Capítulo 41
Tengo un dolor de cabeza que no juega, intento pararme pero Sebastian no me deja, solo me atrae más a su cuerpo, como puedo me salgo dejando una almohada en mi lugar.
Me ducho y me coloco unos jeans azul claro, una blusa blanca con una camisa azul abierta y unos botines de suela plana del mismo color. Necesito respuesta y las necesito ya, solo hay una persona que me las puede dar.
Bajó de la habitación y todos siguen dormidos por suerte, tomo las llaves del audi R8 negro de Sebastian y manejo a mi destino. Cuándo llegó bajó del auto, colocó la alarma, me dirijo a la puerta con unos nervios horribles que me recogen todo el cuerpo de la cabeza a los pies, toco el timbre y a los pocos segundos abren la puerta.
Al principio solo nos miramos, pero después él me envuelve en sus brazos y yo le respondo. Por mucho tiempo su presencia me dio la única seguridad que había en mi vida. Pasamos a la sala, lo miro bien, está demacrado, se nota que no ha dormido en mucho tiempo y la casa está vuelta un desastre.
--Lo siento tanto Elena, yo no lo sabía, pensé que todo lo que hacía era por tu bien, no sabes cuanto lo siento, si lo hubiera sabido habría hecho algo, lo juro.....pero ahora es muy tarde y los perdí a los dos-- dice con la voz quebrada y sus ojos rojos de tanto llorar. Yo solo me acerco y lo abrazo, dejo que se desahogue.
-- Se que no fue tu culpa y no me has perdido pero... Es demasiado para mi estar aquí--le soy sincera. Lo se y lo entiendo, me contenta que estés bien, te vez diferente con un brillo que hace mucho no tenias-– le sonrió.
-- Jeison debo preguntarte algo--- el asiente distraídamente, toma un cuadro en sus manos de la mesa de estar y se queda observándola, desde aquí no puedo ver bien lo que mira.
--Lo que quieras lucero–- me dice y no puedo evitar suspirar de tristeza así me decía ella.
--Sé que estás pasando por un mal momento, pero necesito que me digas cómo murió mi madre–- él me mira sorprendido.
--Ella le gustaba cazar y en un descuido un animal la mató –– es su respuesta.
--Ella era una cazadora le gustaba lo recuerdo, pero también recuerdo que era muy buena, como es posible que un animal la haya sorprendido y matado, puede que herido pero... matado.
--Yo me hacía las mismas preguntas, pero la verdad ese día fue a cazar sola, no quiso que la acompañaran, cuando se hizo de noche y no llegaba salí a buscarla y sólo encontré su cuerpo mutilado, la reconocí por su ropa y su anillo de matrimonio–- me cuenta con tristeza.
--Pero pudiera ser otra persona-– insisto. Era su anillo Elena, lo reconocí, por mucho tiempo me negué a creer su muerte, una noche Jhon me dijo que vio una mujer cómo Eleonor que cuidaba tu sueño, yo pensé que era ella pero nunca la vi, por lo que pensé que quizás era el deseo de él, de que también siguiera con vida.-- Sus ojos se empañan dado las lágrimas que intenta retener y en su voz se denota el dolor que esta conversación le causa, Jeison no sabe nada, le creo.
--Tengo otra pregunta, no se si sabes la respuesta y espero que no te ofendas, yo te quiero mucho, pero necesito saber si tu sabes o tienes la mínima idea de---respiro profundo, no quiero lastimarlo pero debo ser directa. ¿Quién es mi padre?
-- Cuándo conocí a Eleonor tu eras una bebita, ella estaba sola, un día le pregunté y me dijo que él no te merecía y que jamás debía saber de ti, fue todo lo que me dijo y yo respeté su decisión, creó que no deberías buscarlo, no porque me dañes, estas en tu derecho, pero hay cosas que es mejor dejarlas como están.
--Tu sabes algo más que no me estás diciendo.---lo miro fijamente intentando leer su lenguaje corporal.
--Tu madre era muy especial Elena, ella podía hacer cosas que nadie más, una persona que nazca de alguien tan especial también lo es.
--Especial, no te entiendo, puedes explicarme mejor, por favor.-- me muevo de mi puesto para sentarme a su lado y le toma las manos en un intento de súplica.
--Tu madre quería que fueras normal, pero te preparo por si algún día no estaba, solo tienes que recordar que eras muy pequeña cuando murió, pero sus recuerdos están ahí-– dice y toca mi frente.
-- ¿Cómo me preparo? necesito saberlo.
--Yo no lo se, eso debes preguntarselo a tu abuelo, él es el único aparte de ella que lo sabe ya que fue él quien la enseño.--se suelta de mis manos para colocar el portaretrato en su sitio al mismo tiempo que se pone de pie.
--Mi abuelo, ni siquiera lo recuerdo.-- él me da una sonrisa triste.---Puedo llevarte con él si quieres, pero no hoy, tengo una reunión dentro de poco y debo irme, te prometo que te llamare y te diré para llevarte–- asiento me coloco de pie y lo abrazo, el me corresponde para luego caminar hacia la puerta, antes de seguirlo observó el portaretrato que colocó en la mesa.
Es un cuadro que le regalamos Jhon y yo para su cumpleaños, donde salimos nosotros sonrientes. En las fotos nunca salen los momentos malos.