Créeme

QUÉ LE PASARA A TU ESPEJO

Desperté por suaves besos que se esparcían por mi piel, la barba de unos días de Daimon rosaba mi cuerpo, provocando un leve, pero esquicito cosquilleo.

Sus caricias se volvieron más exigentes, río suavemente, cuando me estremecí por su tacto.

-Creo que a alguien le gusta hacerse la dormida.

Mordisqueó juguetonamente mi mandíbula.

-Si tú no me hubieras despertado, no tendría que fingir, pero como amo cada parte de ti, no puedo molestarme.

Contesté sin abrir mis ojos, hundiendo mis manos en el cabello, del hombre que tenía sobre mí.

-Yo también amo cada parte de ti, por eso me gusta demostrártelo.

Dijo aun besando mi cuerpo.

Su teléfono sonó, haciendo que nuestra burbuja se rompiera.

Se apartó de mí, para tomarlo desde la mesa de noche, al ver quien llamaba, me pidió disculpas con la mirada para atender el odioso aparato, que no dejaba de sonar.

Di vueltas en la cama, perezosamente, sin querer levantarme aún, después de un rato lo hice, para ir a revisar a Ángel, la traje junto a mí a nuestra habitación, encontrando a Daimon vistiéndose.

¡¡¡Por todos los dioses!!!

Que pretendía este hombre al vestirse de aquella forma.

Se había colocado un traje de dos piezas de un Gris claro, que se amoldaba a su figura, haciéndolo lucir increíblemente sexy, la camisa negra que no llegaba a abotonarse hasta su cuello, sino que dejaba demasiada piel expuesta en el comienzo de su pecho, le daba un toque tan esquicito y sensual, combinado con aquellos zapatos de vestir también negros, que lo harían lucir como un modelo de revista o pasarela sin esfuerzo alguno.

Al verme allí de pie, observándolo embobada, me regaló una sonrisa de cuento, sus perfectos dientes blancos adornaban su rostro como el mejor de los maquillajes.

-¿Que sucede cielo? ¿tan extraño es verme vistiendo formal?

Dijo apenado mientras desviaba sus ojos con vergüenza, no dejó que contestara su pregunta.

-Se que no soy hombre de traje, pero la ocasión lo amerita, si me dices que no me sienta bien lo cambiare por algo más acorde a mí, algo más ordinario.

Sus palabras hicieron que mis cejas se encontraran, me molestó la forma despectiva con la que hablaba de si mismo, no era capaz de ver en él, toda la belleza que poseía.

-Te vez increíblemente sexy, me fascinas con cualquier ropa… o sin ella…

Dije mientras mis mejillas se sonrojaban, pero logrando que su mirada conectara con la mía.

-“Qué le pasara a tu espejo

Que no ve lo que yo veo…”

Cité, mientras revolvía un pequeño baúl que descansaba a los pies de la cama.

Saqué de ella, unas notas, al hallar la que buscaba, se la di a Ángel para que fuera ella, quién se la entregara a su padre.

Era una de las notas de la canción, que me dedico en pedazos, con aquella frase escrita.

Una bella sonrisa hizo acto de presencia iluminando su rostro.

-¿Aún conservas cada nota?

-Cada una… y también esta.

Dije sacando del baúl, la delia de fantasía, que Daimon me regaló el día en que prometió hacerme feliz eternamente.

La tomó con delicadeza, como si la misma, pudiese romperse si la trataba con brusquedad.

-Prometo hacerte feliz… hasta que la ultima flor de este ramo se marchite y muera…

Repitió las mismas palabras, que utilizo aquel día para pedirme ser su novia.

Una tristeza abrumadora inundó sus ojos.

-No cumplí mi promesa Cherry, no se como pudiste perdonarme después de todo lo que te he hecho sufrir.

-Si cumples tu promesa Daimon, la felicidad se conforma de momentos fugases, ninguna persona es feliz siempre, me diste felicidad incluso no estando conmigo.

Dije abrazando y besando la cabeza de mi niña, que jugaba con un peluche en mis brazos.

-Fui la mujer más feliz del mundo con su llegada, desde el momento en el que supe que se encontraba dentro de mí… me sigues haciendo feliz justo ahora, hace un momento cuando me despertaste entre besos… ayer por la noche cuando me amaste completa y me entregue a ti, a la tarde cuando me enviaste todos esos ramos de flores, cuando me enviaste un mensaje preguntándome como amanecí, o cuando me sonríes…si tuviese una libreta de vida, te garantizó que la mayoría de los momentos felices en ella, llevarían tu nombre.

Una lagrima cayó por su mejilla, mientras acortaba la distancia que nos separaba. Nos envolvió entre sus brazos mientras Ángel se quejaba por quedar apretada entre ambos.

Entre risas nos besamos.

-Debo irme, hoy será el comunicado de prensa, necesito que estés sobre la 1, prométeme que iras…te necesito allí.

Terminó hablando en un ronco susurro, mientras acariciaba mi mejilla.

-Claro que sí, allí estaré.

Caminé, acompañándolo a la salida, para despedirnos de él.

-Te enviaré la ubicación cuando este en el canal, te amo no lo olvides, tú y Ángel son mi felicidad.

Dijo mientras se colocaba el casco.

Se fue haciendo rugir su moto, mientras me quedaba sin aliento por sus profundas y bellas palabras.




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