Créeme

LA BODA

El ambiente cálido y festivo que reinaba en el lugar, no hizo que mi malestar desapareciera.

Daimon no paraba de dirigirme miradas cargadas de amor y deseo, podía sentir como sus ojos devoraban mi cuerpo, me sentía increíblemente incomoda en aquella situación.

Al cabo de una hora Cameron llegó a recogernos, nos fuimos de allí rápidamente, ya que los novios debían de arreglarse, los que le llevaría algo de tiempo.

Recorrimos el trayecto a la casa en completo silencio, Cameron iba sumido en sus pensamientos, Ángel dormía en su sillita en el asiento de atrás, mientras que la culpa se asentaba en mi pecho.

Había engañado a la única persona que había estado apoyándome en mis peores momentos, quién daba todo por verme feliz, esto me convertía en una mala persona, no quería ser una cruel mujer, que jugara con los hombres, no quería sentirme así, pero sabía que merecía aquella culpa que me estaba carcomiendo viva.

Al llegar cargué a Ángel hasta su habitación, Cameron se sentó en el sofá de la sala, con las manos tapando su rostro.

Me acerqué hasta quedar frente a él, pero a una considerable distancia, aunque no ha intentado acercarse a mí, quería evitar cualquier contacto íntimo.

-Cam…yo, necesitamos hablar…

Se paró bruscamente, mientas acortaba la distancia y me envolvía entre sus brazos fuertemente.

-Lo siento cariño, no debí irme así, no debí dejarte sola, perdóname en verdad lo siento.

Traté de separarme de él, mientras seguía balbuceando.

-No Cam, no debes disculparte, aquí la que tiene que pedirte perdón soy yo.

Armándome de coraje comencé nuevamente a hablar.

-Cuando tú te fuiste, yo estuve hablando con Daimon…y bueno …y nosotros.

- !No quiero escuchar lo que sucedió!

Elevó su voz, prácticamente gritando a todo pulmón, algo que me sobresalto, me encontré retrocediendo de él en el acto.

-Noonoo cariño perdón no quise, es que yo, por favor no quiero saberlo.

-Debo de serte honesta, nos besamos Cameron.

-No importa, no es tu culpa, no tenía que haberte dejado a solas con él, sabía que se aprovecharía de ti.

-No Cam, no fue lo que sucedió, ¿Qué es lo que estas diciendo? ¡por dios escúchate!

-Iré a cambiarme no tendremos mucho tiempo si seguimos aquí platicando.

Dijo saliendo de la sala a la habitación de invitados donde había dejado todo su equipaje.

No podía entender que pasaba por su mente, como podía pensar de aquella manera, en verdad no entendía que le sucedía.

Quería poner un punto final a todo esto, no podía seguir engañándome, lastimando a Cameron, hoy más que nunca entendí, que no puedo forzarme a sentir amor por alguien, es un sentimiento que nace sin quererlo, o estar buscándolo.

Cameron merecía una mujer que lo amara tanto como yo he llegado a amar a Daimon, un amor verdadero, yo no puedo ser esa mujer, no con él, mi corazón ya tiene dueño.

Se lo haría saber lo antes posible, encontraría el momento y le diría la verdad.

Me di una larga ducha, luego bañé a Ángel, cuando estuvimos las dos listas, mi estilista personal llegó, comenzó a peinarme y maquillarme.

Me coloqué un vestido gris lleno de pedrería, en la parte de adelante el largo iba sobre mis rodillas, mientras que la falda en la parte de atrás tocaría casi el suelo, si no fuese por los bellos zapatos de tacón alto plateados que me estilizaban y me aumentaban unos 7 u 8 centímetros.

Mi pelo lo llevaba recogido con unas trenzas, armando un peinado increíble y delicado para la ocasión, mis pequeños tatuajes resaltaban en la piel clara de mi cuerpo, pero los llevaba con orgullo sin importarme en lo absoluto la opinión de los demás.

Cameron se unió a nosotras, cuando estaba considerando que no vendría a la boda, a decir verdad, deseaba que se arrepintiera y desidiera no ir, pero al parecer nada salía como lo pensaba últimamente.

La boda se llevaría a cabo en un hermoso jardín, a las afueras de una enorme y bella iglesia,

Encontré a Titi ya ubicada en una de las primeras filas de asientos, reservada para la familia, le dejé a Ángel, Cameron se sentó a su lado mientras le lanzaba miradas de odio a Daimon, quien se encontraba junto al Erick, el novio, se veía elegante pero sumamente nervioso.

Daimon se veía tan apuesto en aquel traje, con esa camisa gris que combinaba a la perfección con el tono de mi vestido, sabía que esto era obra de Sam, combinó nuestros atuendos de manera obvia, pero verlo allí de pie, mientras caminaba para posicionarme frente a él, me generó tantas emociones juntas que creí que mis piernas fallarían y caería antes de llegar a mí lugar.

Me recibió con una gran sonrisa, como si su día tomara color al volver a verme, odiaba ver tantos sentimientos en su mirada, me hacía querer lanzarme a sus brazos.

-Te vez hermosa, por un momento fantaseé que era el novio y tú eras la bella novia.




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