana menor.

La fiesta era una locura; ya pasaban de las doce de la noche; las latas de cervezas y comida botada en el suelo era lamentable; la mayoría de los presentes ya estaban borrachos y haciendo cosas que ni en mis más locos sueños pensé vería con mis propios ojos, como ver un bóxer que por más que lo pensara no cabía en la cabeza cómo pudo haber llegado a una de las lamparas de la enorme mansión de los Bell; o ver a Healert Colleman, capitán del equipo de fútbol americano, desnudarse y salir corriendo por el jardín; pero eso no fue nada cuando, luego de quitarle el micrófono al dj que de vez en cuando se encargaba de animar la fiesta con palabras subidas de tono, la cumpleañera se subió al pequeño escenario y le confesara su amor a Heath Willson delante de todos para luego llorar cuando el mencionado le diera por huir. Pobre.

Y ahora me encontraba en uno de los baños de la sofisticada mansión intentando arreglar el desastre que había hecho Eleanor Prince, la presidenta del club periodístico, luego de lanzarme con saña una bebida de algún jugo en mi camisa e irse riendo con su amiga, ni siquiera me dio tiempo de reaccionar y largarle las extensiones. Me sentía pegostosa, por eso tuve que quitarme la camisa para lavar la parte sucia en el lavamanos del baño mientras escucho como algunas chicas afuera gritan que me apresure o se harían pis en sus pantalones. Apostaba mi pobreza a que todas ellas son las mismas que se burlan constantemente de mi, así que por mi se podían cagar en ellos.

Regreso nuevamente al lugar de la fiesta, luego de haber escuchado un cargamento de insultos y de ganarme unos cuantos empujones por haber tardado tanto, y me siento en uno los bancos altos de la pequeña isla donde un chico se encarga de ofrecer tragos. Llevaba solo dos tragos y no quería ingerir más licor, así que me da por pedir uno de esos jugos que había en un enorme botellón. Y creo que en verdad soy demasiado inocente al creer que dicho jugo no contiene licor, porque tenía demasiado de hecho, pero era agradable para el paladar así que me consigo pidiendo otro, luego otro y otro.

— Hola.

Giro mi rostro encontrándome con un rubio sentado en el banco de al lado sonriéndome. Lo reconozco como uno de los jugadores del equipo de lacrosse que siempre compite contra el equipo de nuestro instituto.

— Hola.— le devuelvo el saludo.

A simple vista se ve que es agradable. Pero como siempre termino por equivocarme no le tomo mayor importancia.

— ¿ Cómo te llamas?— Pregunta.

Y ahí íbamos de nuevo. En lo que iba de noche han habido dos chicos que se han acercado a preguntarme lo mismo y cuando le respondo terminan por huir.

— Ashley Simmons— contesto tomando otro trago de ese jugo que empieza a nublarme un poco la razón.

— ¿Como de los Simmons de la cadena de restaurants?— Rio ante eso y llevo mi vista por el lugar.

Madelyn sigue jugando al estúpido juego de la botella al que decidió integrarse, y al que yo no quise pertenecer por mucho que me suplicara. Tal vez sea aburrida pero no me gustaban esos juegos en donde el único fin, al parecer, es besar a cualquiera de los presentes, y en casos mayores dormir con ellos. Noto que está a punto de besar a un castaño, pero casi al llegar a sus labios la mano de Heath Willson lo impide, él dice algo y los competidores no están de acuerdo así que mi amiga finalmente besa al chico y no me pasa desapercibido el modo en que Heath se levanta, parece furioso con sus manos empuñadas.



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En el texto hay: superacion, adolescencia, amor

Editado: 01.07.2018

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