Capítulo 17
Prepare un pasticho o lasaña le dicen en algunos lugares, no estoy loca o eso quiero creer, acabo de vivir unos de los momentos más locos de mi vida, pero por otro lado Jhon no está así que hay que celebrar, y no hay nada mejor que con un pasticho.
Mi mamá siempre decía barriga llena, corazón contentó.
Me serví y me quedé a comer en la cocina cómo acostumbro hasta que llegó Jeison y se sentó a comer conmigo.
-–- Está muy bueno --sonríe -– igual al que hacía Eleonor.
--Gracias -– también sonrió mamá era una excelente cocinera.
Me quedo detallando un rato a Jeison alto pelo negro, piel trigueña, ojos oscuros tan parecido a su hijo a la vez tan diferentes.
Él tiene un tatuaje en su antebrazo izquierdo, se trata de una "C" entrelazada por una lanza y otro tipo de arma que no reconozco, Jhon también lo tiene.
-- ¿Jeison que significa tu tatuaje?- preguntó la verdad siempre había tenido curiosidad.
-- Oh,¿ esto? –- señala su brazo y lo alza para que lo vea mejor-- es el legado de mi familia, pasa de generación en generación pero sólo a los hombres –- me guiña un ojo.
-- Entonces es un legado machista –- retuerzo los ojos.
-- No es eso..... Bueno no es nada solo digamos que una tradición, no dañaría tu piel con un tatuaje así, pero a Jhon le obligue -- se carcajea.
>>...Tendrías que ver su cara-- vuelve a reír y yo río con él esta vez.
Cuando terminamos lavo los platos subo a mi cuarto, cepillo mis dientes y a dormir.
--------
Paola pasó a buscarme como todas las mañanas, llegamos al instituto entre bromas y risas.
Hasta las clases se me pasaron volando, cuando llegó la hora de ir a la cafetería espere a mis amigas y entramos.
Busqué a Sebastian con la mirada pero no estaba lo cual me pareció un poco raro.
-- Está en las áreas verdes, si quieres ver lo --- me dice Ross y me guiña un ojo.
-- Gracias -– le digo y les dejo un beso a las dos antes de irlo a buscar.
Llegué al campus y empecé a buscar a mi Sebas a lo lejos lo vi hablando con los chicos, fui corriendo hacia a él y salte a su espalda.
-- Te pille -- le digo al oído.
En un movimiento rápido movió mis piernas haciendo que quedaran agarradas su cintura y frente a frente.
-- Hola mi luna-– me sonríe como tanto me gusta.
-- Hola mi lobito -– digo mirándolo fijamente, él me sonríe, pero escucho unas carcajadas a su espalda.
Inclinó un poco mi cabeza para ver a Max y Aaron muertos de la risa.
Les clavo mi mirada asesina y estos quedan serios Max mira a otro lodo y Aaron se rasca la nuca apenado, levantó una ceja en su dirección y estos se van.
--- Me encanta –-susurra a mi oído y un escalofrío me recorre el cuerpo.
--Si.. ¿Que te encanta?-- digo suspirando por su cercanía.
-- Me encanta cuando te pones intimidante, me encanta que quieras defenderme... Bueno me encantas toda tu-- dice con ojos lujuriosos y deja un beso en mi clavícula provocando otro estremecimiento en todo mi cuerpo.
-- ¿Me dejas morderte? -– susurra casi inaudible pero lo escuche.
-– ¿Qué?--- será que escuche mal.
--Nada, mi luna quiero contarte una historia-- me lleva cargada tal como estamos, cómo si yo no pesara nada a un espacio debajo de uno de los árboles y me bajara.
Se acuesta en la grama y yo me acuesto en su pecho, escuchó los latidos de sus corazón los cuales son como un tambor y su cuerpo emana un calor que me encanta.
Agarra mi mano deposita un beso en ella y luego entrelaza nuestros dedos para llevar nuestras manos unidas a su pecho, respira profundo y se queda viendo el cielo.
-- Hace mucho tiempo un Alpha y una luna formaron una familia de la cual nacieron tres hijos.
El mayor era un muchacho cariñoso y le gustaba ayudar a los semejantes.
El del medio era un chico callado, pero gentil.
Y el menor era una niña, su princesa ya que era la única hembra aquella que llenaba sus vidas de alegría.
Un día una manada de lobos solitarios invadieron los terrenos del Alpha, estallando así una gran batalla en la cual a pesar de haber ganado se perdieron muchas vidas entre ellas las del Alpha.
El hermano mayor a la corta edad de 16 años tuvo que asumir la responsabilidad de su padre y liderar su manada, lo cual lo volvió un hombre serio y un gran líder pero a todo Alpha le hace falta su luna ya que ella es quien mantiene la manada unidad con su sabiduría y amor.
El Alpha estaba solo y por ello muchas otras manadas intentaban robar su territorio, pero nunca lo consiguieron, por esto el Alpha se ganó el cariño y respeto de todos menos de uno.