Créeme

DECISIONES

Cuando Cameron se despertó, era ya casi medio día, se encontraba verdaderamente mal, se pasó recostado con un gran dolor de cabeza, ¡¡tenía una señora resaca!!

Nunca lo había visto de aquella manera, había bebido como si no hubiese mañana.

Después de ir a recoger a Ángel de la casa de Titi, me fui con una carga menos sobre mis hombros.

Cuando me preguntó como me encontraba, no podía mentirle, al contarle todo lo que sentía con respecto a Daimon y Cameron, me miró y sonriendo habló.

-Oh mi niña, nunca han dejado de amarse, se nota en como se miran, debes de decidir que quieres para tú vida, no dejes que el tiempo siga corriendo.

-Tengo miedo de que vuelva a lastimarme, que vuelva a marcharse cuando las cosas lo superen, a su vez, no quiero lastimar a Cameron, pero se que tome la decisión que tome lo terminaré haciendo.

-Acuérdate que el miedo no es buen consejero a la hora de tomar decisiones Emma, piensa bien si una vida de mentiras los hará felices, no puedes fingir amor, es un sentimiento tan único que es imposible inventarlo…

Me marché de su casa pensando en sus palabras.

Fui con Ángel a la biblioteca, los chicos me recibieron encantados, mi pequeña los adoraba y ellos a ella, aún más.

Tamara la llevó a la sala de lectura de los pequeños, mientras Black me consultaba algunas cosas pendientes.

Eran unos chicos asombrosos, todos aportaban su granito de arena para que el lugar funcionara de las mil maravillas, nunca me hubiese imaginado que las cosas salieran tan bien con nuestro proyecto.

Sin quererlo, me encontré pensando en Daimon, en la primera vez que lo conocí, con ese porte de rebeldía, esa aura de soledad y oscuridad que lo envolvían… mi bello ángel caído.

Como si lo hubiese llamado con el pensamiento, lo vi aparecer en la entrada del lugar, con una muchachita joven, que a mi parecer rondaría en los 15 o 16 años.

Al verme sonrió, sus ojos se iluminaron, sin pensarlo mucho me encontré devolviendo el gesto de forma inconsciente, estoy segura que me veía como una tonta en estos momentos, pero no podía importarme menos.

- Emma, yo… no sabía que estarías aquí.

-No pasa nada Daimon, no es el fin del mundo porque nos encontremos, no me refería a eso cuando te pedí tiempo.

Fruncí el ceño con molestia, las cosas quizás se habían mal entendido, era el padre de mi hija, ¿cómo no íbamos a vernos?

-Oh no yo tampoco me refería a eso, si hubiese sabido que estabas aquí, hubiese venido mucho antes.

Dijo con una sonrisa aún más grande.

Me ruboricé completamente, cuando desvié la mirada hacia atrás de él, me encontré con la chica que venía acompañándolo.

-¿Quién es ella?

Pregunté para desviar la atención de mí.

-Ahh lo siento, ella es Karly, hija de Maicol, no se si recuerdas que te hablé de ella hace algún tiempo.

-Claro que la recuerdo, pero que bella que es, tus palabras no le hacen justicia Daimon.

Dije acercándome a abrazarla mientras me presentaba.

-Soy Emma…

-Te conozco, Di no para de hablar de ti toooodooo el día, es algo intenso, pero entiendo que está muy enamorado.

Sonrió alegremente, Daimon desvió su mirada avergonzado por el comentario de Karly, cuando Black apareció ante nosotros, quedó sin palabras observando a la recién llegada.

-Ehh tierra llamando a Black, tranquiliza tus hormonas, quiero que mantengas tus manos alejadas de Karly.

-Daimon! Deja de avergonzar a los muchachos, vamos a dejar que se conozcan y presenten mientras vamos a buscar a Ángel.

Mire a Black mientras agregaba.

-Enséñale el lugar y tengan cuidado, estaremos en la sala de lectura de los pequeños.

Tomé a Daimon de la mano, mientras lo jalaba lejos de los chicos que reían y se presentaban amenamente, Daimon podía ser algo tonto algunas veces, pero me siguió sin rechistar.

Cuando me giré para observarlo, me percaté que miraba nuestras manos entrelazadas, con nerviosismo intenté separarlas, pero tomó mi mano con fuerza, mientras cerraba los ojos y hablaba en voz baja.

-Por favor Emm, déjame sentir tu piel junto a la mía un poco más, no me prives de esto, prometo no pasarme de la raya, solo déjame tomar tú mano…

La necesidad con la que pidió aquello, hizo flaquear mi cordura, no podía negarle nada cuando me lo pedía de aquella forma, iría al mismísimo infierno por él, de eso no había dudas.

Seguí caminando sin volver a verlo, aunque podía asegurar que en sus labios se había formado una sonrisa, ya que no dejé de sostener su mano.

Al llegar a Ángel, esta comenzó a correr hacia Daimon gritando Papá, era una escena muy hermosa, me quedé observando como éste, la levantaba en los aires y la besaba por todo su rostro mientras le preguntaba.

-¿¡Quienes son los amores de papi!?

Mi corazón se saltó un latido, cuando el mismo se contestaba.




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