La noche cayó de forma precipitada, nos dimos un relajante baño, antes de que Lucas hiciera acto de presencia en la casa.
Tomó a Ángel en sus brazos mientras le hacía extrañas muecas graciosas.
Nos fuimos junto a él, quién resulto que vivía muy cerca de nuestro hogar, en el mismo vecindario.
Me sentí eufórica por poder conocer a Karen, por los comentarios y la descripción que Daimon me había hecho de ella, sabía que entablaríamos una amistad casi de inmediato.
Nos recibió en el umbral de la puerta, una bella mujer, unos años mayor que yo, de ojos y sonrisa cálida, junto a un niño de unos 9 o 10 años, que nos observaba con algo de desconfianza y cautela.
Se hicieron las respectivas presentaciones, para luego adentrarnos a un bello hogar, la mesa se encontraba ya servida, un esquicito olor impregnaba el ambiente.
Resultaron ser verdaderamente amables, el cariño desbordaba de ellos, nos hicieron sentir a gusto de forma instantanea.
La noche pasó demasiado rápido, Benjamín que así se llamaba el pequeño de la casa, se retiró a descansar mientras que Ángel se dormía en mi regazo.
-Lamento que sea así, es un niño desconfiado y cerrado con las personas que no conoce, es muy tímido y tranquilo, verán que pronto se acostumbrara y se le quitara lo serio.
Dijo Karen en un tono amoroso, refiriéndose a la actitud del niño.
-Por favor, es un chico encantador, es algo serio, pero eso no es un problema, es parte de su personalidad, solo espero que le agrademos y se sienta a gusto, nos veremos seguido por un buen tiempo.
Contesté con una sonrisa para tranquilizarla, hablamos un rato más sobre el lugar, me dio información sobre una buena guardería y del entorno.
Nos despedimos tiempo más tarde, prometiendo volver a repetir la visita.
-¿Qué te han parecido?
Preguntó Daimon con curiosidad, cuando apoyé mi cabeza en su pecho, nos encontrábamos abrazados en la cama, mientras repartíamos suaves caricias en la piel expuesta del otro.
-En verdad me parecen personas increíbles, me llamó la atención Benjamín, parece no haber heredado el carácter de sus padres.
Dije con gracia, recordando lo distante e inseguro que se mostró en la cena.
-Quizás si lo halla heredado, no lo sabemos, ya que no conocemos a sus padres biológicos.
Soltó pensativo, como si nada.
Me levanté de golpe y con brusquedad, tratando de ver su rostro en la obscuridad, mientras preguntaba.
-¿Es adoptado?
-Si, Karen no puede tener hijos, aunque su sueño siempre fue ser madre y tener una gran familia, no pudieron, pero al encontrar a Benjamín su vida cambió, supieron en el instante en que lo vieron, que él era su hijo.
-Oh…
No pude decir comentario alguno, a simple vista no se podía deducir aquello, me tomó completamente desprevenida esa información.
-Fue un niño muy trastornado, lo encontraron en un orfanato a la edad de 4 años, por lo que ellos cuentan, se podía ver en sus ojos que era un niño atormentado, nadie sabía nada de su pasado, solo que lo hallaron en un banco de la plaza, en plena noche de invierno, casi al bode de la hipotermia, pero dicen que aún estando casi inconsciente, se negaba a abandonar el lugar… después de eso fue hospitalizado, cuando recobró la conciencia, no pronunció palabra alguna, se negó a hablar. Cuando Karen lo encontró, poco meses después, lo único que el dijo fue “mami”, desde ese momento lo han amado, lo adoptaron y lo han convertido en su familia... han pasado por mucho para que el pueda hablar nuevamente, es un niño traumatizado, pero nunca sabremos en verdad qué fue lo que sucedió, desde siempre a sido un niño solitario.
Mis ojos estaban bañados en lágrimas, no podía contener la tristeza que me invadió, solo de imaginarme a ese niño pequeño solo en la intemperie, me estrujaba el corazón.
-No puedo creerlo, es tan doloroso… per la vida le ha puesto en su camino a dos seres que lo ayudaran a salir de su tormento, es como si estuvieran destinados a encontrarse, en vez de haberlo tenído en su vientre por nueve meses, ella lo llevó en su corazón, de eso estoy segura.
Dije volviéndome a acostar sobre él, mientras besaba mi cabeza y repartía caricias sobre mi pelo.
-Si de eso estoy seguro también.
Susurró antes que el sueño se adueñara de ambos.