Capítulo 39
Lucho contra Sebastian, tengo que acabar con ella, no dejare que nadie más me arrebate lo que es mio. Y ella quiere a mi hombre y mi pequeña, no volveré a ser pisoteada, tengo que acabar con ella y nadie me lo impedirá, ella merecía morir. Sebastian me voltea hacia él ya que no me doy por vencida y sostiene mi rostro.
--Término..... Ya termino....-- miro sus ojos mieles que me transmiten calma, paz y seguridad, pero me asusto al ver mi reflejo en ellos.
Mis ojos son rojos, los cierro e intento calmarme, respiro profundo, cuando los vuelvo abrir y miró en sus ojos que los míos están normales me siento mejor, por lo que quitó sus manos de mi rostro para poder abrazarlo.
Ya había terminado, estoy viva y no se que me paso, solo....no era yo. Comienzo a sentirme cansada, mi cuerpo duele por todas partes y lo último de lo que soy consciente es que todo se oscurece.
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Abro mis ojos y mi cuerpo todavía duele en cantidades industriales, quito la sabana ya que estoy en mi cama, me fijo que tengo todo mi pecho y parte del abdomen vendado. Recuerdo que Heidy me había herido, aunque en el momento fue horrible la sensación de ser perforada por sus garras, después olvidé cualquier dolor.
Me levanto y me dirijo al baño, quitó las vendas y tengo cinco líneas por mis costillas las cuales no están del todo cerradas, pero comenzaban a sanar, con cuidado me ducho y luego vuelvo a vendar.
Me vesto con una shost negros y una blusa holgada azul para que no me toque las vendas, me coloque unos botines a juego y dejo mi cabello suelto.
Al llegar a la sala no hay nadie en casa, me parece algo muy raro, pero sigo buscando hasta encontrar a Isabella en el patio en lo suyo, intentando romper el hechizo de su hermano.
-- ¿Cómo va?-– preguntó cuando se dio cuenta de mi presencia, ella sonríe.
-- Cómo ves, igual-– Es todo lo que responde, me acerco a ellos.
--Y los demás ¿dónde están?-– pregunto ya que de verdad quiero saber.
--Están en una reunión de manada " importante"-– dijo haciendo comillas con las manos. ¿Por qué?--pregunto mientras observo al lobo dorado.
-- Para saber qué harán con Heidy y por que al parecer varias manadas han sido atacadas, no se sabe quien és el responsable… es todo lo que sé-- se apresuró a agregar antes de que preguntara.
--Esta bien-– me siento a su lado y veo su libro pero no entiendo nada.
--Podría canalizarte ¿para un hechizo?--- pregunta de pronto, viendo con cierto brillo inquietante en la mirada.
--¿ Canalizar me?--- no entiendo estoy algo confundida, lo cual debió de verse reflejado en mi expresión.
--Me darías de tu energía -– aclaró al ver mi cara de confusión.
--Claro--- dije no muy segura. Ella toma mi mano y realiza un corte en mi palma.
--¡Auch!-– me queje pero ella hizo lo mismo con la suya y las unió.
Cierra sus ojos y comienza a decir unas palabras raras casi como si cantara y las repetía una y otra vez. No esperaba que pasara nada, como las otras veces pero me equivoque, una luz azul envolvió al lobo dorado frente a nosotras y comenzó a cambiar, al mismo tiempo también me comencé a sentir débil, más débil de lo que ya me sentía, la garganta seca y un fuego corriendo por las venas.
Cuándo la luz desapareció dejo a su paso un muchacho de piel blanca, cabellos negro y ropa del mismo color, pero lo sorprende te no fue eso, si no sus ojos que eran de un color rojo sangre que daban miedo. Isabella abrió los ojos y al ver a su hermano soltó mi mano para luego correr a sus brazos, él por su parte la abrazó fuerte mientras yo me dejé caer en el pasto, mi mundo da vueltas y veo ciertos brillos en mis ojos.
Cuándo vuelve a mirarme sus ojos son azules, pero un azul cielo muy claros tan diferentes a los rojos de hace apenas unos segundos, Isabella soltó a su hermano para abrazar me de la emoción.
--Gracias, gracias, sabía que tú me ayudarías-– dice sin soltarme, cuándo lo hace vuelve a los brazos de su hermano, es más que obvio que está feliz y me alegró por ella.
--Elena, él es Ismael mi hermano.-- intento sonreírle, los malestares comienzan a desaparecer.
--Gracias por ayudarme-– dice tomando mi mano y depositando un beso en ella. Yo solo lo miro atenta, no puedo sacar sus ojos de antes de mi mente, pero no llegó a preguntar ya que llegan todos con caras de cansancio, solo que al verme me sonríen.
Sebastian llega a mi primero y me agarra de la cintura para no lastimarme, me eleva en los aires dándome vueltas por lo que río, cuándo me baja besa mis labios.
-- Cuándo dejarás de asustarme mujer-– dice sobre mis labios.
-- Consiganse un cuarto-- dice Aaron y todos ríen.
Me separo de mi amado y soy llena de abrazos de parte de todos felicitándo me, por haber ganado y contentos de que esté bien.
--¿Y Luz?--- preguntó ya que no está con ellos.