Créeme

VIAJE

Cuando llegué a casa, me sentía más feliz que nunca.

Ver a mi madre de esa forma no era algo que me agradase, a decir verdad, era la segunda vez que la veía llorar, después de la muerte de Bruno, ser yo la causante de ello me llenaba de culpa, pero pensar en la mirada que me dedicó al marcharme me daba paz y tranquilidad.

Al entrar busqué a Daimon y Ángel, los encontré en la cocina, preparando el almuerzo juntos, al darse cuenta de mi presencia ambos me sonrieron y se dirigieron a mí de inmediato, poder tener estos momentos junto a ellos me llenaba el alma y el corazón, sabía que no necesitaba más.

-Llegó mamii.

Gritó Daimon mientras cargaba a Ángel hasta estar frente a mí.

-Los extrañe.

Dije besándolos a ambos mientras reíamos.

Después de almorzar y de recostar en su habitación a mi pequeña, nos sentamos en la sala.

Le conté a Daimon lo sucedido con Marta, me gané una mirada de orgullo de su parte.

De un momento a otro, su rostro se transformó en seriedad pura.

-Hay algo de lo que debo hablarte cariño.

-Dime Daimon, ¿Qué sucede?

-Yo, es que… debo volver a España.

Sentencio con sus ojos puestos en el suelo.

Mi pulso se disparó, por la sorpresa y el terror, ¿se iría nuevamente?

Antes de que pudiese salir del transe en el que me encontraba, Daimon siguió hablando.

-Como mi familia, espero que puedan acompañarme, será solo una temporada, mientras compito en el mundial, se que es un gran cambio, estarán lejos de su hogar, prometo que me esforzaré porque se sientan cómodas allí, luego podemos volvernos enseguida, pero en verdad deseo que puedan viajar junto a mí… quizás suene egoísta de mi parte, pero…

Mi dedo se posó en sus labios.

-Iremos contigo a donde sea.

No era una decisión que me costara tomar, mi hogar era a su lado, no pasaría nuevamente por estar lejos de él, yo quería acompañarlo y ver como realizaba todos sus sueños.

-Tienes mi apoyo incondicional.

Sellé mis palabras con un beso intenso y pasional.

-Me haces el hombre más feliz del universo bonita.

Dijo entre beso y beso, sus manos acariciaban mi cuerpo mientras nos dejábamos llevar por nuestros impulsos.

Luego de darnos una ducha juntos, decidimos ir a visitar la obra del hogar, ya estaban terminando los últimos retoques para que este quedara al fin listo, me sentía entusiasmada y satisfecha con los resultados, saber que los niños que dormían a la intemperie tendrían un techo sobre sus cabezas y un lugar cálido al que acudir, no tenía comparación.

Pasamos también a ver a Titi, le hablamos sobre los nuevos planes, se sentía feliz por nuestro progreso, pero saber que no vería a Ángel por una temporada la ponía un poco triste.

Tratamos de animarla, ella sería mi mano derecha en el manejo del hogar, le emocionó muchísimo saber que en unos días podíamos abrir las puertas del lugar, pasamos la tarde hablando y arreglando los detalles de nuestro viaje.

Cuando llegó la noche en la calidez de mi hogar, comprendí que nada podía llenarme de la forma en que lo hacía compartí estos pequeños detalles junto a mis dos Ángeles.

Sabía que el camino que debíamos recorrer aún era mucho y que los problemas estarían a la orden del día, pero confiaba en que esta vez, nuestro amor si lograría superarlo todo.  




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