Créeme

SE FELIZ

A la mañana siguiente, me levanté temprano, Cameron seguía dormido y Ángel aún estaba con Titi, la iría a buscar más tarde, así que aprovecharía mi mañana para poder ponerme al día con la empresa.

Comencé a trabajar, ya que tenía muchas cosas atrasadas, después de una larga hora, la puerta de la casa sonó, era algo extraño que a estas horas alguien estuviese visitándome.

Cuando abrí, mi corazón comenzó a latir frenético en mi pecho, la sonrisa con la que Daimon me esperaba, era algo hipnotizante.

-Buenos días Emma.

Se acercó demasiado a mi cuerpo y me estrechó en un fuerte abrazo, mientras escondía su rostro en la curva de mi cuello.

-Que…que estás haciendo Daimon.

-Solo quiero sentirte, saber que anoche fue real, que no fue solo un sueño.

Besó mi cuello, haciendo que el deseo se instalara en la boca de mi estómago, necesitaba más, pero no podíamos seguir con este juego.

-Daimon, te pedí que no hicieras esto, yo aún tengo novio, aunque nuestra relación no este bien, no puedo simplemente comportarme como si no existiera.

-Lo se Emm, solo me cuesta controlarme cuando te veo tan hermosa parada frente a mí, pareces tan irreal, que olvido todo lo demás.

 

Contestó con una sonrisa mientras se apartaba y daba un par de pasos hacia atrás.

Sacó de el bolsillo de su campera, un sobre blanco y lo extendió hacia mí.

Las alarmas se encendieron en aquel momento, comencé a hiperventilar de la ansiedad y los nervios, que aquella escena despertaba en mí.

Daimon pareció notarlo, ya que su semblante se torno serio y se apresuró a hablar.

-No es una carta de despedida Cherry, entiende que he venido para quedarme, me vas a tener que echar, e incluso así voy a poner resistencia para permanecer a tu lado… Sam me ha pedido que te entregue esto, se fueron de luna de miel, pero quería decirte algunas cosas que en la boda no ha podido.

Dijo con una sonrisa, tomé la carta fuertemente, sin apartar los ojos de él.

-Necesitaba una escusa para volver a verte, esto me vino como anillo al dedo.

Me contagió con su sincera risa.

 

-Adiós Daimon, debes irte ya.

Dije casi en un susurro.

-Si…debo.

Se acercó dejando un beso en frente, me regalo una última sonrisa y se marchó, despidiéndose don su mano mientras se alejaba.

Salí al jardín de la casa, con mi café en mano y la carta de Sam. Me senté en una reposera bajo la sombra de un bello y gran árbol, mientras me disponía a leer la carta.

 

“Mi querida Emma, mi amiga incondicional, mi hermana del alma!! No pude despedirme antes de marcharme, necesitaba hablar contigo, pero ninguna forma me parecía la adecuada, para expresarte lo que llevo en el corazón, así que decidí escribirte una carta, espero que puedas leerla y entender mis sentimientos.

 

Necesitaba pedirte perdón, como mi mejor amiga estuviste ahí en todo momento para mí, pero no puedo decir lo mismo de mi parte, se que te fallé, aunque no tengas la maldad para echármelo en cara o siquiera pensarlo, yo lo siento así.

 

El día que acepté casarme con Erick estaba feliz, pero no dejaba de creer que estaba siendo egoísta, me sentía culpable por amar a otra persona después de Bruno, sentía que estaba tratando de remplazarlo en mi vida.

 

Aunque parezca absurdo, esa misma noche soñé con él, venía con un bello ramo de Tulipanes, estábamos los dos en un parque que solíamos frecuentar al comienzo de nuestra relación, yo me encontraba llorando, él se acercó a mi y me hablo dulcemente.

 

-¿Por qué lloras Sam? Tienes que ser feliz, nada ni nadie va a poder remplazar nuestro amor, porque es eterno y único, puedes amarlo a él… aunque nunca nos amaras de la misma forma, somos dos personas diferentes, por lo tanto, amores diferentes, no puedes compararlos, encontraras mil y una diferencia, ya que no son el mismo. Yo formo parte de tu pasado cariño…y aunque siempre estaré contigo, tienes que aprender a vivir sin mí. Tienes que ser feliz pequeña, no me perdonaría si no lo fueras. Ama y vive intensamente, has que tu vida valga las alegrías y no las penas. Sueña a lo grande, pero no te alejes de la realidad, yo siempre te amare, hasta que nos volvamos a encontrar.

 

Cuando quise verlo ya no estaba a mi lado, lloré tanto en aquel sueño, me desperté de la misma forma, un olor tan esquicito a tulipanes inundaba mi cuarto, que sentí que quizás Bruno estuvo allí conmigo, se que puede sonar demasiado tonto, pero eran las palabras justas y precisas que necesitaba para tomar una decisión, por eso sin culpas acepté casarme.

 

Entendí que la vida te da segundas oportunidades, no hay nada que no tenga solución excepto la muerte.

Como amiga quiero darte un consejo, si de verdad amas tan intensamente, no desperdicies las oportunidades que la vida te da, estas viva y él también lo está, no esperes a que pase el tiempo y las cosas ya no tengan alguna solución. Quiero verte feliz, porque sé que lo mereces.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.