Créeme

NARRADO POR DAIMON

Poner una distancia prudencial entre Emma y yo, era primordial en este momento, verla junto a aquel tipo que dice ser su prometido, destruyó dentro de mí, toda la esperanza que alguna vez pude sentir.

Estos días a su lado, conociendo a mi pequeña, fueron los mejores de toda mi maldita existencia, me sentía completo y verdaderamente feliz.

No comprendía lo vacío que me encontraba, hasta que tuve la oportunidad de conocer este sentimiento.

Nunca pasó por mi mente, pensar que Emma había seguido adelante, rehaciendo su vida con alguien más, era absurdo creer que se encontraba esperándome, luego de tres años de no dar señales de vida, de haberme ido para no volver, la dejé a su suerte, comportándome como el más grande de los idiotas.

Ella merecía ser feliz, pero no podía soportar que fuese con otra persona, yo quería ser ese alguien que alegrara sus días.

Recorro las calles a gran velocidad, mientras trato de despejar mi mente, la imagen de Emma junto a aquel hombre me estaba enloqueciendo, solo recordar como caminaban de la mano, o como aquel imbécil, de manera posesiva tomaba su cintura, me hacía querer arrancar sus extremidades del torso, me desquiciaba, pero no podía permitirme algún fallo, si quería recuperarla.

Todo esto me encontró con la guardia baja, tomándome completamente de sorpresa, pero no podía permitirle a Cameron seguir ganando terreno, ya que me llevaba una considerable distancia.

Cuando llegué a casa, todo era un gran caos, mamá se encontraba al borde del colapso, se esmeraba por lucir tranquila, pero los nervios y la ansiedad la estaban dominando.

Hoy conocerían por fin a Ángel, habíamos arreglado todo para que unas horas antes de la boda, nos encontráramos todos aquí.

El hecho de que Cameron haya aparecido en escena me inquietaba muchísimo, no quería que estuviese presente hoy, pero era seguro que acompañaría a Emma, yo si fuera él, no la dejaría sola… junto a su ex desesperado por volver a conquistarla, no podría arriesgarme siquiera a perderla, entendía que vendría con ella.

Cuando salgo de mis pensamientos y veo a Sam con cara de culpabilidad, puedo comprender que estaba al tanto de todo.

-Lo sabias.

Susurro molesto, mirándola fijamente.

-Yo… cuando la invité no sabía nada de nada, lo juro Di, solo confirmó su asistencia, pero hace algunos días, llamó para informarme que iría acompañada, yo acepté… no quería incomodarla aún más, que ella haya encontrado a alguien que las cuidara, cuando tu te encontrabas a miles de kilómetros para poder hacerlo, es algo bueno ¿no?

-Yo no sabía…

-Di, piensa lo que dices, ¿si no hubieses existido Ángel de por medio, tu simplemente la ignorarías sin más? ¿no estarías intentando recuperarla, si solo fuesen ustedes dos?... lamento ser yo la que te diga esto, pero amar a una persona implica hacerlo sin nada de por medio, ¡¡si dices que la amas y quieres estar con ella solo por una niña, es algo demasiado idiota hasta para ti!!

Se encontraba demasiado molesta, tanto que no podía frenar aquel ataque verbal.

-Como crees que se sentiría ella, si tu solo hubieses vuelto por obligación a su lado, simplemente porque algo los ataba, Emma nunca te hubiese retenido en contra de tu voluntad, no es esa clase de personas Daimon, si no querías estar a su lado y saliste huyendo, no digas que si hubieses sabido que tenían una hija hubieses vuelto para quedarte junto a ella, no seas así de hipócrita.

Salió de la sala, dejándome con la mandíbula desencajada, por las palabras tan duras y crueles que salían de su boca.

Pero tenía razón, ¡por los mil demonios que si la tenía!... solo necesitaba una escusa para volver corriendo a su lado desesperadamente, no me creía capaz de volver a irrumpir en su vida sin ningún motivo, creía que ella no me daría una nueva oportunidad, pero una hija lo cambiaba todo, en mi mente era la excusa perfecta para haber vuelto y redimir mis errores, que incoherentes pensamientos.

Ella sin duda se merecía a alguien mejor que yo, pero no podía permitir que estuviese con otro hombre, lo había comprendido tarde, cuando la realidad golpeo mi rostro, como un muro de concreto.

Si ella merecía a alguien mejor, me encargaría de ser ese alguien, no podía salir huyendo, no de nuevo, me tendría que esforzar cada día, para que ella encontrara en mi a esa persona.

Cuando las horas transcurrieron y el timbre de la casa sonó, corrí a abrir la puerta, me encontraba tan nervioso que mis manos y piernas temblaban, pero cuando choqué con esa mirada infinita y transparente frente a mí, comprendí el por qué necesitaba recuperarla, ella era quien podía apaciguar mis demonios, era la luz que disipaba mis tinieblas.

La necesitaba junto a mí, siempre nos pertenecimos y me encargaría de demostrarle que era así.

Le rogaría si fuese necesario, para que creyera en mí, pero no me daría por vencido tan fácilmente.




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