Créeme

CADENAS

Las palabras de Daimon resonaban en mi mente, debía de buscar mi felicidad por encima de todo, aún cuando eso significara dañar a mi madre, pensándolo bien, nuestra relación nunca fue buena, ella no es una persona afectuosa o sensible, aunque después de la muerte de papá y de Bruno se volvió más fría y distante.

No había crecido en una familia cariñosa, la relación de mis padres fue impuesta y totalmente arreglada por sus respectivas familias, pese a ésto, pude darme cuenta a lo largo de los años, que mi padre si llegó a amar a Marta, hacía todo por verla feliz, trabajaba muchas horas para darnos todo, era una persona muy ocupada, pero siempre intentaba aparecer por la casa una vez al día, o salir en algún viaje de placer con mi madre de vez en cuando.

Nuestra vida siempre fue esa, no lo veíamos como algo equivocado, quizás algunos piensen que no se puede extrañar ni añorar algo que no se conoce, pero ver a mis compañeros tratar de llamar la atención de sus progenitores desesperadamente, a lo largo de los años, me hizo entender que si se puede sufrir por algo que no se conoce, o que no se tuvo nunca.

Siempre me sentí afortunada por no estar sola, quién siempre estuvo conmigo fue Bruno, el mejor hermano mayor que alguien pudiese tener, siempre protector y amable, desbordaba cariño y simpatía, era una persona única y genuina.

La vida me premió con su presencia,pero me lo arrebató demasiado pronto.

Por momentos me lo imagino jugando o riendo con Ángel, siendo un tío ejemplar para mi niña, porque sé con toda certeza que lo sería, es ahí donde puedo darme cuenta de cuanto duele, imaginar algo que no sucederá, nuestra propia mente puede llegar a ser nuestro mayor verdugo.

Al despertar esta mañana, me sentí con una tranquilidad interior que hace mucho no sentía, me despedí de Daimon y Ángel con un beso, mientras aún seguian durmiendo.

La resolución a la que había llegado, después de darle muchas vueltas a toda la situación, me llenaba de paz, haciéndome sentir segura de que era la decisión correcta.

No titubeé en ningún momento, me mostré ante todos los presentes en la junta, con una fortaleza inquebrantable.

Para mi sorpresa, la votación por mayoría, era que conservara mi puesto como presidenta de las empresas, que compartía con mi madre y otros socios, se mostraban conforme con mi desempeño y trabajo, los resultados hablaban por si solos, había dejado mi vida en cada acción que tomé por cada trabajo realizado, por cada empleado bajo mi mando.

Pero era momento de pensar en mí, me tocaba ser egoísta, sabía que la mujer en la que me estaba convirtiendo, me iba a costar relaciones, personas, espacios y cosas, pero estaba decidida a escogerla, ante todo.

-Venderé las acciones de las empresas que mi hermano me heredó.

Dije, dejando a más de uno con la boca abierta, los ojos de Marta se posaron en mí de forma dura y reprobatoria.

Siempre me había observado de la misma forma, nunca conseguí que me viese de otra manera, por más esfuerzo o dedicación que pusiera en ello, pero la diferencia esta vez, era que ya no veía el mismo reflejo en su mirada, yo ya no era la misma chica en busca de aprobación, me asombre al verme a través de sus ojos, por primera vez me sentí orgullosa de mí misma.

Entendí que no era su aprobación la que estaba necesitando tan desesperadamente, sino que mi opinión sobre mí era lo que más necesitaba mejorar.

Una sonrisa se dibujo en mis labios, me levanté de la silla con elegancia y gracia, le dirigí un saludo a todos antes de retirarme.

-Pueden hablar con mí secretaría sobre lo que necesiten, debo irme, mi familia me espera.

Salí de la sala sin dejar que tuviesen la oportunidad de detenerme, muchos no salían de su asombro, pero sabía que no me libraría de mi madre tan fácilmente.

-Emma Pettierco, detente inmediatamente.

La gente en el pasillo se esfumó como por arte de magia, la voz de Marta tan demandante y despiadada, podía dejar a más de uno con un ataque de nervios, pero en mí, ya no tenía el mismo efecto.

Sin perder la sonrisa me giré sobre mis pies.

-Madre, ¿que necesitas?

-Deja de jugar, sabes perfectamente que te estas comportando como una chiquilla malcriada e inmadura, desde que conociste a ese… chico, lo único que has hecho es desafiarme, ya no eres la misma, ¿no ves que estas arruinando tu vida?

-Tienes razón… solo en una cosa, ya no soy la misma, desde que conocí a Daimon me permití ser yo, buscando mi felicidad y no la de los demás, no entendí nunca, lo vacía que se encontraba mi vida hasta que él apareció.

Solo el pensar en Daimon, trajo una sensación de calidez a mi pecho.

-Pero te equivocas madre, yo no te intento desafiar, solo no pensamos de la misma forma, no puedo ser tú, no puedo ser mi padre, no puedo ser Bruno… sé que quizás mi hermano si cumplía con todas tus expectativas, el era perfecto para ustedes, no hablo desde los celos o el reproche, porque ante mis ojos él siempre será perfecto tambien, lo extraño tanto o más que tú...




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